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Educación integral de la sexualidad, clave para prevenir la misoginia

Los discursos de cosificación de la mujer se siguen propagando en redes sociales. La era digital distorsiona la realidad de los usuarios jóvenes ante la carencia de enseñanzas sexoafectivas en las escuelas.

Imagen: Freepik

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JESÚS CERVANTES

Contrario a lo que se esperaría de una generación aparentemente más sensible en temas de género y relaciones amorosas, en los últimos meses han tomado fuerza discursos misóginos en el terreno erótico-afectivo, específicamente de cosificación hacia las mujeres. Algunos hombres han expuesto, en redes sociales, reclamos por la ausencia de un encuentro sexual con una mujer a la que le invitaron la cena o los tragos, como si se tratara de un fraude por intercambio mercantil. 

La popularización de estos discursos nos lleva a retomar la urgencia por una educación integral de la sexualidad en los niveles básico y medio superior, lo que, por cierto, ha generado reacciones de rechazo entre algunos docentes y, especialmente, padres y madres de familia. El principal motivo de esta negativa es el poco conocimiento que se tiene sobre los objetivos de la misma. 

Es necesario diferenciar educación sexual de educación integral de la sexualidad: la primera se centra en un enfoque biologicista —ese recibido por la inmensa mayoría de este país y que se centra en conocer los aspectos físicos y orgánicos de la sexualidad, así como el funcionamiento de los genitales y la reproducción—; en cambio, la segunda amplía su abordaje a lo que Eusebio Rubio, doctor en sexualidad, propone como los cuatro holones de esta dimensión humana: reproductividad, erotismo, género y vinculaciones afectivas. 

Grosso modo, la reproductividad se refiere al potencial que tiene el ser humano de procrear; el erotismo, a la capacidad de sentir y producir placer; el género, a todos los aspectos socioculturales asignados a una persona por nacer con determinado sexo, y las vinculaciones afectivas, a las relaciones amorosas que puede desarrollar un individuo. 

La educación integral de la sexualidad pretende abordar los cuatro holones, dándole herramientas a las y los estudiantes para que tengan una vida plena en el terreno sexual, identitario, amoroso y placentero. Además, coadyuva en la construcción de sociedades donde todas y todos puedan ser, sentir, relacionarse y decidir sobre sus cuerpos de manera libre. 

Imagen: Agenda Estado de Derecho
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El problema de no tener una educación integral de la sexualidad en primaria y secundaria es que no hay un proceso de enseñanza-aprendizaje profesional, científico y actualizado en torno a la misma, lo que trae consigo una serie de consecuencias sociales. 

SOCIALIZACIÓN 

Es importante destacar la incapacidad que tienen algunos hombres para tener relaciones amorosas sanas debido a la constante cosificación que tienen hacia las mujeres con las que interactúan. 

Esta forma de relacionarse con el género femenino no es fortuita o natural, es aprendida. Y es que si las y los estudiantes de básica y media superior no aprenden sobre sexualidad en la escuela, ¿dónde aprenden?

Habrá que empezar por reflexionar sobre los mecanismos a través de los cuales aprendemos sobre cualquier cosa. Según los sociólogos Berger y Luckmann, autores de La construcción social de la realidad (1966), todos los seres humanos atraviesan diversos procesos de socialización primaria —es decir, las relaciones familiares— y secundaria, conformada por todas las interacciones en la escuela, la iglesia, el trabajo, los amigos y, muy especialmente, los medios de comunicación. 

De hecho, los productos comunicativos audiovisuales son, hoy más que nunca, generadores de sentido y legitimadores de la realidad social. Lo que consumimos a través de las pantallas —celulares, tabletas o televisión— nos da pauta para darle significado a nuestro mundo. 

Incluso las redes sociodigitales se han convertido en un espacio de aprendizaje continuo. Al día de hoy cualquier usuario puede asegurar que, en la última semana, ha aprendido diversas cosas a través de ellas: una nueva receta, una forma más eficiente de regar las plantas, un dato sobre el calentamiento global, tips para ahorrar gasolina, una forma más efectiva para entrenar y un largo etcétera. 

Imagen: Freepik
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La mayoría de estos conocimientos se adquieren sin siquiera buscarlos. Instagram, TikTok, X, Facebook, entre otras, arrojan contenidos que, desde el entretenimiento, nos dejan diversas enseñanzas, pero, volviendo a la pregunta de arriba: ¿dónde aprenden las y los estudiantes sobre sexualidad? 

EL PAPEL DE LA PORNOGRAFÍA 

Carolina Lupo, investigadora de la Universidad de Navarra, asegura que la pornografía audiovisual ha sido un espacio de aprendizaje involuntario para las y los adolescentes, haciendo que la percepción que tienen de la sexualidad se vea trastocada. Por ejemplo, han aprendido que los hombres pueden poseer a una mujer, que ellas están dispuestas a tener relaciones en todo momento o que la violencia en el sexo es algo normal y hasta deseable. 

La investigadora concluye que la pornografía ha debilitado la capacidad de muchos jóvenes para desarrollar relaciones sexo-afectivas saludables, ya que toman como referencia los parámetros aprendidos a través de estos videos. 

Resulta necesario identificar que, ante una falta de educación integral de la sexualidad, cualquiera que consuma pornografía tendrá muy pocas herramientas para discernir lo visto; no tendrá la capacidad para identificar que, así como muchos otros materiales audiovisuales, es producto de la ficción, de tal manera que distorsiona y exagera la realidad. 

En cambio, alguien que haya tenido una educación integral de la sexualidad podrá entender que los encuentros amorosos o sexuales no responden a la lógica del intercambio mercantil; que las mujeres no son productos que valen más o menos dependiendo de su vida sexual; que ninguna persona está obligada, bajo ninguna circunstancia, a acceder a un encuentro erótico si no quiere hacerlo; que las amistades entre mujeres y hombres son posibles, y que los abusos sexuales no se deben callar. 

A lo largo de la historia de la humanidad, diversas formas de discriminación hacia las mujeres han sido invisibilizadas. Es urgente introducir a las aulas, de manera obligatoria y universal, contenidos sobre sexualidad, con un enfoque científico y actualizado, que permitan identificar esas formas de discriminación para, de una vez por todas, vivir de manera libre, justa y sana nuestras relaciones amorosas y sexuales.

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