Termina un año más y se da inicio al 2009. Para quienes (como la que esto escribe) debemos empezar a estudiar el arpa (por si nos llega a beneficiar Dios con el cielo), en realidad los años, los meses, los días, las horas, los minutos y los segundos se pasan en un abrir y cerrar de ojos. Es verdad que hay que disfrutar (y aprovechar) plenamente nuestro paso en la Tierra; pero también es necesario agradecerlo infinitamente, porque nos ha permitido ver nacer, crecer y multiplicarse a nuestra descendencia.
Debiera ser fácil externar los mejores deseos en estas fiestas decembrinas, pero están tan trilladas y sobadas las frases al respecto, que todas parecen vanas e insubstanciales; sin embargo, aun así, a través de mi columna les expreso mi agradecimiento a los fieles lectores que me han favorecido con su interés, esperando que podamos continuar esta comunión tan especial que se ha dado a través de tantos años de colaborar en El Siglo de Torreón.
Muchas gracias por su constancia y deseo que Dios Nuestro Señor les proporcione a todos ustedes amor, salud y... (¿por qué no?)... la solvencia económica para resolver necesidades familiares.
¡¡¡¡FELICIDADES!!!!