La vista desde la carretera que bordea los cerros ofrece un campo tapizado de color naranja. Durante el camino por terracería, se puede observar a algunos laguneros haciendo uso a sus cámaras fotográficas para capturar un momento familiar que compartir en sus redes sociales. Pero detrás de esos campos llenos de color, se esconden las historias de campesinos que este año, pese a presentar perdidas económicas por la crisis de la COVID-19, decidieron continuar con la tradición de la siembra, en esperanza de que todo mejore.Es el ejido Monterrey, a media hora de la cabecera municipal de Lerdo, Durango. La vista desde la carretera que bordea los cerros ofrece un campo tapizado de color naranja. A mediodía, los rayos inclementes del sol desafían a un otoño que parece verano. El acceso a los campos de cempasúchil se da tras cruzar las vías del ferrocarril, justo después de pasar una pequeña plaza en el pueblo.
Autor: VERÓNICA RIVERA , publicada el 28 de octubre de 2020