Arnulfo Castorena logró ayer su segunda presea de oro de los Juegos Parapanamericanos. Castorena aprendió a ser un triunfador
La historia de Arnulfo Castorena ha sido una constante carrera de obstáculos. Desde que nació, el tapatío tuvo que remar contracorriente para convertirse en lo que es hoy, un multimedallista paralímpico y un ejemplo a seguir para sus seis hijos.
Ayer sábado, el mexicano obtuvo su segunda medalla de oro en los Juegos Parapanamericanos. Un logro producto de la tenacidad que lo caracteriza desde que nació, cuando perdió a su madre y no supo más de su padre.
"Fue duro. A partir de entonces sólo conté con el apoyo de mi abuela y de las religiosas del colegio donde me formé. Mi vida ha sido complicada desde el primer minuto", relata el mexicano, quien dominó de punta a punta la prueba de 150 metros combinados categoría SM3 y logró su pase a los Juegos Paralímpicos de Londres 2012.
Aprendió a leer con dificultad y tuvo que lidiar con los vicios de la mayoría de sus hermanos. Sin embargo, Arnulfo nunca perdió de vista sus objetivos.
"El ambiente en el que crecí no fue el más adecuado pero eso me hizo ser más fuerte".
Castorena ha aprendido a ser un ganador. Terminó la prueba con tiempo de 3:23.56 minutos y dejó la plata a su compatriota Cristopher Tronco. A partir de este sábado, una medalla más aparece en su vitrina donde ya presume la de oro en los Juegos Paralímpicos de Beijing 2008.
"El deporte llenó mi vida y me dio muchas satisfacciones como conocer a mi esposa María. Hoy, sólo miro el pasado como un recuerdo y me enorgullezco al darme cuenta en el hombre en el que me he convertido".