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Sin miedo a la alberca

La matronatación brinda muchos beneficios a los bebés

Sin miedo a la alberca

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Ximena Martínez González

Son múltiples los beneficios que la natación brinda al ser humano en todas sus etapas, desde el nacimiento hasta la tercera edad, siendo una de las actividades deportivas más completas. En los bebés, la "natación" poco tiene que ver con la acción del cuerpo de realmente nadar, puesto que para ellos es imposible hacerlo todavía, se conoce como matronatación. Sin embargo, el contacto de los pequeños con el agua es una gran estimulación temprana que, además de divertirlos comprende múltiples beneficios ¡conócelos!

Desarrollo psicomotor

La coordinadora de terapias del CRIT Durango, Dulce María Alvarado Rosales, recomienda que se inicie la práctica de la incorporación del bebé en la alberca a los 6 meses de edad, cuando su sistema inmunológico ya esté maduro para así evitar resfriados e infecciones. Como el bebé aún no camina, en algunos casos incluso no gatea, encuentra en el agua la posibilidad de moverse tridimensionalmente, adquiriendo una mayor libertad y continuidad de movimientos. Comienzan a tener nociones de desplazamiento y distancia, que los llevará a una mayor coordinación motriz.

Gracias a la gravedad del agua, ayuda al bebé a mejorar la coordinación y el balance, forzándolo a dominar ciertos movimientos dentro de la alberca para mantener el equilibrio. Dulce María Alvarado comenta que mediante ejercicios de estiramiento, se van moldeando las curvaturas utilizando toda la fuerza del agua, lo cual aumenta el control postural dándole prioridad al control cefálico, es decir, al control de la cabecita del bebé.

Relación padres-hijos

Uno de los objetivos más importantes de la estimulación temprana por medio del agua en los bebés es el refuerzo del vínculo de amor y confianza entre padres e hijos. Alvarado Rosales explica que las experiencias que se van generando entre las familias es por medio de la estimulación temprana y son necesarias para desarrollar las habilidades psicomotoras, con un impacto psicológico que les ayuda a conseguir excelentes resultado.

No solamente mejora la relación entre padres e hijos, además, la matronatación es una de las primeras puertas del bebé hacia la socialización. Al encontrarse rodeado de otras familias y niños, el bebé se desarrollará en ese ambiente de manera natural, haciendo más sencilla la convivencia con otras personas a futuro; el niño adquiere más confianza para comunicarse y desarrollarse en grupo.

¡Rápidos nadadores!

Uno de los aspectos donde la matronatación beneficia a los bebés en su futuro es la rapidez con la que aprenderán a nadar. Niños de 5 o 6 años que nunca han tenido contacto con una alberca le tendrán más miedo al agua que aquellos que ya están familiarizados con ella. El miedo al agua se adquiere conforme el niño crece; mientras más tiempo permanezca alejado del agua, podrá desarrollar sentimientos de desconfianza y fobia.

El que los niños aprendan a nadar ya no se trata solamente de una actividad física y divertida, sino de una necesidad y medida de seguridad, pues de esta manera se pueden evitar accidentes fatales por ahogamiento de infantes.

¡Que no le tenga miedo al agua!

Los padres son un factor clave para que el niño no crezca con cierto miedo o temor al agua. La coordinadora de terapias del CRIT Durango, Dulce María Alvarado Rosales, explica que los niños realmente no conocen lo que es malo, sino que son los adultos los que les van generando ciertas sensaciones. “Lo primero que debe hacer el papá es estar muy seguro de lo que está haciendo para transmitir esa confianza al niño”. La mejor manera de comenzar a familiarizar al bebé con el agua es en la bañera a modo de juego, con ligeras salpicaduras en el rostro tanto del niño como de la mamá o papá para que el pequeño vea que es algo normal. “En ocasiones los adultos cometen el error de querer que el niño haga ciertas cosas, pero no le dicen como, entonces el pequeño no los ve y cuando lo obligan a mojarse o sumergir la cara, se asustan y comienzan a ver como algo negativo”, explica la coordinadora. La clave se encuentra en cómo el papá enseña y encamina a su bebé dentro del mundo acuático.

El contacto con el agua y el útero materno

Estudios han demostrado que a los bebés parece no molestarles o impactarles el medio acuático en primera instancia, al menos no como uno se imaginaría. Esto se debe a que las características físicas del agua son muy parecidos al útero materno durante el embarazo, por lo que no resulta raro que después de permanecer nueve meses en el ambiente dentro de la mamá, se sientan familiarizados en el agua o en una alberca.

FUENTES: www.intinatacion.com.ar; www.efisioterapia.net

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