La piedra, llamada NWA 12690 y registrada en el Meteoritical Bulletin, encabeza una venta digital de casi setenta joyas extraterrestres (ESPECIAL)
La casa de subastas Christie's ofrece al mejor postor la tercera roca más grande procedente de Marte que ha caído en la Tierra, con 9.1 kilogramos de peso y cuyo valor se estima entre 500,000 y 800,000 dólares.
La piedra, llamada NWA 12690 y registrada en el Meteoritical Bulletin, encabeza una venta digital de casi setenta joyas extraterrestres en la que se incluyen otras esquirlas marcianas, un trozo de la Luna en "tamaño de bolsillo" y piezas exóticas de meteoritos.
NWA 12690, que fue hallado en 2018 por un nómada maliense al norte de ese país norteafricano, destaca por su peso entre los restos de Marte recolectados, que en total suman unos 300 kilogramos, y es una amalgama de cristales de piroxeno cálcico y otros minerales.
Hay varios pallasitos, unos meteoritos extremadamente poco comunes que se caracterizan por una amalgama de acero y peridotos, como una esfera encontrada en la región de Siberia y una roca tallada con "acabado de espejo" procedente del desierto de Gobi, en China.
Algunas piezas pertenecen a la Colección Macovich, famosa por sus meteoritos "estéticos" de acero y por rarezas descritas como "esculturas naturales del espacio exterior", entre ellas el mayor espécimen de cristal del desierto libio, formado hace 29 millones de años.
Entre otras curiosidades, Christie's ofrece la roca espacial que, una mañana de abril de 2019 casi se lleva por delante a un pastor alemán de Costa Rica llamado Roky y que, afortunadamente, solo dejó un agujero en su caseta de madera, que también está en venta por un precio tres veces superior, entre 200,000 y 300,000 dólares.
"Desde que una exposición en París mostró un coche ilustremente golpeado por un meteorito, he querido sacar a subasta un objeto golpeado por un objeto extraterreste", dijo el jefe de Ciencia e Historia Natual de Christie's, James Hyslop, quien señaló que "no hay muchos".
Asimismo, se incluye un meteorito cuya onda de presión tiró al suelo a un montañista y otro que mató a una vaca, en lo que supone la única muerte de un ser vivo registrada por este motivo, indica Christie's en un comunicado.