Fotograma de 'María Candelaria', película incluida en el documental 'México de mis amores'.
Un motor a lo largo de la vida de Nancy Cárdenas fue la pasión que imprimía a todos sus proyectos creativos y personales, que, como fuerza imparable, se desbordaba en todos los ámbitos en los que se movía. Ella fue una mujer de grandes amores y también de dolorosas desilusiones. Tres fueron sus grandes pasiones: el teatro, las mujeres y la lucha social. Quizá en esta enumeración falta mencionar una cuarta pasión más desconocida, olvidada y no tan visible: el cine. Nancy Cárdenas fue una cinéfila incurable que encontraba en la sala a oscuras el espacio para la complicidad, el disfrute de la belleza y la celebración de la vida. Un arte en movimiento que la estimulaba de múltiples formas y le retribuyó enormes satisfacciones.
Nancy descubrió que el teatro podía ser una trinchera creativa para llegar a más gente y activar de forma artística la lucha por los derechos de las personas homosexuales. Conmover a los públicos a través de historias poderosas y divertidas en escena se convirtió para ella en la mejor manera de apoyar el movimiento de liberación homosexual, del que fue una de sus pioneras más imparables.
El corazón de esta coahuilense fuera de serie latió fuerte en cada proyecto y marcó un parteaguas en la historia del teatro en México, pues por primera vez puso los reflectores en historias de la diversidad sexual: Los chicos de la banda, de Mart Crowley (1974); Las amargas lágrimas de Petra von Kant, de Rainer Werner Fassbinder (1980) y As is (Sida… así es la vida), de William M. Hoffman (1988). Bajo su dirección, estos relatos abrieron el debate público sobre la homosexualidad, el lesbianismo y el SIDA, cuando muy pocas personas se atrevían a alzar la voz en la sociedad mexicana.
CRÍTICA CULTURAL
Antes de entrar de lleno a su actividad como directora de teatro, Nancy Cárdenas coqueteó con y cultivó el séptimo arte. Una beca le permitió hacer estudios de Cine y Dirección Teatral en el Centro de Estudios Cinematográficos de Lodz, Polonia. Esta experiencia formativa amplió sus horizontes sobre lenguajes cinematográficos, como el expresionismo polaco.
A su regreso a México, ella se integró al equipo de trabajo de Manuel González Casanova, quien entonces era jefe de la Sección de Actividades Cinematográficas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En 1962, la UNAM publicó la monografía Cine polaco, escrita por Nancy Cárdenas, el primer título de la célebre colección Cuadernos de cine creada bajo el auspicio de González Casanova. Este ensayo ofrecía un panorama atractivo y general de la filmografía de vanguardia en Polonia y es una muestra de la agudeza de la autora coahuilense como crítica en este campo. Aquel año, el cine le dio la satisfacción de ver publicado su segundo libro por la imprenta de su alma mater. Además, tuvo la tarea de coordinar la programación de los cineclubes de la universidad, un espacio laboral que le permitió crecer y entender el gusto y los intereses de los públicos e implementar estrategias para formar nuevas audiencias. Los cineclubes universitarios fueron los semilleros de las vocaciones cinematográficas de varias generaciones de jóvenes.
Desde Radio Universidad, Nancy Cárdenas trabajó como locutora del programa El cine y la crítica. Aunque posteriormente entregó la estafeta de la conducción a su amigo Carlos Monsiváis, jamás abandonaría su rol de crítica cultural, pues tiempo después tendría una columna de espectáculos en la revista Él y ella, donde reseñaba películas, obras de teatro o programas de televisión.
MÉXICO DE MIS AMORES
De 1976 a 1978, Nancy Cárdenas emprendió su primera y única incursión como directora de cine con la película México de mis amores (Televisa, S. de R.L. de C.V. Derechos Reservados; acervo de la Filmoteca de la UNAM). El guion de este largometraje fue escrito al alimón por ella y Monsiváis, en una mancuerna formidable, pues la complicidad y su cinefilia compartida les permitió seleccionar, ensamblar y darle un sentido a las mejores escenas del cine mexicano. No se trata de un mero documental, sino de una antología de las mejores películas del cine de oro, comedias familiares, largometrajes de rumberas e incluso las películas del Santo.
La voz de Ernesto Alonso va narrando la historia del cine mexicano y guía al público a través de una revisión lúcida y lúdica de los temas, obsesiones, conquistas y éxitos de estas películas en un sensacional y trepidante ritmo narrativo. Entre las escenas se van entrelazando los testimonios de actores fundamentales de la industria como Manolo Fábregas, Fernando Soler, Adalberto Martínez “Resortes”, Marga López, Sara García, Silvia Pinal y Gabriel Figueroa. De este grupo, sólo vive la primera actriz Silvia Pinal, quien comenta su trabajo con Nancy Cárdenas en su libro de memorias Esta soy yo, publicado por la editorial Porrúa en 2015.
La angustiosa persecución de Dolores del Río en María Candelaria (1943), huyendo entre las chinampas de Xochimilco, o las caderas frenéticas de Ninón Sevilla a ritmo de rumba, o la crueldad de los jóvenes lumpen encarnada en Roberto Cobo en Los olvidados (1950), son algunos de los momentos indelebles de la historia del cine de oro, que Nancy Cárdenas rescató y actualizó en México de mis amores.
Sorprende la nómina de directores de cine que confiaron en el trabajo de Nancy Cárdenas y le cedieron sus derechos de autor para amalgamar esta película: Emilio “el Indio” Fernández, Roberto Gavaldón, Juan Bustillo Oro, Fernando de Fuentes, Alejandro Galindo, Luis Buñuel, Julio Bracho, Ismael Rodríguez, Arturo Ripstein, Juan Ibáñez, Jorge Fons, Paul Leduc, Enrique Rosas, Benito Alazraki y Emilio Gómez Muriel. Esta pléyade de cineastas es una muestra de la capacidad de Nancy Cárdenas para convocar esfuerzos, voluntades y numerosos talentos.
En México de mis amores hay un guiño lésbico de entrañable complicidad, pues Nancy Cárdenas entrevistó a Sara García, la abuelita del cine mexicano, que en su intimidad era una mujer lesbiana. Sara García cuenta a la cámara su experiencia de trabajo y el cariño que le profesó a Pedro Infante. La actriz habla de su colega como un verdadero hijo, mientras al fondo, reflejada en el espejo, la escucha con atención Rosario, su pareja. El hecho de que la actriz y su amada aparezcan juntas en pantalla muestra el deseo de Nancy Cárdenas de recuperar esa memoria amorosa y registrarla en el cine.
En 2024, año en que se conmemora el 90° aniversario del natalicio de Nancy Cárdenas y su 30° aniversario luctuoso, la oportunidad de volver a ver México de mis amores, estrenada en 1979, es un motivo de celebración. Esto fue posible gracias a una alianza venturosa entre el equipo de profesionales de la Filmoteca de la UNAM, que digitalizó la copia que se conserva en 35 mm; la Fundación Televisa, que concedió los derechos de exhibición, y un grupo de personas entusiastas del legado de Nancy Cárdenas convocado por Olivia Peregrino, la directora del documental Querida Nancy.
La versión restaurada de México de mis amores fue proyectada el miércoles 29 de mayo y el domingo 2 de junio en el Museo Arocena de Torreón, por el cine club Cuadro X Cuadro.