El análisis que detectó agua contaminada se hizo en diciembre; la advertencia de no beberla se oficializó en febrero. (INTERNET)
Los niveles de plomo en el agua de dos localidades de Nueva Zelanda estaban 40 veces arriba del nivel permitido, sin embargo, los residentes no recibieron notificación de que no debían usar el líquido porque era tóxico, sino hasta un mes después, porque el funcionario encargado ‘estaba de vacaciones’.
Fue hasta el 2 de febrero que las autoridades pidieron a los vecinos de Karitane y Waikouaiti, pertenecientes al municipio de Dunedin, que dejaran de usar el agua potable para beber, cocinar o preparar alimentos. Los primeros signos de contaminación se detectaron en agosto de 2020, pero los funcionarios de salud pública consideraron que no era necesario emitir una alerta, argumentando que los resultados de los análisis variaban.
El último análisis, que se realizó en diciembre y detectó niveles tóxicos, fue enviado por correo electrónico a un miembro del departamento de gestión de agua del Ayuntamiento, que estaba de vacaciones en ese momento, detallan los medios locales.
El nivel máximo permitido de plomo en el agua potable es de 10 microgramos por litro; en Karitane y Waikouaiti, la concentración era casi 40 veces superior, sin embargo, pasó todo enero y nadie dijo nada a los lugareños. Aunque la advertencia ya se hiso oficial, incluso ahora se desconoce la fuente de la contaminación del agua.