Claudia Sheinbaum, presidenta electa. Foto: El Universal / Diego Simón Sánchez
Tras la jornada electoral del domingo 2 de junio, la Consejera Presidenta del Instituto Nacional Electoral (INE), Guadalupe Taddei Zavala, anunció, basándose en un conteo rápido, que Claudia Sheinbaum Pardo, candidata de la coalición Sigamos Haciendo Historia —conformada por Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y el Partido del Trabajo (PT)— , lideraba la contienda con un margen de votación estimado entre el 58.3 y el 60.7 por ciento.
Este resultado reflejaba un contundente apoyo popular, superando ampliamente a su más cercana competidora, Xóchitl Gálvez Ruiz, de la coalición opositora Fuerza y Corazón por México —Partido Revolucionario Institucional (PRI), Partido Acción Nacional (PAN) y Partido de la Revolución Democrática)—, quien obtuvo entre el 26.6 y el 28.6 por ciento de los votos; mientras que en tercer lugar, Jorge Álvarez Máynez, de Movimiento Ciudadano, alcanzó un respaldo del 9.9 al 10.8 por ciento.
Este triunfo no sólo aseguró la continuidad de Morena en la presidencia, sino que marcó un antes y un después en la historia de México: Sheinbaum se convertiría en la primera mujer en gobernar el país.
En agosto, durante su entrega de constancia como presidenta electa, Mónica Soto Fregoso, líder del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), declaró que “México ha roto el techo de cristal”, metáfora que designa un tope para la realización de la mujer en la vida pública. Con estas palabras, reconoció no sólo la victoria de Sheinbaum, quien obtuvo un total de 35 millones 924 mil 519 votos, sino también la histórica reivindicación del liderazgo femenino en la vida pública del país, que llevaba tiempo construyéndose.
“Es la primera vez en 200 años de la República que recibe el reconocimiento de presidenta electa una mujer, presidenta con ‘a’”, celebró Claudia Sheinbaum.
UN POCO DE CONTEXTO
Tras la consumación de la independencia de México en 1821, el país celebró en agosto de 1824 sus primeras elecciones federales. En estas, se votó por el primer presidente de la República entre el conservador Nicolás Bravo y el liberal Guadalupe Victoria, siendo este último el elegido.
Este evento histórico marcó el inicio de un camino de disputa política entre hombres, mientras las mujeres continuaban siendo excluidas de la esfera pública. A pesar de las esperanzas de un futuro progresista, las décadas siguientes estuvieron dominadas por enfrentamientos de poder entre distintos bandos, todos de género masculino.
La Constitución de 1824, que regía la vida política de la nación, especificaba que para ser presidente o vicepresidente sólo se requería ser ciudadano mexicano por nacimiento, tener 35 años cumplidos al momento de la elección y ser residente del país. Sin embargo, esta normativa dejaba fuera a un grupo clave: las mujeres.
Durante el siglo XIX, la lucha por la independencia y la construcción de la nación vio la participación de mujeres que, aunque relegadas al ámbito doméstico, desempeñaron roles cruciales.
Gertrudis Bocanegra Mendoza fue una de ellas. En 1810, junto a su familia, se unió a la insurgencia y se convirtió en una líder influyente, aportando valiosa información sobre los movimientos de las fuerzas realistas. Su valentía y liderazgo la posicionaron como una figura clave en la lucha por la libertad de México.
Con el paso de las décadas, la participación femenina en la vida pública comenzó a tomar forma. En 1870, la maestra y poeta mexicana Rita Cetina Gutiérrez fundó la sociedad literaria y de beneficencia La Siempreviva, en Yucatán, un proyecto que dio origen a la primera revista escrita por y para mujeres en México. Esta iniciativa fue pionera en promover la educación de niñas de bajos recursos y en abrir espacios de expresión femenina.
Para finales del siglo XIX e inicios del XX, hubo un creciente activismo femenino. En 1887, la periodista y escritora mexicana Laureana Wright fundó la revista Las hijas del Anáhuac, donde cuestionaba abiertamente la vida a la que estaban sometidas las mujeres y planteaba la posibilidad del voto para ellas, una idea radical para la época.
Ya en 1910, el movimiento Las Hijas de Cuauhtémoc, liderado por la periodista Dolores Jiménez y Muro, surgió en oposición al gobierno de Porfirio Díaz, exigiendo participación política, respeto a los derechos laborales e igualdad de género.
Para la Revolución mexicana, que comenzó en 1910, se marcó cada vez más la visibilidad de las demandas femeninas. Sara Pérez Moreno, política, activista y esposa de Francisco I. Madero, fue una de las mujeres clave en la lucha contra la reelección porfirista. Al mismo tiempo, Carmen Serdán, junto a sus hermanos, se unió a la causa revolucionaria, utilizando su voz y armas para luchar por un México con derechos y libertades.
Durante este periodo, destacaron actos de heroísmo como el de María Hernández Zarco. A sus 27 años, en medio de la Revolución, arriesgó su vida para imprimir y difundir el discurso de Belisario Domínguez, denunciando la traición de Victoriano Huerta, en un acto de valentía realizado bajo la amenaza de represalias del gobierno.
El Primer Congreso Feminista en Yucatán, en 1916, convocó a 700 mujeres con el objetivo de impulsar una agenda política en favor de sus derechos. La sufragista Elvia Carrillo Puerto fue una de las figuras más destacadas de este movimiento, abogando por los derechos ciudadanos, sexuales y reproductivos de la población femenina.
Después de la Revolución mexicana, la lucha continuó. Hermila Galindo, política y escritora, solicitó en 1916 y 1917 al Congreso Constituyente que se incluyeran los derechos políticos de las mujeres en la nueva Constitución. Aunque no se logró en ese momento, el esfuerzo sentó las bases para futuras conquistas.
Felipe Carrillo Puerto, gobernador de Yucatán, fue el primero en reconocer en 1922 el derecho de las mujeres a participar en elecciones municipales y estatales. Esta medida pionera fue seguida por otros estados como San Luis Potosí y Puebla, donde se aprobaron leyes que les permitían a ellas votar y ser elegidas en ciertos procesos electorales.
Para 1937, el presidente Lázaro Cárdenas apoyó abiertamente los derechos de las mujeres, enviando una iniciativa de reforma al artículo 34 de la Constitución para que obtuvieran la ciudadanía plena. Sin embargo, la aprobación de esta reforma enfrentó obstáculos políticos, y no fue hasta el 24 de diciembre de 1946 que la Cámara de Diputados aprobó una modificación al artículo 115 constitucional, permitiendo a las mujeres participar en elecciones municipales en igualdad de condiciones que los hombres.
Durante los años cincuenta, el activismo femenino se fortaleció. Amalia González Caballero, una líder política y diplomática, recaudó firmas para impulsar la modificación de la Constitución en favor de los derechos políticos y civiles de las mujeres.
Para 1960, ya ocupaban cargos de elección popular, como presidentas municipales, diputadas y senadoras. María Lavalle Urbina se convirtió en la primera presidenta del Senado en 1967 y, en 1979, Griselda Álvarez Ponce de León fue elegida gobernadora de Colima, siendo la primera mujer en ocupar tal puesto.
El progreso continuó en 1985 con la creación de la Comisión Nacional de la Mujer, y en 2001 con el establecimiento del Instituto Nacional de las Mujeres, que trabaja por la igualdad de género.
A lo largo de más de un siglo, las mexicanas han liderado y protagonizado una lucha incansable por sus derechos. Aunque se han logrado avances significativos, aún quedan barreras por romper y estereotipos por desmantelar. Este año, con Sheinbaum, se logró romper el llamado “techo de cristal” al elegir a la primera mujer presidenta de México.
INICIOS
Claudia Sheinbaum Pardo nació el 24 de junio de 1962, en la Ciudad de México, donde creció en una familia de raíces judías. Sus abuelos paternos emigraron de Lituania, mientras que sus abuelos maternos, sefardíes, huyeron de Bulgaria durante la Segunda Guerra Mundial.
Desde temprana edad, Claudia mostró una inclinación hacia la actividad física y el arte. Comenzó a estudiar ballet a los seis años, una disciplina que continuó hasta su segundo año en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Sin embargo, cuando llegó el momento de elegir entre la ciencia y el ballet, decidió enfocarse en la ciencia.
Sheinbaum se formó como física en la UNAM, institución donde continuó su educación, obteniendo una maestría en Ingeniería Energética. Su dedicación y esfuerzo la llevaron a convertirse en la primera mujer en obtener el grado de doctora en esta disciplina y por la misma universidad.
Posteriormente, se unió al Instituto de Ingeniería de su alma mater como investigadora y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias, así como del Sistema Nacional de Investigadores con un Nivel 1. Durante su carrera académica, dirigió 35 tesis de licenciatura, maestría y doctorado, y su trabajo incluye más de 100 publicaciones especializadas y dos libros sobre energía, medio ambiente y desarrollo sustentable, con más de dos mil 700 citas en artículos académicos.
Además, Sheinbaum también mostró un fuerte compromiso con el activismo social desde una edad temprana. En 2007, fue parte del Panel de Expertos en Cambio Climático que ganó el Premio Nobel de la Paz.
En el ámbito personal, estuvo casada durante 30 años con el sociólogo y político Carlos Ímaz Gispert, con quien tuvo una hija. Sin embargo, en 2016 se divorciaron. Más tarde, el 17 de noviembre de 2023, Sheinbaum anunció en su cuenta de Instagram que se había casado con Jesús María Tarriba Unger, a quien conoció durante sus estudios en la Facultad de Ciencias de la UNAM.
INCURSIÓN POLÍTICA: ACERCAMIENTOS Y DESAFÍOS
La carrera de Claudia Sheinbaum no se limita al ámbito académico, ya que también ha tenido una destacada trayectoria en la política mexicana. Su compromiso con la justicia y la equidad comenzó a una edad temprana. A los 15 años tuvo su primer acercamiento con Rosario Ibarra de Piedra, una figura emblemática en la lucha por los derechos humanos en México. Ibarra de Piedra, originaria de Saltillo, Coahuila, fundó en 1977 el Comité ¡Eureka!, una organización de madres de desaparecidos que exigía justicia y un alto a la impunidad. Cabe destacar que la saltillense, quien fue candidata al Premio Nobel de la Paz en 1986, 1987, 1989 y 2006, fue la primera mujer aspirante a la presidencia en 1982 y 1988 por el ahora extinto Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT).
Para 1986, Sheinbaum se convirtió en una de las dirigentes del Consejo Estudiantil Universitario (CEU), donde lideró la lucha contra las políticas neoliberales que buscaban elevar las cuotas de inscripción en las universidades. Dentro de este movimiento, Claudia defendió con firmeza el principio de que la educación es un derecho y no una mercancía.
Su incursión formal en la administración pública comenzó en el año 2000, cuando Andrés Manuel López Obrador la nombró secretaria de Medio Ambiente del entonces Distrito Federal (ahora Ciudad de México) durante su gobierno.
Claudia ha reconocido que conoció a AMLO como figura pública debido a sus acciones como dirigente social. Relata que la primera vez que lo vio fue durante los éxodos de Tabasco a la capital del país. Sin embargo, su primer encuentro cercano con él ocurrió cuando fue anunciado como candidato a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México. Una semana después, López Obrador asistió a una reunión en la casa de Sheinbaum, donde fue presentado a un grupo de personas interesadas en su proyecto.
El vínculo político entre ambos se consolidó cuando José Barberán, un amigo cercano de Claudia, sugirió a López Obrador que la contactara para integrarse a su equipo. Obrador, quien en ese momento estaba formando su gabinete, buscaba a alguien capaz de enfrentar los desafíos ambientales de la Ciudad de México, especialmente las preocupaciones sobre la contaminación.
Según Sheinbaum, fue Barberán quien primero la contactó para preguntarle si estaba interesada en ser la secretaria de Medio Ambiente. Poco después, el originario de Macuspana, Tabasco, la llamó para invitarla a una reunión donde le propuso oficialmente el cargo.
Durante esa conversación, Obrador le explicaría que su principal objetivo era reducir la contaminación en la ciudad y le preguntó si sabía cómo lograrlo. Ella respondió que creía poder hacerlo con un equipo adecuado. Este fue el inicio de una relación de trabajo y confianza que perduró a lo largo de los años. Sheinbaum aceptó el reto y se unió al gobierno de la Ciudad de México en el 2000 como secretaria de Medio Ambiente.
López Obrador ha expresado en diversas ocasiones que la recomendación de Barberán fue clave en su decisión de invitarla a su equipo. Reconoció que la elección fue acertada, describiéndola como una colaboradora que demostró estar “a la altura del problema” y que desempeñó su papel con gran éxito.
En este cargo, Sheinbaum promovió iniciativas como la creación de la primera ciclovía en la capital del país, así como la construcción del segundo piso del periférico, que contribuyeron a la reducción de emisiones contaminantes en un 30 por ciento.
No obstante, como secretaria estaría cercana a la polémica en marzo de 2004, cuando Carlos Ímaz, exesposo de Sheinbaum, con quien estuvo casada desde 1987 hasta 2016, fue captado en un video recibiendo 350 mil pesos en efectivo de manos del empresario argentino Carlos Ahumada.
En el mismo contexto, Ahumada también entregó dinero al perredista René Bejarano, quien en ese momento era secretario particular de AMLO, en ese entonces jefe capitalino. En ese periodo, Ímaz se desempeñaba como jefe delegacional de Tlalpan.
Sheinbaum se ocupó de la secretaría de Medio Ambiente hasta 2006, cuando dejó el cargo para convertirse en vocera de la campaña presidencial de López Obrador. En 2008, ella encabezó el movimiento de Las Adelitas, un grupo que resistió las reformas que buscaban privatizar el petróleo y los recursos naturales de México. Su compromiso con las causas sociales y su liderazgo la llevaron a ser una de las fundadoras del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en 2014.
En 2015, Sheinbaum fue electa jefa delegacional de Tlalpan, donde su gestión se destacó por la atención ciudadana, siendo reconocida como la delegación número uno en este aspecto. Pero también hubo polémica, cuando se ordenó la demolición de la barda de una capilla conocida como Señor de los Trabajos en mayo de 2016. Esta acción se llevó a cabo porque el muro había sido construido sin los permisos necesarios. En ese periodo, la prensa mexicana reportó que las acciones del gobierno generaron descontento entre la población, ya que los funcionarios responsables de la demolición también causaron daños a la estructura de la capilla. Ante las quejas, el gobierno de Tlalpan emitió un comunicado en el que reconoció que se había equivocado al cometer este daño.
Otro caso de controversia fue el derrumbe del colegio Enrique Rébsamen, ubicado en la misma alcaldía gobernada por la morenista, en septiembre de 2017, tras el sismo de magnitud de 7.1 grados que sacudió el área capitalina. El edificio de la escuela colapsó y 26 personas, 19 de ellas menores de edad, perdieron la vida, hecho por el que se acusó a la gestión de Sheinbaum de cometer omisiones en materia de protección civil. Posteriormente, la Procuraduría General de Justicia (PGJ) la deslindaría de toda responsabilidad. En 2023, ya como jefa capitalina, Claudia ofrecería una disculpa pública a víctimas y familiares.
POLÉMICAS COMO JEFA DE GOBIERNO
En 2018, Claudia Sheinbaum hizo historia al convertirse en la primera mujer electa como jefa de gobierno de la Ciudad de México. Durante su mandato al frente de la capital, tuvo que lidiar con dos crisis: la pandemia de covid-19 y el colapso de la Línea 12 del metro.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2020 México contaba con una población de más de 126 millones de habitantes, de los cuales el 7.30 por ciento (nueve millones 200 mil) residían en la capital, segunda entidad más poblada del país, lo cual implicaría un reto frente a la pandemia. Por lo mismo, y con base en los datos oficiales del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (CONAHCYT), la Ciudad de México (CDMX) lideró el ranking estatal con un millón 902 mil casos confirmados de covid-19 y 44 mil 235 defunciones durante el periodo que duró la pandemia (2020-2023).
Según un informe de la Comisión Independiente de Investigación sobre la Pandemia de Covid-19 en México, aunque la gestión de CDMX incluyó acciones positivas, como una respuesta rápida y la colaboración entre sectores público y privado, también se destacaron errores significativos, como el uso de tratamientos no respaldados científicamente y la manipulación de datos en relación con el semáforo epidemiológico.
Dicho informe independiente fue rechazado, al igual que AMLO, por Claudia, ya que consideró que los datos tenían un matiz político, asegurando que la capital del país fue de las ciudades que más pruebas hicieron y, una vez que hubo la vacuna, “fuimos reconocidos como la entidad que desarrolló un programa de vacunación excepcional”.
El 3 de mayo de 2021, un tramo de la sección elevada de la Línea 12 del metro capitalino, entre las estaciones Olivos y San Lorenzo Tezonco colapsó entre las columnas 12 y 13, lo que ocasionó la muerte de 26 personas y más de 100 heridos. Según el proveedor independiente de aseguramientos y gestión de riesgos Det Norske Veritas, el colapso se debió al pandeo de vigas y la falta de pernos adecuados, error que señaló como responsables a las tres últimas administraciones de la CDMX: Marcelo Ebrard (2006-2012), Miguel Ángel Mancera (2012-2018) y Claudia Sheinbaum.
Casi tres años después del accidente, en enero de 2024, la línea fue reabierta sin asegurarse responsables del desplome. Los casos, tanto Rébsamen como Línea 12, fueron politizados durante los debates presidenciales del presente año para atacar a la abanderada morenista, por lo cual Sheinbaum aclaró, tras un primer debate, que “se han explicado muchas veces y que inclusive ya ha habido justicia y que inclusive se está atendiendo. Además, las víctimas recibieron una justicia reparatoria y en el caso del Rébsamen, se cumplió con todo lo que estableció la Comisión Nacional de Derechos Humanos”.
En un lado más optimista, la gestión de Claudia en la capital también estuvo marcada por las políticas públicas con un enfoque social, apelando a la industria no contaminante y la tecnología avanzada, como en el caso del proyecto Vallejo-I; por la implementación de diversos programas sociales como Mi Beca para Empezar, para 1.2 millones de estudiantes de educación preescolar a secundaria; por diversos proyectos de infraestructura de movilidad con perspectiva ambiental, así como estrategias para generar una disminución notable en el número de homicidios dolosos y decretar la Alerta por Violencia contra las Mujeres, permitiendo disminuir la incidencia en la mayoría de los delitos asociados a la violencia de género.
ROCES FEMINISTAS
Si bien, como jefa de gobierno, Claudia demostró priorizar a las mujeres en un entorno nacional que registra como mínimo dos feminicidios al día —según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP)—, no ha sido suficiente para evitar roces con colectivos feministas.
En 2020, Sheinbaum ordenó retirar la estatua de Cristóbal Colón del Paseo de la Reforma. Su plan era colocar en su lugar una réplica de la joven de Amajac, un monolito, como un gesto para reivindicar a las mujeres indígenas. Sin embargo, en septiembre de 2021, un grupo de colectivos feministas tomó la glorieta y colocó la figura de una niña, pidiendo que el espacio se llamara “Glorieta de las mujeres que luchan”.
En marzo de 2023, durante un evento en Michoacán, Sheinbaum declaró que quienes se oponían a la colocación de la joven de Amajac en la glorieta lo hacían por motivos racistas y clasistas. Estas palabras provocaron una fuerte reacción de los colectivos, que exigieron una disculpa pública, acusando a Claudia de atacarlas y revictimizarlas. Ella dijo que sus palabras fueron malinterpretadas e intentó iniciar un diálogo, aunque reconoció que las conversaciones se estancaron. Finalmente, en junio de 2023, tras anunciar su salida del cargo para competir por la precandidatura presidencial de Morena, el colectivo feminista emitió un comunicado declarando que “ganó la dignidad porque no pudieron callar nuestra voz”.
En otro tema social, hay que sumar que en 2022 la Ciudad de México firmó un convenio de colaboración con la plataforma de hospedaje Airbnb y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Cultura y la Ciencia (UNESCO), para impulsar a la región como la “capital del turismo creativo de América Latina y el mundo”, hecho preocupante, ya que la llegada de los llamados “nómadas digitales” que surgieron durante la pandemia, principalmente extranjeros sin responsabilidades fiscales y con un poder adquisitivo mayor a los locales, acentuó el fenómeno de la gentrificación que desplaza a los capitalinos de sus viviendas, principalmente de zonas como el corredor Roma-Condesa y sus alrededores.
LA PRIMERA PRESIDENTA DE MÉXICO
Para 2023, Claudia Sheinbaum asumió un nuevo desafío al ser nombrada Coordinadora Nacional de los Comités en Defensa de la Cuarta Transformación. Con el bastón de mando entregado por López Obrador, fue elegida para liderar el movimiento. Ese mismo año, se convirtió en la precandidata única a la Presidencia de la República y en 2024 se presentó como candidata, logrando ser elegida la próxima titular del Ejecutivo.
Por lo tanto, Sheinbaum heredará del actual mandatario una política social radicalmente distinta a la de anteriores sexenios, con programas sociales universales protegidos por la Constitución.
Continuar con esta política implicará desafíos monumentales, especialmente en términos de financiamiento. La presión económica de estos programas será considerable. Según la Secretaría de Hacienda, sólo la Pensión para el Bienestar de Personas Adultas Mayores podría alcanzar un presupuesto histórico de 583 mil millones de pesos en 2025, lo que representará un aumento del 992 por ciento respecto a 2018.
En el sector salud, Sheinbaum enfrentará retos que van desde el control de vectores que transmiten enfermedades infecciosas y la prevención de adicciones, hasta la recuperación de los niveles de vacunación y la atención a la salud mental. El mayor desafío será asegurar y distribuir los recursos necesarios para atender estas prioridades, tanto a nivel federal como estatal, en particular para el IMSS-Bienestar.
Entre otras variables, hay que recordar un mayor déficit, el gasto público elevado, expectativas de bajo crecimiento económico y poco margen para aumentar la recaudación a través de impuestos.
También, la creciente demanda de acceso a la educación superior en México ha dejado a muchas personas fuera del sistema educativo. Según el INEGI, sólo el 30 por ciento de los jóvenes en edad universitaria tiene acceso a este nivel de estudios.
Aunque la confianza en las autoridades de seguridad pública ha aumentado en los últimos años, la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública 2023 del INEGI señala que el 92.4 por ciento de los delitos cometidos en el país no se denuncian. Además, el incremento histórico de crímenes de alto impacto, como homicidio doloso, extorsión, robo a negocio, robo con violencia y violación, hace que la mejora de la seguridad sea uno de los principales desafíos del próximo gobierno.
El futuro canciller, Juan Ramón de la Fuente, enfrentará un camino difícil para recomponer las relaciones con Estados Unidos, tanto en el ámbito de la seguridad como en el comercial, sin olvidar la crisis migratoria que afecta a ambos países.
En cuanto a la agenda feminista, la Interrupción Legal del Embarazo (ILE) es una de las demandas más relevantes, ya que el aborto inseguro es una de las principales causas de morbilidad y mortalidad materna en el país. Hasta octubre de 2022, era una de las cinco primeras causas de muerte materna. Sin embargo, la futura presidenta ha mostrado posturas evasivas sobre este tema, sin posicionarse claramente a favor o en contra, aunque ha expresado su desacuerdo con la penalización de las mujeres que interrumpen su embarazo.
A pesar de los retos que enfrentará su gobierno y de la expectativa que este mismo pueda generar, Claudia Sheinbaum ya ha dejado una marca indeleble en la historia de México al convertirse en la primera mujer que liderará el Ejecutivo y comandará las Fuerzas Armadas de nuestro país.