El extinto obispo mexicano de Saltillo, Jesús María Echavarría y Aguirre, avanzó hoy hacia la santidad luego que el Papa Francisco aprobó el decreto que reconoce sus “virtudes heroicas” y le otorgó el grado de “venerable”.
El Vaticano informó que el pontífice analizó el caso la tarde del viernes durante una audiencia con el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.
El decreto firmado por el Papa Jorge Mario Bergoglio le permitió automáticamente al, hasta ahora, “siervo de Dios” convertirse en “venerable”, el segundo de los cuatro escalones camino a la santidad.
La normativa de la Iglesia católica exige ahora el reconocimiento de un “milagro”, una curación inexplicable de alguna persona que haya rezado a Echavarría, para que pueda ser declarado como “beato” y uno más para llegar a ser “santo”.
Jesús María Echavarría y Aguirre nació en Bacubirito, Sinaloa, el 6 de julio de 1858, fue ordenado sacerdote en 1886. El 9 de diciembre de 1904 fue ordenado como el tercer obispo de Saltillo, Coahuila.
En esa ciudad, en el norte de México, fundó el primer seminario y luego se exilió en Estados Unidos durante la persecución religiosa.
En julio de 1921 fundó la congregación de las Hermanas Catequistas Guadalupanas. Murió en Saltillo el 5 de abril de 1954 y sus restos se encuentran en la catedral de Santiago.