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Los medios de comunicación con frecuencia muestran noticias e investigaciones sobre asesinos seriales, criminales peligrosos, sádicos, chacales, seres desalmados y de crueldad extrema que cobran de manera repentina la atención del público sediento de estas historias.
De igual manera se llega a reseñar la actividad criminal de sujetos que alegan inocencia o ausencia de malicia y, por su agraciada apariencia, se convierten en las estrellas del momento para un grupo de mujeres que, sin pensarlo, pretenden arrojarse a sus brazos.
A esta conducta se le ha denominado hibristofilia, es decir, la excitación sexual al relacionarse íntimamente —de manera simbólica o real— con una persona que ha cometido algún delito particularmente violento, de índole sexual, económica, moral, de infidelidad, contrario a las buenas costumbres, asesinato con crueldad extrema, tráfico de drogas, secuestro u otros que el morbo popular lleve a altos niveles de interés.
La palabra hibristofilia proviene de la palabra griega hubrizein, que significa “cometer un ultraje contra alguien” y el vocablo philos, que se traduce como “tener una afinidad o preferencia por”.
Quien experimenta atracción sexual por aquel hombre antisocial o peligroso llega a idealizarlo al extremo de ponerse en contacto directo con él, exponiéndose a convertirse en su víctima. Cabe aclarar que esto es una parafilia, es decir, una atracción sexual orientada hacia objetos, situaciones, actividades o individuos atípicos.
AMOR O DOLOR
Muchas mujeres que se sienten predestinadas a rescatar o reencausar la vida de estos hombres, caen finalmente en su acostumbrada crueldad.
Estos sujetos violentos logran ser finos en su crueldad psicológica, haciendo sentir a sus parejas como poca cosa y enalteciéndolas al minuto siguiente. Los mensajes contradictorios de amor-odio hacia ellas alimentan su dependencia.
Si son lastimadas, confunden sus sentimientos y se consideran valoradas, necesarias. Un impulso aparentemente altruista las anima a seguir al lado de quienes las dañan y, al consumar la relación sexual, logran un orgásmico placer incomparable. Esta paradójica situación las hace vulnerables, ya que les impide razonar el enorme riesgo que corren a cada segundo.
Los rasgos hibristofílicos pueden ir desde lo moderado a lo extremo. Muchas mujeres se convierten en voluntarias para convivir con hombres encarcelados y llegan a involucrarse emocional y sexualmente con ellos. Algunas se casan y procrean una familia asumiendo los antivalores que las hicieron llegar ahí. También están las dispuestas a renunciar a la vida que conocen y asumir una nueva identidad, tal vez delictiva.
HISTORIAS QUE TERMINAN MAL
El origen de esta conducta se encuentra en una muy baja autoestima. Quienes padecen este tipo de atracción suelen proceder de hogares cuyo ambiente favorece el comportamiento antisocial, y experimentan el deseo de convertirse en salvadoras de hombres violentos para, frecuentemente, sucumbir ante su código de antivalores.
El anhelo de recibir la admiración que asocian a esos sujetos, conocido como efecto de halo, las hace considerarse elegidas para tal misión e, incluso, vislumbran la posibilidad de compartir créditos públicos en las noticias o aparecer en un libro o película. Las tendencias mesiánicas no dejan de merodear por sus pensamientos, y creen en su elección para cumplir ese papel protagónico.
La romantizada idea de redimir al violento, transformarlo en un hombre bueno y sano encubre la inseguridad de la mujer en sus capacidades. Detrás de sus acciones existen fuerzas contradictorias que se enmascaran en un supuesto acto altruista en el que renuncian a su autorrealización para sacrificarse por quien dicen amar.
Muchas de ellas tratan de ser convencidas — incluso por los mismos hombres que pretenden ayudar— de que desistan de su propósito salvador y los abandonen por el enorme riesgo de ser violentadas, pero usualmente no detectan tal peligro. Es necesario recordar que las agresiones no sólo son físicas sino psicológicas, causando daño mental y emocional en la víctima.
HIBRISTOFILIA EN HOMBRES DESEOSOS DE FAMA
Aunque la hibristofilia predomina en las mujeres, también existen los casos aislados de hombres que se sienten seducidos ante la expectativa de convivir con una compañera criminal, delincuente, agresiva, combativa, de tal manera que están dispuestos a llamar su atención al presentarse como seres complementarios al rol que en ese momento juega esa mujer. Ya sea que se encuentre en juicio o purgando una sentencia en la prisión o, tal vez, sea la heroína de una historia de violencia o crueldad, da igual porque la atracción ciega la capacidad de tomar distancia. Se corren riesgos y esto lo hace excitante.
Uno de los platillos predilectos de los hombres hibristofílicos son las mujeres asociadas a figuras del hampa, capitanas de empresas al margen de la ley, mujeres de gran belleza o poder a quienes se acercan mostrando sus señales de éxito con el fin de hacerse dignos merecedores de su atención.
Muchos de ellos aceptan entrar en sociedades marginales o delictivas para ganar el reconocimiento de seres poderosos que no temen llegar a conductas temerarias. Desoyen los riesgos que toman por la descarga de adrenalina que significa tomar a la pareja o excompañera de algún capo y sentir que adquieren parte de su poder, autenticando un valor que en realidad no tienen. Su impulsiva conducta sólo refleja una irreflexiva manera de vivir.
Los diarios presentan con frecuencia noticias sobre personas victimadas al pretender desafiar al sistema delictivo. Asumir la conducta violenta de la mujer a quien admiran los pone en este tocadero de la muerte.
Cabe mencionar que las figuras peligrosas no quedan fuera de la atención de los hibristofílicos con orientación homosexual o lésbica.
ATENCION PSICOLÓGICA
Las parafilias son caminos atípicos al goce sexual y requieren de atención psicológica. La mayor dificultad para recibirla consiste en el placer del parafílico, quien naturalmente no quiere o encuentra muy difícil dejarlo.
La psicoterapia encaminada a la reestructuración del manejo de los impulsos es una alternativa frecuente para los hibristofílicos, aunque estos pacientes requieren una atención de aproximación multimodal que conlleve la modificación de la manera de pensar, sentir y actuar en el área sexual. Sin embargo, son escasos los que buscan atención psicosexológica porque niegan estar en situación de riesgo.
La hibristofilia es peligrosa para quien la asume y la convierte en su misión en la vida; es una decisión que puede llegar a fatales consecuencias.