Buenos tiempos han vuelto a sonreír a la librería Otelo y a su propietaria Doris Romero. Luego de que en agosto pasado tuviera que desalojar el que fue su local por más de doce años, limpiar lágrimas, sacudir recuerdos, llenar decenas de cajas de libros y guardarlas en una bodega, hoy la calle Treviño ha brindado nuevo refugio a uno de los patrimonios literarios más importantes de la región.