El domingo 17 de marzo de 1929, Torreón sufrió un segundo y más devastador bombardeo aéreo a manos de la fuerza aérea del gobierno del presidente Emilio Portes Gil, desconocido por el “Plan de Hermosillo” del general Escobar. El primero lo sufrió un día antes, el sábado 16 de marzo. Un artículo coetáneo del diario “El Siglo de Torreón”, da extensa cuenta de los sucesos de ese domingo:
“De nuevo, hoy por la mañana fue bombardeada esta población por 3 aviones del Gob. Federal. Como ayer, las víctimas fueron los civiles, resultando muerto Alejo Torres, y otras diez personas, entre ellas dos ancianos y tres mujeres. Las bombas incendiarias que arrojaron los aviones, no causaron desperfectos. En cambio, las explosivas cayeron en céntricos lugares, sembrando la muerte y originando destrozos en varios de los edificios”
“A las diez horas de hoy, nuevamente la ciudad fue víctima de la metralla que desde los aires arrojaban los aviones del gobierno; pero ni con mucho cabía imaginarse que el ataque fuera contra la población civil. Sin embargo, por encima de esas conjeturas, Torreón presenció de nuevo un ataque aéreo del que, por desgracia, resultaron víctimas numerosos particulares, anotándose un muerto y cerca de diez heridos, los cuales ya están siendo atendidos en el Hospital Civil y elMilitar de esta ciudad”.
“Como ayer, pocos minutos antes de las diez de la mañana se inició el ataque a la ciudad, lo que dio margen para que los elementos militares revolucionarios, preparados para contestar el fuego del avión, le hicieran algunos disparos sin que resultara lesionado ningún solo rebelde” “Numerosos peatones, que a esa hora transitaban por las calles de la ciudad, al escuchar los disparos hechos por la ametralladora del avión y las detonaciones de las bombas que arrojaban desde considerable altura, buscaron refugio en sus casas, pero sin que esto fuera suficiente para que muchos se libraran de ser heridos”.
“Los estragos de una bomba. En distintas partes de la ciudad, el avión del gobierno dejó caer hasta tres bombas explosivas y dos incendiarias, lesionando las primeras a numerosas personas. En la calle Valdés Carrillo, entre las avenidas Juárez y Morelos, una de esas bombas hizo explosión al chocar contra el pavimento frente al despacho de los señores Ramírez Hermanos. Cuando la explosión, el joven Alejo Torres que se encontraba boleándose en un banco de la Plaza de los Constituyentes, recibió un proyectil en la clavícula, derecha, siguiéndole diagonalmente por la caja del cuerpo y perforándole el corazón. La gravedad de la herida le arrancó la vida instantáneamente”.
“La señora María Concepción Soto, que transitaba por la Avenida Juárez, también frente a la plaza, fue herida en la pierna derecha por un proyectil de la bomba, siendo recogida por algunos particulares, los cuales violentamente la enviaron al Hospital Civil para su curación. El señor Salvador Izarrague, de nacionalidad francesa y empleado de La Laguna Motors, también fue herido cuando pasaba por la Plaza de Armas, marchándose a su domicilio para ser curado por uno de los médicos de la ciudad”.
“Recibió hasta quince heridas. En la Calle Múzquiz, cruz con la Avenida Juárez, junto a ‘La Mexicana’, también explotó otra bomba, causando graves heridas a un pobre hombre que, después de estar encerrado en su domicilio cerca de cinco días por temor a un posible ataque a la ciudad, salía a comprar comestibles para su familia. Gregorio García es el nombre del lesionado de referencia, quien recibió hasta quince lesiones, muchas de gravedad, que tal vez le cuesten la vida. García se encontraba parado en la esquina de la cantina ‘Carta Blanca’. Esa bomba que explotó en Múzquiz y Juárez, también lesionó a la señora María Galván, que trabaja en un estanquillo de refrescos propiedad de un griego. Un proyectil de la bomba fue a herirla en las dos piernas”.
“Serafín Villegas, que se halla hospedado en el cuarto número 25 del Hotel Porvenir, también recibió ligera lesión. Por último, Eduardo Gurrola y Agustín Ramírez también fueron alcanzados por balines de la bomba que nos ocupa. Una ambulancia del Hospital Militar, ubicada cerca del lugar donde explotó la bomba que nos ocupa, presurosa recogió a los heridos de la calle Múzquiz, acatando órdenes del Mayor Mellado, administrador del mismo hospital, prestándoseles inmediatamente la atención debida”.
“Otras bombas que explotan. También nos dimos cuenta de que en la CalleValdés Carrillo, entre las avenidas Hidalgo e Iturbide, muy cerca de la Casa Eléctrica, explotó otra bomba que afortunadamente no causó mayores perjuicios, pues tan solo lesionó a Ascensión Rodríguez, en una pierna, no siendo de gravedad esa lesión.Aespaldas de los patios de la estación de los ferrocarriles, también cayó otra bomba, que no alcanzó a herir a nadie. Las bombas incendiarias que cayeron en la ciudad, no causaron destrozos, pues tenemos informes de que una de ellas, que cayó en la Calle Valdés Carrillo, cruz con Avenida Allende, se enterró en el pavimento sin causar efecto alguno”.
Otro artículo del 17 de marzo, indica que los heridos del día 16 fueron un garrotero que se encontraba en maniobras en el patio de ferrocarriles, el cual perdió dos dedos de la mano izquierda; un americano lesionado en una mano; el señor Manuel Silva, quien transitaba por La Alianza, y quien recibiera heridas en órganos vitales. Esta lista de heridos del 16 se suma a los heridos que mencionamos en artículo anterior, a saber Mateo Ornelas, Antonio Huerta y Dionisio Hernández. Esto nos indica que el día 17 todavía no se conocía bien el número de heridos.