Los narcos colombianos están perdiendo terreno en Europa a costa de los cárteles mexicanos, lo que desestabilizará el mercado de la cocaína en ese continente, alertó la Policía Europea (Europol).
"Los grupos colombianos no tienen más el monopolio del tráfico de cocaína, los cárteles mexicanos están emergiendo como traficantes hacia el mercado europeo", sostiene Europol en un estudio.
"El surgimiento de grupos originarios de México y Nigeria puede dar lugar a cierta volatilidad en el mercado de las drogas ante la competencia entre los grupos por dominarlo", advierte.
De acuerdo con la organización policiaca con sede en La Haya, la fractura del monopolio colombiano ofrecerá a los cárteles mexicanos la oportunidad de abastecer directamente el mercado de la Unión Europea (UE).
Igualmente les permitirá tener contacto con las bandas delictivas europeas, que a su vez podrán diversificar sus fuentes de suministro y formar alianzas trasnacionales. Europol estima que en territorio comunitario estarían activos 3 mil 600 grupos criminales.
"El que los grupos colombianos no tengan más el monopolio de la cocaína, ofrece a organizaciones criminales de otros países la oportunidad de dirigirse al mercado de la UE, y a los grupos de la UE ir más lejos de lo que previamente habían sido capaces", explica el reporte.
"Hay una tendencia creciente a que los grupos cooperen o incorporen miembros de una mayor variedad de nacionalidades. Esta ha dado lugar a un aumento en el número de grupos heterogéneos que no se definen por nacionalidad u origen étnico", añade.
Con 4 millones de personas que consumen en total 124 toneladas anualmente, la cocaína es después del cannabis la droga preferida entre los europeos, sostiene el documento de Europol en el que evalúa las amenazas de la delincuencia organizada en la UE.
España, Italia y el Norte de Europa (Holanda, Bélgica y Reino Unido), continúan siendo los principales puntos de entrada, aunque toma cada vez mayor importancia la ruta del Mar Negro.
El uso de cocaína líquida y la mezcla de la droga con otros materiales y productos como plásticos, fertilizantes y miel de abeja, están dificultando su detección en las aduanas, así como generando la proliferación de laboratorios clandestinos de sustracción secundaria, principalmente en España, Holanda, Polonia, Grecia y Moldavia.