La pandemia de COVID-19 resaltó los retos individuales y colectivos para las mujeres alrededor del mundo.
Sin violencia, sin estigmas, sin estereotipos… la lista crece y se mantiene todo el año, pero un día, el 8 de marzo, se busca que las demandas redoblen su eco y se fortalezcan. Este año, el tema del Día Internacional de la Mujer es "Mujeres líderes: Por un futuro igualitario en el mundo del COVID-19", con el que se busca subrayar los esfuerzos realizados por mujeres y niñas de todo el mundo a la hora de buscar un futuro más igualitario.
La pandemia resaltó los retos individuales y colectivos. Cinco mujeres líderes en diferentes áreas del quehacer científico hablan sobre cómo han vivido la pandemia, este microscopio enorme en el que se convirtió el SARS-CoV-2 y que sacó a flote viejas y nuevas historias de quienes utilizan el conocimiento como escudo contra todo tipo de virus, incluidos la desigualdad y el abuso de poder.
MÁS ALLÁ DE LAS ESTRELLAS
Julieta Fierro (Ciudad de México, 1948) no vio truncada su labor científica con la pandemia: su voz se instaló con más fuerza a través de las pantallas. La física, astrónoma y divulgadora ha tenido la oportunidad de impartir conferencias a distancia en múltiples instituciones educativas en México y en otras naciones, que de otra forma, asegura, hubiese sido imposible.
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De acuerdo a Manpower, en 2020 aumentó el trabajo no remunerado para las mujeresSin embargo, los retos más elementales para las mujeres que hacen ciencia en México se mantienen. "La preparación para ser científica es larga: licenciatura, posgrado, estancia posdoctoral. Es así que sería fundamental que las mujeres pudieran retirarse temporalmente, total o parcialmente de la vida académica o laboral para poder tener hijos y después retomar sus estudios y obtener trabajos. Un año para disfrutar a plenitud a un hijo, sin tantas presiones, beneficiaría mucho a las familias e invitaría a más mujeres a ser científicas".
Para Julieta Fierro, la presencia del virus subraya algo muy importante: "México no debe atenerse a la ciencia que desarrollen otras naciones, sino fortalecer la local, vincularla con la industria y generar innovación para resolver los problemas propios e intercambiar tecnología".
Esta misma visión la comparte en Estados Unidos la ingeniera aeroespacial Ali Guarneros (Ciudad de México, 1973), quien trabaja con la Oficina de Sistemas de Seguridad y Garantía de Misiones de la NASA.
Es una de las pocas mujeres latinas en trabajar en el Centro de Investigaciones Ames, pero ha sido reconocida como una de las científicas más prominentes por su trabajo en el desarrollo de microsatélites y por su aportación al crear oportunidades equitativas de empleo.
Los cuatro hijos que ha educado como madre soltera no le impidieron seguir con su carrera. Radicada en un país que le da prioridad a la ciencia, Guarneros contrapone experiencias; su visión desde el extranjero es justamente que México necesita el apoyo del gobierno con mucha más inversión y vinculación con la industria que al final le va a regresar con creces toda esa inversión, pero subraya que mientras no haya una estrategia y un plan que vincule todos estos recursos no va a ser posible ese impulso.
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Acompañado de su cuñada y su sobrina, se envolvió en una pancarta con la imagen de su hija"México tiene mucho potencial, mucho capital humano, gente joven y de todas edades que tiene capacidad para poder crear, pero está marcada por reglas de la sociedad que ya no funcionan. El mensaje para las mujeres que se quieren dedicar a la ciencia es que no se rindan, que no dejen sus sueños, que no dejen que las circunstancias decidan su camino porque muchas veces para una mujer es difícil llegar a hacer lo que queremos porque tenemos que romper barreras sociales, económicas y personales".
Guarneros habla sobre lo que ha significado la pandemia a nivel personal y profesional: "Definitivamente las circunstancias con la pandemia cambiaron porque yo estaba en la NASA todos los días y obviamente la pandemia exigió un grado muy alto de coordinación para poder realizar el trabajo desde casa y ajustarse a los cambios; sin embargo, fue un periodo en el que aprendes a apreciar más la vida, lo que sentí es que íbamos todos caminando o corriendo y de repente todo esto nos detuvo en esta marcha, pero también nos dio oportunidad de ver a nuestro alrededor; nos dio también una pausa para apreciar nuestra vida, nuestra familia, la importancia de lo que estábamos haciendo y reajustar el tono a estas nuevas circunstancias que la pandemia nos está dando", afirma la ingeniera aeroespacial.
Xyoli Pérez Campos (Ciudad de México, 1974), jefa del Servicio Sismológico Nacional (SSN), vivió los claroscuros de los cambios en la dinámica familiar. "Los principales retos fueron compaginar la situación familiar con la profesional. Si bien no tengo hijos, me tocó hacerme cargo del cuidado de mi padre y apoyar en el cuidado de mi abuelo, así como labores de limpieza de mi casa. Eso implicó una reorganización y priorización diferente".
Relata que el cuidado de su padre implicó un desgaste emocional; sin embargo, el gran contraste es que justo gracias a la pandemia y el confinamiento pudo pasar todo ese tiempo con él hasta el día que irremediablemente partió.
El impacto de la pandemia en la educación en el país en todos los niveles es innegable, Pérez Campos pudo atestiguar esto en sus estudiantes de posgrado, afectados por cosas que se volvieron vitales en la pandemia, como la luz o la falta de internet. "Los retrasos en titulaciones no permitieron que algunos estudiantes que querían continuar con su posgrado lo hicieran inmediatamente. Esto los llevo a tomar decisiones que los alejaron y pusieron fin al proyecto que venían trabajando conmigo".
Para ella, la pandemia evidenció, entre muchas otras cosas, que no tenemos una cultura de la prevención. "No pudimos ver lo largo de este proceso y por lo tanto desde el primer día, trabajar en medidas que contribuyeran a la optimización y digitalización, sobre todo, de asuntos administrativos". Finalmente se une a las voces que claman por mayores recursos para el desarrollo de la actividad científica, "pero sin olvidar visión a largo plazo, de proyectos de largo aliento".
CONTRA VIENTO Y MAREA
Susana López Charretón (Ciudad de México, 1957) se dedica a trabajar con virus, así que este año ha sido uno de los más cansados de su vida. Trabajando constantemente en hacer diagnóstico, entrenar grupos y mantenerse al día para poder ser fuente fidedigna entre el mar de información y dudas que ha generado el SARS-CoV-2, sus jornadas han sido imparables desde que inició la pandemia.
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Se presentan en Plaza Mayor con hecho 100% separatistaOtras cosas no cambiaron, sólo se hicieron más evidentes: "Lo que sabemos de toda la vida es que trabajando en ciencia no hay apoyo suficiente. Nos pasamos la mitad del tiempo tratando de conseguir fondos para hacer investigación y las cosas que cualquier gobierno recorta es precisamente ciencia e investigación. Ya sabemos que si hay un recorte de presupuesto nos van a tocar a nosotros y esto es muy evidente ahora que la gente pregunta: ¿por qué no hay vacunas en México?, ¿por qué tenemos que comprarlas?, ¿por qué no podemos hacerlas?, ¿por qué no tenemos respiradores?".
Para la investigadora del Instituto de Biotecnología de la UNAM es claro que no hay suficientes científicos.
"Los que hay han trabajado horas extras todo el tiempo, y sin embargo necesitamos una masa crítica de gente trabajando con todas las herramientas todo el tiempo, no sólo cuando hay un problema; necesitamos una planta de científicos robusta en todo el país, algo que no tenemos", afirma.
Para López Charretón, un reto enorme para las mujeres es alzar la voz y aprovechar las oportunidades que se abren para hacer estos reclamos.
"Se requiere apoyo del país y del gobierno para científicas y científicos. Es indispensable apoyar la ciencia y la tecnología en nuestro país porque las próximas pandemias nos van a dejar muy mal si seguimos con los mismos problemas".
Esta necesidad de que las mujeres alcen la voz para defender la ciencia la comparte Valeria Souza (Ciudad de México, 1958). La especialista en ecología evolutiva y microbiana, reconocida por sus estudios y su lucha por la preservación del Valle de Cuatro Ciénegas, en Coahuila, señala que "la pandemia evidenció la bestial desigualdad social del país", esa misma que subrayó las dobles y triples jornadas de las madres asumiendo también la educación de los hijos.
Souza señala que en muchas áreas se va a retrasar la ciencia, por las limitaciones para ejercer el trabajo de campo; sin embargo, se han tenido que diseñar estrategias para mantener las investigaciones, incluso con recursos propios.
Souza muestra preocupación por la nueva Ley de Ciencia y Tecnología como una manera de imponer ideologías en las decisiones de qué áreas apoyará el gobierno.
"Los saberes ancestrales son maravillosos; si eres antropólogo, claro que debe haber ese conocimiento profundo, ¿pero qué pasará si eres biólogo molecular?", señala Souza para quien uno de los momentos más difíciles para toda la comunidad científica fue el que les llamaran "fifís" y corruptos, intentando minar la dignidad que el gremio se ha ganado a pulso.
"Me da mucho coraje que nos molesten en un ejercicio de abuso de poder. Especialmente hay que decirles a las científicas jóvenes, que se están abriendo camino a codazos en la ciencia, que CONACYT no va a durar con esa administración. El mensaje es que hay futuro, que no se desesperen, que aguanten porque entre todas vamos a salir adelante, a pesar de que tengan hijos pequeños, de que haya amenazas de que les quiten el SNI, entre todas vamos a salir y nos vamos a apoyar".