Son lo más parecido a un ejército, cada una porta hojas sobre su espalda. Marchan en fila, prolijamente, con su carga a cuestas. Las hormigas cortadoras o podadoras, forman una de las sociedades de mayor complejidad entre los animales. Sus nidos subterráneos, de hasta seiscientos metros cuadrados, albergan a ocho millones de miembros. Las reinas inician sus vuelos nupciales para aparearse y poder fundar una colonia. Solo el 2.5% lo logrará.
Para comenzar su propio jardín de hongos, la reina guarda pedazos del talo del hongo (micelio) en su bolsa ubicada en la boca. En una colonia madura, las hormigas se dividen en castas. Las más pequeñas se ocupan del cultivo de los jardines de hongos. Otras, un poco más grandes, custodian el forraje y son la primera línea de defensa. Las medianas son las recolectoras, cortan y llevan los fragmentos de hojas. Las de mayor tamaño sirven como soldados y se ocupan de la limpieza de los caminos y traslado de objetos pesados. Las hormigas cultivan activamente sus hongos, alimentándolos con hojas y flores; los mantienen libres de plagas y mohos. Hay bacterias que crecen sobre las hormigas y segregan productos químicos, antimicrobianos, portátiles. Son sensibles y reconocen reacciones en los hongos a la toxicidad de una determinada planta, definiendo así su continuidad o no en la recolección. Este vínculo basado en la agricultura subterránea genera una interdependencia tanto del hongo como de la hormiga; ambos se necesitan para sobrevivir. Tienen un inteligente manejo de residuos cuando una parte de los hongos se contaminan. Las hormigas más ancianas se ocupan de aislar estas parcelas y trasladarlas fuera del nido.
A nuestros pies, bulle el universo con su complejidad y equilibrio. La perfecta organización de las colonias de hormigas podría aleccionar al hombre sobre la cooperación, el respeto y la sabiduría con las que se gestionan los recursos. El hombre seguirá combatiendo a las hormigas porque podan sus jardines. Lo hace con obstinación y crueldad, quizá porque todavía no ha descifrado los beneficios que obtiene; ellas tienen un propósito y por eso aún resisten.
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