“¡Ayúdanos Dios mío, apaga este fuego!”, gritaba doña Alma Rodríguez al ver cómo el fuego consumía su casa, su auto y su negocio. Hoy sus familiares lanzan un llamado de ayuda para que puedan comenzar una vez más, pues son adultos mayores y la única forma que tenían para tener un recurso extra, las llamas lo consumieron.
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