El joven implicado en el asesinato, confesó a su madre sus acciones y las de su novia contra la adolescente de 14 (ESPECIAL)
La Fiscalía francesa pidió este miércoles imputar por asesinato a una pareja de estudiantes de 15 años, sospechosa de haber matado a una amiga de 14 en un sórdido crimen pasional que ha conmocionado a Francia.
El chico y la chica, que podrían ser condenados a 20 años de prisión, se presentaron ante un juez este miércoles, dos días después de que se hallase sin vida el cuerpo de Alisha K., de 14 años, en las aguas del río Sena en su paso por Argenteuil (norte de París).
Según explicó este miércoles el fiscal encargado del caso, Eric Corbaux, ninguno de los dos mostró "remordimientos inmediatos" por el suceso.
De acuerdo con el fiscal, la pareja de estudiantes, que compartían clase con Alisha K. en el centro de formación profesional Cognacq-Jay (Argenteuil), tendieron una trampa a su compañera.
Conducida a un lugar yermo próximo a una autopista y junto al río Sena, fue golpeada y luego arrojada al agua. La autopsia apunta a que la joven murió ahogada.
Poco después del suceso, el supuesto agresor confesó lo ocurrido a su madre, quien avisó a la Policía después de comprobar la versión de su hijo.
El móvil del supuesto asesinato no está aún claro, pero las primeras pistas apuntan a una historia de celos.
El chico sospechoso de asesinato mantuvo una breve relación con la fallecida antes de entablar otra con su actual pareja, también imputada.
La cuenta de Snapchat de la víctima llegó a ser hackeada y la pareja difundió una foto de la Alisha K. en ropa interior.
Una semana antes de la tragedia, ella y la menor imputada, que habían sido amigas, se pelearon en los baños del instituto. La pareja sospechosa fue entonces expulsada temporalmente del centro.
El suceso ha conmocionado a la sociedad francesa, preocupada por un probable repunte de los casos de acoso escolar y por el agravamiento de las guerras de bandas, que en las últimas semanas han dejado dos menores muertos y al menos a dos gravemente heridos.
Algunos especialistas atribuyen ambos fenómenos a los efectos psicológicos del confinamiento por el combate contra el COVID-19.