Los sombreros rancheros y charros abundaron en las afueras del Estadio Azteca, cuando hasta los puestos destinados a vender productos deportivos se ajustaron al último concierto de Vicente Fernández.
Los sombreros rancheros y charros abundaron en las afueras del Estadio Azteca, cuando hasta los puestos destinados a vender productos deportivos se ajustaron al último concierto de Vicente Fernández.
Sólo un grande como Vicente Fernández podía llenar el Estadio Azteca de sentimiento. La noche fue, dijo, como lo soñó: acompañado de su familia y 85 mil asistentes. Así dejó para siempre los escenarios con estilo.
Autor: EFE Y NOTIMEX, publicada el 18 de abril de 2016