Una jirafa junto a un grupo de cebras en la reserva de Calauit. El dictador Ferdinand Marcos ordenó traer animales exóticos de Kenia hace más de tres décadas para crear en una isla de Filipinas su particular coto de caza y safari, convertido hoy en la única reserva de fauna africana del Sudeste Asiático. Gacelas, cebras, impalas y jirafas, entre otras bestias, se han adaptado sin problemas al clima tropical y conviven en armonía con ejemplares de especies autóctonas en peligro de extinción, sin que se haya roto el equilibrio del ecosistema.