La izquierda francesa protagonizó este domingo una gran vuelco electoral al quedar en cabeza de las legislativas, por delante del bloque macronista, lo que relegó a la favorita, la ultraderecha de Marine Le Pen, al tercer lugar. Pero el imprevisto mapa político que deja la segunda vuelta anticipa una Asamblea Nacional enormemente dividida y sin mayorías claras, por lo que la gobernabilidad de Francia entra en una fase muy incierta, más aún en un país sin tradición de coaliciones ni alianzas. Con 561 de los 577 escaños ya asignados, el Nuevo Frente Popular (NFP) de socialistas, comunistas, ecologistas y la más radical La Francia Insumisa (LFI) quedó en primer lugar con 177 escaños, más otros 12 independientes de izquierda, según los datos oficiales del Ministerio del Interior.