“Héroes” de la animación
Son los años ochenta en la Ciudad de México. Un estudiante de cine piensa en realizar un largometraje, cuyo escenario sería una estación del metro. Pero un mar de personas inunda el acceso al metro haciendo imposible filmar cualquier cosa. Una posibilidad sería usar locaciones que semejaran la estación ¿pero qué otro lugar en el mundo se le parece? Ninguno.
La idea del largometraje pareciera estar frustrada: los protagonistas –un hombre hastiado y una chica depresiva – no encuentran lugar para existir. Pero hay una alternativa: recrear en papel el escenario de esta historia.
El entonces estudiante de cine, Carlos Carrera (quien después fue el director de La Mujer de Benjamín y el Crimen del Padre Amaro), utiliza su habilidad plástica para realizar los más de 2 mil 800 dibujos de un cortometraje animado, en colaboración con otros dibujantes.
Es el año de 1994 y el cortometraje “El Héroe”, al fin concluido, se presenta en el Festival de Cannes. En el México de los noventa, la animación no era parte de los festivales de cine. Sin embargo, este corto de 5 minutos trajo a México mucho más que la Palma de Oro, el Ariel y otros premios, trajo la iniciativa para realizar otro tipo de cine: el animado.
La animación nacional aún no tiene el boom que los críticos esperaban y algunos estudios produjeron recientemente películas infantiles que no satisfacen a la crítica. Pero hay que tomar en cuenta que detrás de cada minuto de película animada se realiza un complejo proceso y grandes retos para que ésta llegue al cine; y por supuesto, muchos realizadores que buscan la oportunidad de un gran éxito.
Una historia muy animada
La animación en México tiene una historia casi centenaria, y héroes propios que nos han traído producciones pese a las adversidades.
El primer corto animado mexicano se produjo alrededor de 1916, a encargo del General Salvador Alvarado en donde plasmaba sus sueños por un Yucatán, bello, culto y en vías de desarrollo.
Dos décadas después, AVA, el primer estudio de animación comenzó a producir cortometrajes. Curiosamente su director Alfonso Vergara no era cineasta sino médico otorrinolaringólogo, y el estudio se localizó en su consultorio, en donde realizó su primer cortometraje: Paco Perico en Premiere. Después vendrían El tesoro de Moctezuma, Los cinco cabritos y el lobo, El Jaripeo, La cucaracha, Una noche de Posadas y La vida de las abejas.
Desafortunadamente el estudio cerró algunos años después. El motivo: los problemas financieros, mismas dificultades que afectan las producciones actuales.
Años más tarde en 1944 se formó el estudio Caricolor, quien trajo a México a maestros animadores norteamericanos para capacitar a los realizadores mexicanos.
Después de Caricolor, en 1952 se inauguró DASA (Dibujos Animados S. A.). Ésta era una empresa estadounidense que maquilaría animaciones para publicidad comercial, aunque en realidad produjo doce cortometrajes anticomunistas que se transmitieron en Estados Unidos, entre algunas producciones comerciales menores.
DASA demostró que la animación puede ser buen negocio, y bajo esta premisa iniciaron otros estudios que animaron proyectos comerciales. Un ejemplo estudio Val-Mar (después conocido como Gamma), cuna de exitosas series como “Los Supersabios”, “La ardilla voladora” o “Supercán”. Pero también hubo quien enfrentó el reto de manera independiente, como Fernando Ruiz, quien tiene el mérito de realizar en 1974 el primer largometraje animado: Los Tres Reyes Magos.
En los 80 la animación en México tuvo un auge, con trabajos de Carlos Carrera y Fernando Ruiz, entre otros. Sin embargo, uno de los hechos que más atrajo los reflectores hacia la animación mexicana fue el galardón que recibió “El Héroe” al ganar la Palma de Oro.
Esto entusiasmó a muchos para desempeñarse en la animación. Como resultado, en la última década se realizaron más largometrajes que toda la historia de la animación. Un ejemplo destacable es “Hasta los huesos” de René Castillo, en el que participaron Café Tacuba y Eugenia León en la música, y Bruno Bichir en la voz del protagonista
La nueva animación
En la última década fueron varios estudios los que animaron variedad de películas y series. Son notables las producciones de dos principales, los cuales han tenido logros y fracasos en su corta historia.
Anima Estudios llevó a los cines, después de 30 años sin que se realizara una producción animada en México, “Magos y Gigantes”. Además prepara el estreno de “Don Gato y su Pandilla” para este mes y la película de Phineas y Pherb, coproducida con Disney, para 2012. A la pantalla chica llevaron una versión animada del famoso personaje de Chespirito, “El Chavo del Ocho”, con el cual las nuevas generaciones disfrutan de las peripecias de este “chavito” y sus vecinos. En total, han producido, en colaboración con otros estudios, siete largometrajes.
Por su lado, Estudios Animex tuvo que superar un fracaso con su primera producción titulada “Maya”, proyecto cuyo guión no llegó a tener la solidez necesaria y que por ese motivo fue cancelado. El mismo aspecto narrativo llevaría a más películas de otros estudios a no reunir suficiente audiencia, y en consecuencia no recuperar su inversión. Afortunadamente, compensaron esta falla con el mediano éxito comercial de “La Leyenda de la Nahuala” en 2007, que mereció el premio Ariel a la mejor película animada.
La animación mexicana que quizá más lectores recuerden, es “Una película de huevos” que logró un gran éxito comercial obteniendo 142 millones de pesos, aunque recibió críticas por su humor alburero, uso de estereotipos y carencia de contenido cultural. Aun así, tiene el mérito de ser la más productiva de las películas animadas mexicanas, resultado del trabajo mercadotécnico de sus realizadores. Recordemos que los “de huevos” ya tenían su sitio de Internet donde sus seguidores disfrutaban en cortos animados, juegos y tarjetas de la picardía de estos personajes.
Antes de llegar a la pantalla
La animación para cine es costosa y tardada, aún así, es la técnica a la que han dedicado su trabajo realizadores y estudios.
Un largometraje animado en 2D necesita alrededor de treinta millones de pesos, y requiere un año y medio de trabajo en estudio; en cambio una película de acción viva en México se puede filmar en tres o cuatro meses. Entonces ¿Cuál es la ventaja del cine animado?
Como el director Fernando Ruiz lo explica para el blog Animación Mexicana, la animación tiene la ventaja de ser atemporal y universal; las nuevas generaciones disfrutan de los clásicos animados sin que parezcan “anticuados” o gente alrededor del mundo mira sin prejuicios a los personajes dibujados o moldeados. Además hay otras ventajas, como la libertad de diseñar personajes fantásticos o de disponer, como en el caso de Carrera, de locaciones imposibles. Aunque es difícil financiar estas películas, hay quien no quita el dedo del renglón para lograr que su historia llegue a los cines.
La preproducción resulta en un proyecto o guión, y con estos documentos en mano es tiempo de tocar puertas. Los proyectos concursan por el apoyo de Fidecine, el fideicomiso de estímulos al cine; o bien venden publicidad. Pero no muchos confían en lo redituable de la animación, y conseguir dinero se vuelve un reto enorme.
El mismo Fernando Ruiz narra cómo su nuevo proyecto fue rechazado por el fideicomiso por tercera vez. Algunas críticas que recibió se dirigen a su modo tradicional de animar, empleando en lo mínimo la computadora; otros opinaron que la historia, protagonizada por el niño maya “Balam”, no interesaría en su contexto antiguo. En cambio “Nikté”, que trata de una princesa olmeca sí recibió el mencionado apoyo, que consiste en alrededor de 10 millones de pesos, un tercio de su presupuesto.
Cuando el proyecto llega a Fidecine, un jurado decidirá a quién y qué cantidad se otorga. Así fue como “Noticia de un secuestro”, filmada en acción viva por Carrera, obtuvo casi 20 millones de pesos y “Guacamayo bajo cero” de Anima Estudios consiguió un millón y medio. La manera en que son juzgados los proyectos sigue sin ser clara para realizadores como Ruiz, quien critica duramente el proceso de selección.
Las preocupaciones económicas no acaban cuando se lograr reunir el presupuesto. La mayoría de las películas animadas en México no son tan taquilleras como su inversión lo requiere. A excepción de las “Películas de Huevos” y “La Nahuala”, otras animaciones no recuperaron su inversión. Lamentablemente un fracaso taquillero “contagia” a los siguientes, pues provocan desinterés en quienes, aburridos con la película pasada, no asistirán a ver las próximas.
Algunas películas logran reunir el presupuesto, incluso extender su publicidad a medios masivos como la televisión. Atraen a la gente a su propuesta con un excelente tráiler y aún así no logran el éxito. Esto le sucedió a “Héroes Verdaderos”, que tenía un presupuesto de 35 millones de pesos. Lo que falló, opina la crítica, fue el guión.
En el guión inicia todo proyecto, y de éste depende la calidad de la película. Animex ya experimentó en 2005 lo amargo de uno mal hecho al cancelar “Maya”. Por su parte, “Héroes Verdaderos” decepcionó a quienes querían ver a los “Superhéroes” históricos mexicanos. En opinión del cinecrítico Héctor Becerra, la calidad de la historia plasmada es lo importante, la técnica de acción viva o animación es secundaria. Pixar demuestra que su alto estándar de calidad en guiones se traduce en películas muy populares.
Un mayor presupuesto mejoraría la calidad de las animaciones mexicanas, sin embargo, hay aspectos no económicos que también reclaman atención. Un proceso minucioso de animación, como refiere Ruiz, el trabajo en equipo o capacitación de guionistas profesionales son áreas de oportunidad.
A diferencia de los cortos, los largometrajes tienen como público meta exclusivamente al infantil, lo cual es limitante pues la animación no necesariamente son “caricaturas” para niños. Basta con pensar en series televisivas como “South Park” o “Los Simpson” que producen largometrajes clase B. Parte del éxito de las “Películas de Huevos” se debe a que en su origen se dirigían precisamente hacia un público adolescente. La elección de hacer cine para el público infantil posiblemente se base en la errónea idea de que es más sencillo divertir a los menores, cuando en verdad son la crítica más difícil de complacer, comentan en entrevista Celeste Vargas y Daniel Lara, escritores del blog Animación Mexicana.
Al respecto Héctor Becerra señala que el público busca en el cine historias entretenidas con la cuales divertirse, además de personajes bien construidos a quienes recordar. Las animaciones no han proporcionado estos, por lo tanto la cartelera estadounidense sigue derrotando a la mexicana. Pero además de los fracasos en taquilla pasados, hay propuestas que siguen sin ver la luz, como “Nezahualcóyotl, la gran historia” que fue apoyada por Fidecine para su producción, sin embargo no encuentra distribuidor. Es probable que entre los quince o más largometrajes que siguen “enlatados” esté el siguiente éxito que el cine animado necesita.
La animación en México es una industria que todavía no alcanza solidez, pero hay elementos para pensar que las deficiencias que presenta serán corregidas por los nuevos entusiastas de la animación y, por supuesto, impulsadas por directores reconocidos.
Nuevos ánimos
Pese a las dificultades, el entusiasmo por animar no ha menguado; por el contrario se abrieron paso nuevos talentos al tiempo que experimentados directores revelan proyectos.
Un par de hermanos, Raúl y Rafael Cárdenas, realizan interesantes cortometrajes desde el 2003. El primero de ellos participó con René Castillo en “Hasta los huesos” modelando figuras para el stop-motion. Con lo aprendido, animó “Rojo” en un mes, obra que llamó la atención de los redactores del blog Animación Mexicana, quienes descubrieron a estos jóvenes talentos.
En conjunto, los Cárdenas hicieron más cortometrajes, destacándose “Calaverita”, que fue nominado al premio Ariel. Su constante trabajo les hizo ganadores de la beca del Instituto Mexicano del Cine para filmar un cortometraje en 35mm, el formato más usado en la industria internacional de cine. Así lograron concluir en 2010 “Luna”, la historia post- apocalíptica de una niña que recién descubre este astro.
Otro proyecto, más ambicioso y esperado, implica el regreso de Carlos Carrera a la animación. “Ana” es una niña que debe rescatar a su madre de un hospital psiquiátrico poco común, donde encontrará criaturas extrañas que rondan la clínica. Historia y guión son de la autoría del cuentista Daniel Emil.
De las propuestas animadas, la dirigida por Carrera es la más prometedora, pues el director ya demostró su talento con “El Héroe” y otras cintas de acción viva, como “El crimen del Padre Amaro”; además el equipo de producción reúne talentos internacionales.
Esta película será modelada en 3D por computadora, y su costo será de 130 millones de pesos. El diseño de personajes mantiene el estilo del galardonado cineasta, recordándonos a aquellos del cortometraje, sin ser iguales. Aunque en su realización participan profesionales experimentados, también se trabaja con animadores novatos que aprenderán mientras trabajan.
“Ana” todavía se enfrenta al reto de reunir el presupuesto, pero la crítica no puede esperar menos de Carrera que otro gran éxito. Tal vez este logro podría llevar a la animación mexicana a un verdadero despegue y al descubrimiento de talentosos realizadores, los nuevos héroes de la animación mexicana.
Fuentes: www.cineanimado, www.cinelatinoamericano.org, gonanimation.wordpress.com, es.wikipedia.org, animacionenmexico.blogspot.com