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Leistes bien y dudastes

La argumentación de los quijotescos defensores de los hablantes que usan vocablos como los que aparecen en el título de este texto, no va más allá de mencionar que son usos antiguos y que debe verse en ello su legitimidad.

Leistes bien y dudastes

Leistes bien y dudastes

SAÚL RODRÍGUEZ

Me gusta la defensa que algunos feisbucnautas hacen de ciertas formas lingüísticas inusuales entre las que no faltan los vistes, llegastes, trajistes, o sea, la forma no usual de la segunda persona singular del pretérito perfecto. Los afanes tutelares de alguna manera implican a marginados del habla urbana, de las hablas culta o académica, que por cierto yo procuro. Sin embargo, no es infrecuente escuchar también el mismo uso en los medios de comunicación masiva, entre gente de formación más que mediana.

La argumentación de los quijotescos defensores de los hablantes que usan vocablos como los que aparecen en el título de este texto, no va más allá de mencionar que son usos antiguos y que debe verse en ello su legitimidad. Casi no dan ejemplos. Por eso me dediqué a piscar algunos en los surcos ancestrales de la lengua. De allá traje muestras de tres grandes usuarios del español: Garcilaso de la Vega, Miguel de Cervantes y Sor Juana Inés de la Cruz.

Garcilaso es considerado el poeta mayor del Renacimiento español, vivió entre 1491 y 1503 y murió en 1536. En el siglo XVI escribió una copla donde se lee: La gente s’espanta toda / que hablar a todos distes / que un milagro hecistes / hubo de ser en la boda. Y en el soneto V: Escrito ‘sta en mi alma vuestro gesto / y cuanto yo escribir de vos deseo / vos sola lo escribistes; […]”.

En el añorante soneto X, Garcilaso da abundantes ejemplos de la censurada conjugación de la segunda persona singular del pretérito: Pues en una hora junto me llevastes / todo el bien que por términos me distes / llévame junto al mal que me dejastes // si no sospecharé que me pusistes / en tantos bienes porque deseastes / verme morir entre memorias tristes.

Cervantes nos proporciona una copiosa cantidad de ejemplos en sus diversas obras. En el gracioso entremés de El viejo celoso, la joven Mariana le reclama a su decrépito marido que si tiene alguna riqueza es “la que te llevastes en mi dote”. En seguida el Juez interroga al anciano: “señor: cuando entrastes en poder de vuestra mujer, ¿no entrastes gallardo, sano, y bien acondicionado?”. El Viejo aprovecha para elogiarse y el Juez se pone de su parte, le dice a la joven: “pues comistes las maduras, gustad de las duras”. Y no concede el divorcio.

En el prólogo del Quijote un amigo le propone a Cervantes que copié una bibliografía de cualquier libro y la incorpore al suyo: “no habrá quien se ponga a averiguar si los seguistes o no los seguistes”. En otro momento, el amigo lo alienta: “no os han de cortar la mano con que lo escribistes”.

Hasta en la casa real era normal el uso que comentamos. El rey, mediante su súbdito correspondiente, otorga el privilegio de imprimir el Quijote y le dice a Cervantes. “nos pedistes y suplicastes mandásemos licencia”. Con la impresión de las Novelas ejemplares sucede igual: “nos suplicastes os mandásemos dar licencia”.

También en versos del Quijote Cervantes tiene ese uso: Almas dichosas que del mortal velo / libres y esentas por el bien que obrastes / desde la baja tierra os levantastes / a lo más alto y lo mejor del cielo // y ardiendo en ira y en honroso celo / de los cuerpos la fuerza ejecitastes / que en propia sangre y ajena colorastes / el mar vecino y arenoso suelo.

Se acaba el espacio. Vayamos pronto con Sor Juana quien en una copla comenta la maravilla del mundo: Si su labor excede / a cuanto imaginaste / no igualándolo cuantos / hicistes entes antes. Y en su comedia Los empeños de una casa, don Juan le dice a doña Leonor: ¿Estas eran las promesas / estas eran las palabras / que me distes en Madrid / para alentar mi esperanza?

Lector, ¿encontrastes todas las veces en que aparece el a veces señalado uso arcaico de la segunda persona singular del pretérito? Si no, es que no leistes bien, no observastes, no te fijastes.

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Escrito en: Saúl Rosales lengua lenguaje

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