Personaje. Juan Manuel Bernal aceptó el papel de religioso pederasta en la cinta Obediencia perfecta.
Juan Manuel Bernal aceptó el papel de religioso pederasta en la cinta Obediencia perfecta, el día que se levantó y la primera noticia que leyó fue la de unos niños indígenas abusados por un cura. “No estoy atacando nada, yo soy católico, quiero hablar de eso para que no se hagan pendejos”, dice el histrión, a pregunta expresa.
En Obediencia perfecta, en las primeras imágenes se ven entre otras cosas al personaje de Bernal bromeando con un niño, en el interior de una habitación.
Con el pretexto de darle un paquete, bailotea y comienza a tocarlo con los dedos; el niño comienza a quitarse la chamarra y entonces, el padre se acerca a la puerta y la cierra, tras lo cual la imagen se va a negros.
En voz en off se escucha cómoles dice a otros niños que lo que pasa en el seminario son cosas normales, incluso virtuosas, afuera son una locura a la que no deben hacer caso.
“Es un personaje que me mandó a la lona, es el primero que como en la lucha libre, me sacó del ring”, subraya Bernal. “Todavía no sé si pueda hablar mucho de él, estoy en un proceso de depuración; hay personajes que cuestan mucho trabajo y evidentemente éste costó mucho por el tema que toca, a pesar de haberlo hecho con sumo cuidado; teníamos psicólogos, abogados, los padres de los niños todo el tiempo”, añade.
El entrevistado se encuentra en Morelia donde esta semana se proyectará, en el marco del festival de cine que se realiza, la premier del filme Tlatelolco, en la que interpreta a un funcionario involucrado en la matanza estudiantil de 1968. Acaba de regresar de Sudamérica, donde promocionó la serie televisiva Capadocia y aunque con reservas, decide hablar de Obediencia perfecta.
Dicho proyecto, dirigido por Luis Urquiza, productor de Hidalgo, la historia jamás contada, aborda la vida del padre Ángel de la Cruz, ejemplo de la pederastia en la Iglesia católica.
