02 de enero de 2004.
México, (EFE).- El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) conmemoró el décimo aniversario de su levantamiento armado con actividades en el estado mexicano de Chiapas en los que se notó la ausencia del "subcomandante Marcos".
Actos en distintas comunidades identificadas con el EZLN marcaron la celebración con bailes, canciones y actuaciones teatrales en las que se ensalzó el zapatismo y se presentaron algunos de los problemas que sufren los indígenas del estado sureño, uno de los más pobres de México.
En el inicio de la segunda década pública del EZLN, la reorganización política del movimiento plantea a las comunidades que lo forman el reto de dejar de apoyarse en la figura del "subcomandante Marcos" y buscar con sus propias acciones la legitimidad del mismo, señalaron algunos de sus simpatizantes.
Durante los actos conmemorativos del X Aniversario del levantamiento del EZLN "Marcos" tampoco apareció, tal como ocurrió en agosto, cuando se estrenaron los nuevos órganos de autogobierno: las Juntas de Buen Gobierno y los "Caracoles".
Para la actriz mexicana Ofelia Medina, firme defensora de la causa zapatista y presente este año en las celebraciones del municipio autónomo de Oventic, la verdadera batalla del zapatismo está en atender de una vez las necesidades de las comunidades.
Medina señaló a EFE que entre las necesidades más urgentes están las de mejorar la nutrición de los menores de edad y hacer a las mujeres protagonistas de su propio desarrollo, un plan a largo plazo en el que se han dado ya los primeros pasos.
Para la actriz, la figura del subcomandante encapuchado atrae la atención de los medios, tiene capacidad de convocatoria, pero su discurso no es necesariamente accesible para la mayoría de los indígenas chiapanecos, quienes ante todo deben cubrir sus necesidades básicas.
Medina cree que con un peso promedio de 1,6 kilos por recién nacido, la malnutrición debería ser una prioridad para las organizaciones de cooperación y ayuda humanitaria nacional e internacional que trabajan en Chiapas, algo que hasta la fecha no ha ocurrido.
En Chiapas, uno de los estados que concentra mayor porcentaje de población indígena, los grupos más vulnerables son los niños y las mujeres, pero sobre todo los desplazados tras el alzamiento, aseguró Medina.
Organizaciones de derechos humanos, como el Centro Fray Bartolomé de las Casas, sitúan la cifra de desplazados en unas 12.000 personas.
El abogado y periodista Amado Avendaño, amigo de varios comandantes y conocedor del movimiento, consideró que en los últimos diez años el zapatismo se afianzó como movimiento político y desde entonces ha logrado avances con lentitud.
Agregó que la conformación de los nuevos organismos de autogobierno fue un cambio radical con el que culminaron discusiones dilatadas sobre cómo mejorar las condiciones de vida de las comunidades.
Avendaño elogió de "Marcos" el que sea un gran estratega, con capacidad para mantener viva una guerra sin utilizar las armas, y que haya asumido plenamente la filosofía zapatista, que consiste en "mandar obedeciendo".
Para el obispo emérito de la ciudad chiapaneca de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz, "el silencio de 'Marcos' no significa silencio indígena", porque el zapatismo ha ido evolucionando y ahora está volcado en potenciar su autonomía.
"'Marcos' no representa al movimiento, el zapatismo no ha estado callado", recalcó Ruiz en una entrevista telefónica con EFE.
En un reciente artículo, el escritor mexicano Jorge Volpi dijo que el "subcomandante" es ante todo un hombre dotado de una gran imaginación, que ha sabido transformar la realidad a través de las palabras y que basa en gran medida su liderazgo en sus habilidades retóricas.
Añadió que cree que en la revuelta de 1994, el líder insurgente apostó por las armas no como medio de ganar la guerra, sino de llamar lo suficiente la atención del resto del mundo como para poner los problemas de desigualdad y discriminación en lo más alto de la agenda política del país.