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El deber de la memoria, investigación sobre el voto de las mujeres en México

¿Cuánto años han pasado para que las mujeres mexicanas puedan ejercer sus derechos electorales? Cecilia Lavalle y Teresa Hevia muestran que la historia tiene raíces profundas.

El deber de la memoria, investigación sobre el voto de las mujeres en México

El deber de la memoria, investigación sobre el voto de las mujeres en México

SAÚL RODRÍGUEZ

Se trata de un libro escrito en el marco del 70 aniversario de la aprobación del voto femenino en México (lo cual se logró en 1953). La autoría de El deber de la memoria: Del derecho al voto a la paridad de género (Página Seis, 2023) corre a cargo de la periodista Cecilia Lavalle Torres y la consultora Teresa Hevia Rocha. Para ambas, la fecha no podía pasar desapercibida, sobre todo en la el contexto de que México tiene, por primera vez, en más de 200 años, a una mujer como presidenta.

El objetivo de estas autoras es mostrar que el papel estelar que hoy tiene la mujer en la política mexicana no ha sido fruto de un día para otro. Las raíces son más profundas, traspasan el suelo de lo contemporáneo y se adentran hacia capas históricas, incluso residiendo en las primeras décadas del siglo XIX. “Quisimos hacer este libro para que sepan cómo es que llegamos hasta aquí”, apunta Cecilia Lavalle, también colaboradora de Siglo Nuevo.

Los primeros indicios que Lavalle y Hevia encontraron sobre mujeres que exigían ciudadanía, remiten a 1824, poco después de culminar la guerra de Independencia. En el umbral de la primera Constitución, mujeres zacatecanas solicitaron, por primera vez, que se les dé trato de ciudadanas en ese documento, emitiendo la frase “porque hemos dado por la patria todo y más”.

El hecho da a entender que ellas eran conscientes de que su participación fue decisiva para consolidar la Independencia. No obstante, la iniciativa no pasó a mayores, pero las autoras dieron con las huellas de otras peticiones anteriores a 1916, cuando se efectuó el Primer Congreso Feminista de Yucatán.

“Por ejemplo, en 1911 hubo una marcha (en Ciudad de México). Arrancaba la Revolución mexicana y hubo una marcha con más de 400 mujeres que le exigen al presidente interino (Francisco León de la Barra) la ciudadanía”, narra Lavalle.

Por supuesto, el libro también enfatiza el papel que tuvo la lagunera Hermila Galindo. Originaria de San Juan de Avilés (hoy Ciudad Juárez), en el municipio de Lerdo, Durango, Galindo fue, entre otras cosas, secretaria de Venustiano Carranza y férrea defensora del constitucionalismo, por lo que pudo forjar una sólida carrera en la política. Asimismo, participó en el Primer Congreso Feminista de Yucatán.

Para Lavalle, Hermila Galindo es un personaje emblemático que empleó toda su capacidad e inteligencia para lograr sus objetivos. Poseía excelentes cualidades de redacción, algo que en su momento no era común debido al analfabetismo, el cual afectaba a miles de mujeres debido a las limitaciones impuestas para su educación.

“Ciertamente, para esa época había también mujeres que empezaban a egresar de las universidades, pero en efecto, Hermila tenía una enorme capacidad de redacción y era apasionada en sus discursos, muy claridosa”.

Junto a la lerdense aparecen otras figuras como Elvia Carrillo Puerto y Elena Torres. Se trata de sufragistas que comenzaron a plantear iniciativas antes de la Revolución, para luego formar parte de este movimiento y, finalmente, ante la redacción de la Constitución de 1917, exigir la aprobación del voto femenino.

“He de agregar que antes de 1917 no todos los hombres podían votar. Los hombres analfabetos, que no tuvieran propiedades, no podían votar. En 1917, cuando las mujeres están exigiendo, en ese cambio de constitución, que de una buena vez nos den el voto, los constituyentes nos excluyen, pero sí admiten que voten los hombres analfabetos y sin propiedades. Es decir, en la Constitución de 1917 queda clarísimo que la exclusión era sexual; bastaba que fueras mujer para que no pudieras votar”.

LA CIMA SOÑADA

Lavalle y Hevia eligieron El deber de la memoria: Del derecho al voto a la paridad de género como título de su libro debido a una serie de reflexiones de le filósofo francés Paul Ricoeur, quien indica que el deber de la memoria no sólo es honrar el legado de quienes estuvieron o quienes ya no están, sino también realizar un inventario de lo que se ha hecho con su herencia.

“Lo que hacemos en el libro es un recuento, no sólo para honrar la memoria de las sufragistas mexicanas, reconocer todos sus esfuerzos, todo el camino, todas las acciones, los sacrificios personales que realizaron, que nos llevaron a conseguir el voto, sino que a partir de eso hacemos un recuento de lo que hemos hecho con la herencia que nos dejaron todas las sufragistas”.

Como se mencionó, la aprobación del voto femenino en México ocurrió hasta 1953, cuando Adolfo Ruiz Cortines fungía como presidente del país. A partir de ese momento, Lavalle considera que se han efectuado grandes avances en materia política para las mujeres.

Gracias a la herencia de las sufragistas, hoy se puede hablar de paridad y exigir progresos en ese sentido. Las autoras comparan los derechos políticos de las mujeres con una montaña, donde ellas están en constante ascenso. No obstante, todavía no han llegado a consolidar la igualdad, a la cual definen como la cima soñada.

“Pero estamos en una cima, de esa gran montaña, que nos permite ver un horizonte mucho más amplio y claro que el que tuvieron las sufragistas, y lo tenemos gracias a ellas”.

En 2014 se consiguió la paridad legal, en 2019 la paridad total y en 2020 se normó, reformó y prohibió la violencia política contra las mujeres en razón de género. Hoy se tiene paridad en la Cámara de Diputados, en la Cámara de Senadores y prácticamente en todos los congresos estatales. Hasta antes de que Claudia Sheinbaum dejara su cargo como jefa de gobierno de la Ciudad de México para postularse como precandidata presidencial, México tenía a 10 mujeres gobernadoras ejerciendo simultáneamente por primera vez en la historia. A pesar de estos datos, entre otras buenas noticias, Lavalle considera que aún queda un largo trecho por recorrer.

“En el libro también anotamos los desafíos, qué desafíos estamos enfrentando desde esta nueva cima. No son poco y no son chiquitos. Por ejemplo, estamos enfrentándonos a una violencia política contra nosotras en razón de género; es decir, sólo por ser mujeres y porque no somos lo que se espera que hagamos y seamos las mujeres”.

Lavalle advierte que las mujeres de hoy enfrentan una enorme simulación, algo que la escritora y periodista española Nuria Varela llama “la cultura del simulacro”. Ejemplo de ello es que un partido político postule a una mujer como presidenta municipal, pero en la sindicatura, que debe tocarle a un hombre por la ley de alternancia, resulta ser el esposo o el hijo quien realmente ejercerá el poder.

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