Considerado un liberal puro, que pugnaba por eliminar todo rastro del México Colonial y porque los indígenas exigieran el respeto de sus garantías, el literato manifestó a temprana edad sus ideas revolucionarias, destacando por sus discursos como uno de los mejores oradores de su generación. ESPECIAL
El escritor, poeta, periodista de combate, abogado y político Ignacio Ramírez, mejor conocido como “El Nigromante”, quien fue uno de los más brillantes pensadores del liberalismo mexicano del siglo XIX, es el personaje de la semana de quien compartimos algunos datos biográficos.
De ascendencia indígena, Ramírez, quien nació el 23 de junio de 1818 en San Miguel El Grande, hoy San Miguel de Allende, comenzó su formación artística en Querétaro. Posteriormente, estudió Jurisprudencia en la Universidad Pontificia Nacional y, a los 19 años, se matriculó en la Academia Literaria de San Juan de Letrán, cuna de los hombres más ilustres de la época.
Considerado un liberal puro, que pugnaba por eliminar todo rastro del México Colonial y porque los indígenas exigieran el respeto de sus garantías, el literato manifestó a temprana edad sus ideas revolucionarias, destacando por sus discursos como uno de los mejores oradores de su generación.
En 1845 se inició en el periodismo con la publicación de “Don Simplicio”, donde firmó sus textos con el seudónimo de “El Nigromante”.
Sus escritos se caracterizaron por tener gran carga satírica, por lo que fue censurado y encarcelado. Los principales pensamientos que divulgó fueron en torno a la reforma política, económica y religiosa, reseñan sus biógrafos en el portal de Internet “congresosinaloa.gob.mx”.
Además de la literatura y el periodismo, asumió cargos políticos en los estados de México, Tlaxcala y Sinaloa. En 1853 llegó a la ciudad de México, pronunciándose contra Antonio López de Santa Anna (1794-1876) y a favor de Benito Juárez (1806-1872), Melchor Ocampo (1814-1861) y Guillermo Prieto (1818-1897).
Cuando fueron derrotados los Conservadores, fue nombrado por Benito Juárez como Secretario de Justicia e Instrucción Público, cargo bajo el cual creó la Biblioteca Nacional y unificó la educación primaria en el Distrito Federal y territorios federales. Además, participó en la elaboración de las Leyes de Reforma.
Como secretario de Fomento reformó la ley de hipotecas e hizo efectiva la independencia entre el Estado y la Iglesia, además desamortizó los bienes del clero.
En la administración de Porfirio Díaz (1830-1915) colaboró como Ministro de Justicia e Instrucción Pública, aunque regresó a ser Magistrado de la Suprema Corte de Justicia, puesto que ocupó hasta su muerte, el 15 de junio de 1879.
Entre sus obras más destacadas figuran: “La lluvia de azogue”, “Observaciones de meteorología marina”, “Lecciones de literatura”, "El federalista", "El monitor republicano" y "El siglo XIX", donde, además de tomar postura ante los conflictos militares y políticos más importantes de su tiempo, se ocupó de temas costumbristas y de la vida cotidiana.