Importancia de la flora endémica en las ciudades
A menudo se tienen concepciones erróneas sobre el desierto; podría parecer que es un entorno seco sin ningún valor. Sin embargo, el desierto chihuahuense, además de capturar grandes cantidades de carbono —de acuerdo a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP)—, brinda servicios ambientales como los recursos forestales, regulación del clima, control de la erosión, polinización, servicios culturales y de soporte, como la biodiversidad, que permiten la regeneración de los ciclos naturales del ecosistema.
Entendiendo lo anterior es posible plantear un diseño urbano con enfoque socio ambiental, especialmente en las zonas áridas y semiáridas del Norte de México, donde el desierto forma parte del paisaje y el calor es una constante. Imaginemos zonas metropolitanas que puedan coadyuvar a los beneficios ecosistémicos que naturalmente brinda el desierto chihuahuense y, a la vez, que estén diseñadas de acuerdo al entorno natural donde se encuentran, incluyendo su vegetación.
Es importante que la ciudadanía exija entornos urbanos con un diseño integral, que sean accesibles, asequibles, que propicien el cuidado del medio ambiente y mejoren la calidad de vida de sus habitantes. En palabras de Henri Lefebvre (1968): “El derecho a la ciudad”.
Consolidar estos núcleos urbanos en zonas metropolitanas, como la Comarca Lagunera, creará pautas para replantear nuestra relación con la naturaleza. Agregando una educación adecuada y la creación de prácticas ambientales, se generará conciencia del entorno natural en donde se encuentra inmersa el área urbana, visualizando soluciones viables para la atención de una necesidad importante: la reducción del impacto que tiene el asfalto en la calidad de vida de la población.
DISEÑO VERDE DESÉRTICO
El clima árido como el de la Comarca Lagunera facilita la creación de hot spots donde el pavimento propicia el aumento de la temperatura. Ante esta situación, plantar especies nativas del desierto en los espacios públicos permite crear bienestar al habitar y transitar la ciudad. Existen casos de éxito en donde la planeación urbana, en conjunto con la participación ciudadana, ha favorecido la mejora de los espacios públicos con vegetación nativa. Es el caso de Tucson, Arizona, donde se priorizó a las plantas desérticas como elementos del paisaje urbano, trayendo confort térmico a la población.
Para la especialista medioambiental María Magdalena Bernal Grijalva, los Espacios Verdes Públicos están definidos por vegetación, árboles y arbustos que componen parte del paisaje urbano, como camellones, aceras, calles principales y avenidas, lo que permite la existencia de pequeños ecosistemas donde algunas especies de aves o insectos pueden coexistir.
Existen estudios importantes en la materia. Uno de ellos es la Hoja de Ruta para la selección de la paleta vegetal en proyectos de espacio público, realizado por la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU) en 2022, y aplicable para todo México. Sin embargo, ¿esa directriz se toma en cuenta en la Comarca Lagunera? Es algo que las y los ciudadanos deberíamos cuestionar en la rendición de cuentas de nuestros cabildos, dado que la gestión de las ciudades es un tema que nos compete a todas y todos.
La paleta vegetal de un espacio público se establece de acuerdo a las dimensiones de este, el tipo de vía, o si se trata de un jardín de techo o vertical. La paleta vegetal debe propiciar el desarrollo de ecosistemas urbanos que puedan aportar beneficios ambientales y económicos. Además, el diseño verde debe considerar espacios de descanso, protección del sol y zonas de esparcimiento.
Sin embargo, el desconocimiento de quienes licitan y designan a contratistas para la ejecución de este tipo de proyectos, también incide en la falta de una perspectiva sustentable, pues la toma de decisiones sin incluir las necesidades socio ambientales de las ciudades repercute a la hora de diseñar, construir, dar mantenimiento o remodelar un área verde.
POLINIZACIÓN
La ya mencionada serie de recomendaciones de la SEDATU incluye el tipo de vegetación adecuada para el clima semidesértico, así como las fichas técnicas de plantas nativas —no exóticas— que logran adaptarse a los entornos urbanos.
En la Comarca Lagunera existen universidades que sin duda podrían aportar información valiosa sobre el tipo de vegetación conveniente para la zona metropolitana, que destaque por su capacidad de mitigar el calor, su resistencia a climas extremos, su potencial de purificar el ambiente y que sean auxiliares en la polinización. Para que un ecosistema sea saludable, el papel de los insectos polinizadores es crucial, cuestión que se ve mermada por la presencia de asfalto y algunos tipos de césped no locales.
De acuerdo a la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA), los pastos no nativos, aunque puedan verse estéticamente atractivos, no benefician a los polinizadores y representan un consumo de agua excesivo al no ser propios del lugar —especialmente bajo condiciones de aridez—. Una alternativa a ello son los jardines para polinizadores, que pueden establecerse en áreas específicas, se adaptan a los espacios urbanos y cuyo mantenimiento es mínimo cuando la paleta vegetal es adecuada. En el Desierto Chihuahuense existen plantas productoras de néctar y polen que son ideales para la ciudad.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), las abejas mieleras son fundamentales para preservar la flora local. Plantas como la vara dulce (Aloyssia gratissima), el árbol de mezquite, (Prosopis glandulosa), el gatuño (Mimos biuncifera), el huizache (Acacia farnesiana), la gobernadora (Larrea tridentata) o el palo verde (Parkinsonia aculeata), son ideales como polinizadoras. Además, la floración de estas especies se distribuye a lo largo del año —en algunos casos es en primavera y en otros, como el caso del gatuño, se presenta de junio a septiembre aun en tiempo de sequía—, cuestión que las vuelve una opción extraordinaria que se adapta al ecosistema que habitamos.
Entre la flora endémica de la Comarca Lagunera destacan arbustos, magueyes, yuca, lechuguilla, mezquite, entre otros matorrales y pastizales, siendo estos últimos los responsables de la mitigación del calor.
Tomar en cuenta el tipo de clima y ecosistema en la planeación urbana habla de una capacidad de adaptación, innovación y creación de prácticas ambientales que permitan alejarse de una visión antropocéntrica y, de este modo, tejer el vínculo humano–naturaleza que tanto hace falta. No se trata de “vencer al desierto”, sino de crear las condiciones sociales y ambientales para cohabitar dentro del territorio.
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