Las condiciones climatológicas de toda región siempre dan como resultado un tipo específico de flora, fauna y cultivos comestibles.
En la Comarca Lagunera, el oro no se tiñe de un brillante amarillo como en otras regiones del mundo, no deslumbra y su precio no se encuentra en una órbita solo accesible para un puñado de gente. En La Laguna, el tesoro es blanco, producto del algodón; se viste de verde para encontrar un rojo espectacular en la sandía; y entre una cáscara aterrada, se descubre el color oscilante del melón.
La región lagunera es, entre abril y noviembre, la principal zona melonera del país, llegando a representar hasta el 20 por ciento del total de hectáreas cultivadas de esta fruta, cifra muy importante, si tomamos en cuenta que México produce, en promedio, 627 mil toneladas de melón anualmente.
Su precio asequible, así como los múltiples beneficios que se presentan al consumirse, han hecho de esta fruta una de las más demandadas por los mexicanos, principalmente en las temporadas de primavera y verano, ya que, de cada 100 gramos, 90 son compuestos por agua.
LA LAGUNA, CLIMA IDEAL PARA EL MELÓN
Las condiciones climatológicas de toda región siempre dan como resultado un tipo específico de flora, fauna y cultivos comestibles. Por eso se dice popularmente que no se sabe si la región escoge a la fruta o, si, por el contrario, la fruta escoge a la región. Aunque pareciera una frase simple, la mística del melón con la Comarca Lagunera es innegable.
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Para la correcta cultivación del melón, se requieren condiciones con temperaturas promedio superiores a los 25 grados centígrados, situación que, sin duda, La Laguna cumple a cabalidad; suelo con un pH entre 6.0 y 7.5, lo cual, de acuerdo a datos de Conagua, se adaptan en su totalidad, al promediar la región un pH de 6.5; y una zona con escasas lluvias, para permitir una germinación adecuada, otro requisito que se cumple.
Gracias a sus territorios con menor densidad demográfica, en comparación con Torreón, Viesca y Matamoros se erigen como los principales productores de melón en Coahuila, gracias a que las condiciones naturales son propicias para el cultivo y desarrollo de esta fruta.
Sin embargo, la facilidad de cultivo trae consigo otras dificultades.
SOBREPRODUCCIÓN, CUANDO MÁS ES MENOS
Como se explicaba previamente, la región lagunera posee todas las características requeridas para la siembra y cultivo del melón, pues este crece en condiciones áridas, duras, sin demasiada agua y con gran exposición a la luz solar. Pero es tan exacto el cumplimiento de las necesidades que, año con año, la sobreproducción es uno de los grandes problemas.
El Siglo de Torreón publicó el 9 de julio del año pasado sobre los excedentes en la producción del melón en la región, informándose que se había cosechado más del doble de hectáreas en La Laguna coahuilense, con respecto a 2020, pasando de 350 a 600; mientras que en la zona duranguense se pasó de 800 a 12 mil hectáreas.
Dicha situación trajo consigo grandes problemas para los productores meloneros, ya que el precio por kilogramo se desplomó, con intermediarios pagando menos de $1.80 pesos, cifra que apenas alcanza para cubrir los precios de la siembre y el cultivo.
Cabe destacar que existen intermediarios no registrados, mejor conocidos como "coyotes", quienes se dedican a especular con los precios durante la sobreproducción, comprando el producto a precios ínfimos y vendiéndolos en ciudades del centro del país mucho más baratos que otros productores.
De acuerdo con una investigación realizada por la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), los excesos en la producción del melón se dan por su símil con la sandía, pues, al poder sembrarse ambos frutos, se presenta una disputa por los recursos terrenales y acuíferos.
Según especifica la UAEM, la mayoría de los productores alterna anualmente la cantidad de hectáreas correspondientes a ambos frutos, lo cual tiene como resultado que un año suba el precio del melón y, al siguiente, la sandía haga lo propio.
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Estuvo hasta en 3 pesos por kilo al inicio de la semanaLos autores de la investigación señalan que "el problema anterior se podría solucionar determinando la proporción óptima de melón-sandía que se debería sembrar, la cual estará determinada por las condiciones de mercado de ambos productos en las distintas centrales de abasto del país. Una proporción óptima ayudaría a estabilizar el nivel de precios de los cultivos y, de esta manera, mejorar la ganancia del productor".
HACIA UN FUTURO MÁS SUSTENTABLE
En La Laguna, la producción del melón está más que garantizada por las condiciones tan propicias que ya se señalaron. Podrá haber periodos en los que, por una anomalía climatológica, disminuyan los números finales de producción, pero, de igual forma, se seguiría encabezando la lista de regiones meloneras del país.
Sin embargo, el reto de los excedentes de melón sigue siendo un reto, pues las grandes producciones abaratan su precio y, por tanto, el "coyotaje" deja a los cultivadores con apenas lo justo para volver a sembrar en la siguiente cosecha.
De ahí que en últimos tiempos hayan surgido organizaciones de productores meloneros en La Laguna, en búsqueda de planear conjuntamente las hectáreas a sembrar, los precios y la distribución, destacando el Consejo de Productores de Melón y Sandía en Matamoros, mismo que fue instalado el mes pasado.