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Tántalo

GILBERTO SERNA

Resulta pertinente que viajemos en los lomos del tiempo hacia el pasado. Es 1940, se desata la carrera sucesoria. Los grupos internos del Partido Nacional Revolucionario orientaron por los generales Manuel Ávila Camacho y Francisco J. Múgica. Las fuerzas ciudadanas en este país resolvieron que fuera ungido Manuel Ávila Camacho como candidato presidencial. "Los ciudadanos", que en realidad se trataba del presidente Lázaro Cárdenas, se inclinaron por un militar moderado, explicando así su decisión: "El señor general Múgica, mi muy querido amigo, era un radical ampliamente conocido. Habíamos sorteado una guerra civil y soportábamos a consecuencia de la expropiación petrolera, una presión internacional terrible. ¿Para qué un radical?". El presidente hizo a un lado a dicho hombre y se decide por un militar moderado, su antiguo y fiel lugarteniente, Ávila Camacho. Entonces no se andaban con tapujos. ¿Pero, qué diantres es un radical? No sé, pero si sé que Jesús de Nazaret fue considerado, en su tiempo, un radical.

La elección era clara, más clara que el agua, dando lugar a que Múgica renunciara a su precandidatura. Su contrincante Juan Andrew Almazán lideró la oposición. En medio de las movilizaciones, choques, violencia y balazos, con serías sospechas de fraude electoral generalizado Ávila Camacho se levantó con el triunfo. Una primera medida del entonces nuevo Presidente fue llamar a una asamblea a la que fueron convocados los hasta ese momento ex presidentes, para evidenciar la Unidad Nacional y sirviera de ejemplo para quienes aún persistían en la discordia. Lo que era preocupante. Asistieron Adolfo de la Huerta, Plutarco Elías Calles, Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio, Abelardo L. Rodríguez y Lázaro Cárdenas. En efecto se pretendía erradicar los divisionismos políticos. Luego se dio un hecho lamentable, era el 10 de abril de 1944 cuando al salir, Ávila Camacho con su investidura de presidente, del elevador en Palacio Nacional fue interceptado por un teniente de artillería que le disparó a quemarropa, con la circunstancia de que al traer chaleco de seguridad, debajo del saco, resultó ileso, deteniendo enseguida a su agresor.

La expresión: "jamás rompas todo aquello que puedas desatar" es aplicable porque este asunto de la sucesión presidencial que estamos viviendo en estos días amenazando con volverse un enredo, pero no cualquier embrollo sino un nudo gordiano. Veamos pues que debemos entender por "nudo gordiano" que en español se suele utilizar para referirse a una situación o un hecho de difícil solución o desenlace, Hemos de citar que detrás de todo esto hay una leyenda que se remonta a tiempos remotos. En efecto, érase que se era un campesino de Gordión que llevaba sus bueyes atados al yugo con unas cuerdas anudadas de modo tan complicado que era imposible desatarlas. Había un augurio que promulgaba el hecho de que el futuro rey de Frigia vendría por la puerta del Este acompañado de un cuervo que se posaría en su carro. El vaticinio se cumplió cuando Alejandro Magno tras cruzar el Helesponto, conquistó Frigia donde se enfrentó al problema de deshacer el nudo pues sabía que quien consiguiera hacerlo podría conquistar el Imperio de Asia. Acompañado de su séquito se presentó en el lugar en que se encontraba el campesino con su carro y echando una mirada de soslayo al ya famoso nudo empuñó su espada y de un golpe seco lo cortó, diciéndose que era lo mismo cortar que desatar.

Bien que bien que los que han quedado tirados boca arriba se digan que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, conocido como Trife, invalidará la elección presidencial y obligará a las autoridades electorales a llamar a nuevos comicios. Si no lo dicen ellos ¿entonces quién? Dicen tener suficientes pruebas para demostrar que los comicios no fueron libres ni auténticos, tal como lo dispone el artículo 41 constitucional. Bueno no se le ve mucho éxito al asunto tal como se está reclamando. Dicen que palo dado ni el mismísimo creador lo quita, La demanda se apoya en que la elección fue inequitativa y atípica. Convencer a los magistrados del Trife de que hay elementos para invalidar los comicios es la labor de Tántalo, quien según la mitología griega fue condenado a estar en un lago, hundido hasta la altura de la barbilla, sin poder tomar el agua que le rodea, por solo haber pensado que podía tomar el néctar y la ambrosía de los dioses sin castigo alguno.

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