Hernán Cortés: imagen de un gigante de la historia
Una de las más grandes figuras de la historia es, sin lugar a dudas, la del conquistador Hernán Cortés.
Comparable en sus logros con los de grandes como Alejandro Magno y Julio César, de algún modo logra superar a estos no sólo por sus alcances en lo político y militar, sino por la perdurabilidad y universalidad de los mismos.
Denostado por la historiografía oficial en México y otras partes del mundo debido a los mitos propagandistas de la Leyenda Negra, es, no obstante, una de las figuras más admirables a las que cualquier posible controversia en torno suyo, terminará palideciendo o desvaneciéndose una vez que se le aborda a la luz de la ciencia histórica.
Este es también —palabras más, palabras menos— el parecer de María Fidalgo Casares, doctora en Historia y en Historia del Arte, quien desde el otro lado del Atlántico se ha dedicado a brindar una serie de muestras artísticas y conferencias académicas que han desempolvado la consciencia de muchos españoles contaminados por ideología política e ignorantes de la realidad histórica, desde el juancarlismo prevalente.
A partir de la conferencia Hernán Cortés, la imagen de un gigante de la Historia en la Academia de las Ciencias y las Artes Militares, las palabras de la investigadora resuenan con sorpresa para propios y extraños. Sin cortapisas, sostiene que el verdadero Padre del Mestizaje mexicano es un personaje tanto o más grande que Alejandro Magno: “Le supera por mucho si se analizan objetivamente los logros de Hernán Cortés, es decir: crear un imperio de la nada, crear un nuevo Estado español de la nada y ser el impulsor de que hoy 600 millones de personas hablen español y que México sea la nación más católica del mundo, además de haber preservado la cultura prehispánica que está presente en América. Eso no lo ha hecho nadie”.
De manera franca y certera, la historiadora explica que lo que sucede con Cortés como figura es que se trata de un personaje calumniado nada menos que por cuatro leyendas negras: primero por la gran leyenda negra propagada por Bartolomé de las Casas, que lo odiaba profundamente, y luego por la de Orange; también por los mexicanos que echaron tierra sobre su figura para separarse de España y, por último, la leyenda negra de los norteamericanos, de quienes viene el falso indigenismo del Smithsonian, que es el que perdura en nuestro país. Tampoco hay que dejar de mencionar que había bastantes envidiosos dentro de la Corte de Carlos V, por lo que llegó a prohibir los libros de Hernán Cortés pese a que este fue siempre leal al emperador.
María Fidalgo Casares refiere que la preservación de la cultura de territorios conquistados es algo que siempre se ha valorado en Alejandro Magno, pero nunca en Hernán Cortés, quien no solo preservó la cultura, sino la sociedad, pues la Nueva España fue mestización continua entre la antigua nobleza indígena y su cultura con la peninsular, a grado tal que los descendientes de Moctezuma terminaron, gracias a Cortés, siendo reconocidos como nobles y emparentando con la nobleza europea. El Duque de Ahumada, Francisco Javier Girón —fundador de la Guardia Civil en la madre patria—, es descendiente de Pedro de Moctezuma, hijo de Moctezuma II.
Ante la polémica que sigue generando el extremeño, Fidalgo asienta que esto solo puede darse desde el desconocimiento histórico y la politiquería, más no desde el rigor científico:
“La historia de España está completamente contaminada por la política. No se puede debatir. Si haces una historia científica te acusan de fascista y es terrible, porque tú vas a México y ves que la cultura prehispánica está completamente viva gracias a la mestización de la que Cortés es responsable, es decir, totalmente lo contrario. Hizo una amalgama entre la cultura preexistente y la nuestra y preservó la cultura indígena. De hecho, el más amigo de los indígenas fue el propio Hernán Cortés, quien practicó el mestizaje, conservó la lengua náhuatl y trajo la imprenta e imprimió en esta lengua [...]. Lo que hizo Cortés fue un prodigio. Estamos viviendo malos tiempos para una historia verídica”.