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La segregación residencial como herramienta de la anti-ciudad

Privatización de los espacios urbanos

La segregación residencial como herramienta de la anti-ciudad

La segregación residencial como herramienta de la anti-ciudad

JESÚS TOVAR

Los libros de valor siempre abren puertas. Ha llegado a mis manos Segregación residencial en el campo social, de Jesús Abraham Salazar Valadez, del que puedo decir que es muy significativo para el gremio de arquitectos y para el resto de los ciudadanos de la Comarca, porque arroja una luz de esperanza dentro del panorama nada claro del urbanismo lagunero.

Salazar deja claro que hay una división de los grupos sociales dentro de nuestras ciudades, gracias en gran parte a las políticas de planificación urbana poco pensadas para una ciudad del siglo XXI, una más democrática. No hay un control con respecto a la segregación residencial que se vive actualmente. Es un tema que prácticamente no se comenta en los grupos de interés.

El Torreón de hoy ya demanda que sus planeadores no solamente conozcan las causas, consecuencias e implicaciones del proceso de hacer ciudad. Torreón debe dejar de ser un caos urbano y convertirse en una ciudad ejemplar en México. Nos falta mucho. Primero hay que conocernos a nosotros mismos y, después, actuar en consecuencia.

La investigación que está plasmada en Segregación residencial en el campo social puede ser un soporte teórico-metodológico para la planeación urbana de la metrópoli anhelada. Una de las soluciones que propone es, por supuesto, el espacio público de calidad del que se carece en la Laguna. Los sitios privados se extienden y nos aíslan, promoviendo una nula interacción entre los grupos sociales que componen nuestra sociedad. Esta se divide en lugar de ser integrada.

Las clases medias y altas han generado un proceso de auto segregación que se presenta en forma de murallas (muros altos) que producen condiciones desfavorables para la accesibilidad a todos los rincones de la ciudad, que poco a poco se privatiza. La segregación residencial se ha vuelto entonces una herramienta de la anti-ciudad, porque hay un endurecimiento de las relaciones sociales en los espacios con cierta proximidad. Una urbe más justa y democrática es accesible a todos sus ciudadanos; en muchos sectores de la Comarca Lagunera, en cambio, las áreas urbanas monopolizan la exclusividad social y la calidad de vida.

SEGREGACIÓN RESIDENCIAL EN EL CAMPO SOCIAL

El libro contiene una investigación ejemplar por el uso de sus protocolos, por la recopilación de datos, por su abordaje de la teoría sociológica de Pierre Bourdieu. Conceptos que incluye el texto y que permiten entender el espacio urbano, como exclusión, homogeneidad social, estigmas territoriales y funcionamiento del mercado del suelo, deberían ser más frecuentemente utilizados no sólo por los arquitectos y los urbanistas, sino también por los ciudadanos hartos de vivir en una metrópoli con tantos temas pendientes.

Salazar expone que la distribución del capital tiene mucho que ver con la planificación urbana; un dato espeluznante es que hay una disposición de la sociedad lagunera a la segregación residencial. Entender el fenómeno de cierre de calles, sus motivos y las formas en que propicia la inaccesibilidad es fundamental.

Hemos imitado ciegamente el desarrollo urbano estadounidense con la expansión de los suburbios, que se basa en el principio de que vivir en las afueras de la ciudad es más pacífico y seguro. Pero fuimos engañados por esta falacia. No hemos analizado la forma en que este modelo es insostenible, porque ha creado polos de desigualdad.

Aunque se ha logrado una parcial interconexión con todos los nuevos fraccionamientos, estas medidas no son las ideales de acuerdo a las mejores prácticas urbanísticas. Hay restricciones a base de muros, rejas, jardineras y señalética, que destruyen el trazo inicial de la ciudad y la circulación planificada. Estamos creando un conjunto cada vez mayor de pequeños guetos. Nuestro deber es hacer ciudad y no anti-ciudad.

El espacio geográfico de la metrópoli nunca es un espacio neutro; está lleno de significados que producen y reproducen relaciones de conflicto que pueden ser resueltas si queremos.

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HÁBITOS DE EXPULSIÓN

La valiosa investigación de Salazar deja claro que existe un proceso de expulsión de aquellos agentes (habitantes) que no poseen el volumen de capital requerido en el campo (sector social) en cuestión, ya sea de manera tangible o simbólica. En la lógica de los campos, la segregación residencial es la estrategia excelsa para presentar las distancias sociales a través de distinciones en el espacio. Esto es producto de las decisiones institucionales tomadas para aplicar las políticas de libre mercado a la vivienda, la planeación urbana, el transporte y los servicios públicos.

Adicionalmente, las políticas de zonificación estimulan las desigualdades sociales. La heterogeneidad de los usos de suelo en determinadas zonas de la ciudad no garantiza la interacción entre agentes de diferentes posiciones sociales. Es necesario, por lo tanto, acompañar este proceso fortaleciendo el capital social de los grupos en estos territorios.

En la Comarca Lagunera, el cierre de calles siempre estuvo condicionado a percances de inseguridad, aunque también forma parte de un hábito segregativo, el cual califica de inseguro al agente que se ubica en puestos inferiores del campo social.

En los guetos de los puestos superiores no se puede ingresar sin la autorización del personal de seguridad de la caseta de vigilancia. Usted lector los debe conocer muy bien. Además, dentro de estos sitios, se han creado otros espacios de exclusión como albercas o viveros.

Aunque el autor nos comparte que una limitación importante de esta investigación consistió en la dificultad para que los agentes del campo proporcionaran información respecto al volumen de su capital, el paso que dio es de gran importancia. Más adelante podrá realizarse una articulación conjunta de otras técnicas de investigación, como entrevistas a profundidad o técnicas etnográficas.

La lectura y la reflexión alrededor del tema de este libro es muy recomendable para entender el significado de un primer paso en la agenda urbana lagunera, uno que profundice más en el análisis de la segregación residencial y el volumen de capital que determina nuestro lugar en la ciudad.

Las preguntas que surgen aquí son: ¿Estamos haciendo la suficiente investigación en arquitectura y urbanismo? ¿Nos estamos preocupando por mejorar nuestro entorno? Los laguneros francamente merecemos mejores ciudades, pero debemos actuar y dejar de ser espectadores.

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Escrito en: Jesús Tovar arquitectura Torreón

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