Todos fueron amigos; las vendedoras de cerveza bailaban con la tina sobre sus hombros, el público de la zona general se prestaba los binoculares y los de butacas hacían cualquier cosa para que el “Divo de Juárez” volteara a verlos.
Todos fueron amigos; las vendedoras de cerveza bailaban con la tina sobre sus hombros, el público de la zona general se prestaba los binoculares y los de butacas hacían cualquier cosa para que el “Divo de Juárez” volteara a verlos.Foto: EL SIGLO DE TORREON 09 de julio de 2005
publicada el 09 de julio de 2005