Niños bolivianos que viven durante años con sus padres en las cárceles, porque no tiene quién les acoja, dijeron que cuando sean mayores quieren "tener su propia celda" en una entrevista con autoridades que investigan su posible traslado a otros lugares.
"He visto que muchos niños, cuando se les pregunta qué quieren ser o qué quieres tener cuando seas grande, (responden) 'quiero tener mi propia celda'. Entonces ya se están generando aspectos negativos en la formación del niño", dijo el director de Régimen Penitenciario de la ciudad boliviana de Cochabamba, Dennis Mejía.
El funcionario afirmó a los medios que estos comentarios son "alarmantes" porque los menores creen que vivirán mejor cuando tengan una celda propia frente a los espacios que actualmente existen, que son habitaciones en las que viven hacinadas varias familias, o simples corredores entre los patios.
Las autoridades bolivianas buscan una solución definitiva a este drama de los niños que acompañan en las cárceles a sus madres o padres porque éstos no tienen donde dejarlos.
Según datos preliminares de junio pasado, en las cárceles de Bolivia viven 2.100 niños, muchos de los cuales asisten a diario a la escuela y enfrentan la discriminación de sus compañeros por el lugar donde viven.
Las autoridades han prohibido que las prisiones reciban a más menores, ya que más allá del drama de que vivan recluidos, se registran además numerosas denuncias de violaciones a los pequeños, algunas incluso por parte de sus familiares.
Esta situación se ve agravada por el consumo de alcohol y de drogas en los penales.
La mayoría de las cárceles en Bolivia funciona con un régimen abierto, sin celdas propiamente dichas, sino con viviendas que muchas veces son construidas por los mismos reos y alquiladas o vendidas a otros presos, lo que motiva desigualdades entre los internos.
Hace dos semanas, el representante de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH) en Bolivia, Denis Racicot, dijo que la presencia de niños en las cárceles del país andino "es un hecho único en el mundo".
"En la región ninguna cárcel tiene niños al interior. No deberíamos tener niños al interior de la cárcel, no es el medio idóneo y eso también en este momento es una reflexión de sociedad que hacer", afirmó Racicot.
Las autoridades han dialogado con los representantes de los reclusos para que permitan la salida progresiva de los niños de los penales para ir a hogares de acogida del Estado o con sus familiares.
Hasta el mes pasado, en la cárcel de San Pedro de La Paz, que el Gobierno se propone cerrar para construir otro penal, vivían unos 2.300 reos y 250 niños y niñas en condiciones de hacinamiento, ya que las instalaciones fueron construidas para albergar a un máximo de 600 personas.