Alto poder. El narcotráfico ha adquirido armas más poderosas para atacar a sus oponentes y a las autoridades. AGENCIA REFORMA
Los narcotraficantes están adquiriendo armas más poderosas con la intención de poder vulnerar los blindajes de los chalecos antibalas y de los vehículos.
Entre ellas, están los fusiles Barret calibre 50, considerados antiaéreos; las pistolas Five Seven, conocidas como "matapolicías"; así como granadas, lanzagranadas y lanzacohetes.
El general en retiro, Luis Garfias Magaña, indicó que este aumento en el calibre y poder explosivo está asociado con el hecho de que los narcotraficantes, sobre todo los que ocupan posiciones relevantes dentro de su organización, se desplazan en vehículos blindados, lo mismo que los funcionarios encargados de la seguridad, como la secretaria de Seguridad Pública de Michoacán, Minerva Bautista, quien sobrevivió a un atentado el 24 de abril.
"De ahí se explica la presencia de lanzagranadas y lanzacohetes, estos últimos son artefactos de penetración. En una guerra se utilizan contra unidades blindadas porque penetra y explota. Las granadas de fragmentación están destinadas al personal porque lastiman a muchos al expulsar las esquirlas", dijo.
Según el informe que el Gabinete de Seguridad entregó al Senado el 12 de abril, una de cada cinco armas aseguradas en la actual Administración tiene características especiales por su potencia, alcance, precisión o letalidad.
Entre el armamento relevante, el documento destaca el aseguramiento de 5 mil 4 granadas, de las cuales 703 son de calibre 40 milímetros, así como 26 aditamentos de lanzagranadas y 9 de lanzacohetes.
"(A los criminales) les da mucha ventaja, sobre todo los calibre 50. El calibre 50 es un calibre bastante peligroso, es un calibre que anteriormente se utilizaba para unidades antiaéreas, hoy se usa para unidades terrestres, o sea, que es un calibre bastante poderoso", indicó Garfias Magaña.
El criminólogo Martín Barrón, quien es investigador en el Instituto Nacional de Ciencias Penales, indicó que la adquisición de este tipo de armas explica en parte el que las autoridades estén encontrando con frecuencia campamentos de entrenamiento de tiro, sobre todo en Tamaulipas.
"Si los van a entrenar, no los van a entrenar con balas de salva. Cualquiera que ha disparado un arma de fuego sabe que disparar una bala de salva a una de verdad es mucho muy distinto. Tienen que habituarse al golpe que produce la retracción de la misma", explicó.
El informe indica que de acuerdo con el rastreo que se ha hecho de las armas aseguradas, el 85 por ciento de ellas tiene como origen Estados Unidos, por lo que no proceden de los cuerpos de seguridad.
Al respecto, Barrón advirtió que si bien la inmensa mayoría de armas es de manufactura estadounidense, el "parque" que utilizan no necesariamente procede de ese país, por lo que también se debe poner atención en la frontera Norte y en los flujos de intercambio comercial que tienen con otras naciones.