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Micropolítica en el fotoperiodismo de Greta Rico

Además de enfocarse en los derechos humanos, el trabajo visual de la fotógrafa se centra en generar nuevas representaciones del cuerpo y el rol de las mujeres en una sociedad donde impera la visión masculina.

De la serie 'Jardines del caos'. Imagen: Cortesía

De la serie 'Jardines del caos'. Imagen: Cortesía

MAYRA FRANCO

Pese a las críticas que pueda recibir de otros colegas sobre la falta de premura al realizar algunas de sus imágenes, Greta Rico se conoce y sabe que su mejor fotografía la hará “cuando entienda bien de qué va la cosa”.

Esta ha sido una constante en los trabajos visuales de largo aliento que realiza. Entre que hace el primer contacto con las personas involucradas en un nuevo proyecto y la primera foto que toma de ellos, pueden pasar varias semanas. Antes que todo, lo importante para Greta es entender y familiarizarse con sus protagonistas y el entorno que va a encuadrar.

“No regreso deprimida a mi casa porque no saqué la cámara en esos momentos. Yo también conozco mis procesos, sé que me gusta trabajar así, y me parece que también las personas valoran el trabajo que estoy haciendo al realizarlo de esa manera”, explica Rico sobre sus poyectos documentales.

Si bien no está segura de que haya muchas respuestas en su pasado sobre su interés actual en la fotografía, sí une algunos recuerdos con el ahora. Greta recuerda cómo, alrededor de sus ocho años, hubo una cámara en casa que usó innumerables veces para tomar fotografías de todo. “La verdad es que a partir de ahí me acuerdo que siempre traía una cámara conmigo”, dice.

Sin embargo, no cree que esto haya impactado en su decisión de ser fotógrafa documentalista; fue más bien una cuestión multifactorial: desde sus estudios en Relaciones Internacionales por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), —donde realizó su tesis sobre cómo las imágenes, a través del fotoperiodismo, podían influir en la política exterior de un país—, hasta lo aprendido en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), cuando realizó la maestría en Estudios Feministas. Esto, aunado a su trabajo como reportera y fotógrafa en un par de medios de comunicación independientes (y ya inexistentes) de la Ciudad de México, la adentró a ese mundo.

Un trabajo periodístico sobre la Compañía de Teatro Penitenciario del Foro SHKSPR y sobre cómo el arte y la cultura podían generar cierta transformación social, afianzó el interés de Greta por contar historias desde la fotografía y hacer micropolítica con ella.

PARTERAS Y FEMINISMO

Parteras urbanas. Entre patrimonio y colonialidad (2017) es un trabajo documental cuya realización tomó cinco años. Fue el primero de largo aliento de la fotoperiodista. Consta de 58 imágenes en blanco y negro, y muestra la labor de una docena de parteras que atienden en la Ciudad de México y que ofrecen una alternativa al modelo sanitario hegemónico que permea alrededor de la salud reproductiva de las mujeres.

De la serie 'Madre sustituta'. Imagen: Cortesía
De la serie "Madre sustituta". Imagen: Cortesía

Este proyecto pone el foco en el creciente número de cesáreas innecesarias a nivel mundial que, según una investigación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), seguirán aumentando durante la próxima década. En 2030 se estima que uno de cada tres nacimientos será por medio de esta práctica que puede poner en riesgo la salud de mujeres y bebés, a corto y largo plazo, si se realiza cuando no hay necesidad de hacerlo.

“Algo que también he intentado replicar en mi práctica como fotógrafa documentalista es todo lo que aprendí con las parteras: que hay que saber esperar, que hay que entender que las mujeres son poderosas y sobre todo entender que vivimos en un mundo donde hay un sistema que nos dice a las mujeres que no podemos parir y que los bebés no saben nacer y esto es mentira”, explica Greta.

Con esta serie, la fotoperiodista se dio cuenta de algo “profundamente preocupante”: sus imágenes conseguían reacciones de desagrado y asco por la sangre de los partos, mientras que la muerte y la violencia que se vive en el país no genera nada en los espectadores. “Creo que eso nos habla de una sociedad profundamente rota y que no está entendiendo que la sangre que da vida no tiene por qué darnos miedo ni asco”.

Este proyecto ayudó a Rico a plantearse nuevas reflexiones y a crear una metodología más afín a sus ideologías, como el constante y amplio trabajo de investigación que hay detrás de cada uno de sus proyectos, la importancia de crear nuevas representaciones de la mujer y la necesidad de una re-historización: hablar ampliamente de cómo vivieron, viven y qué lugar tienen y han tenido en la historia.

“Por ejemplo, en La guerra no tiene rostro de mujer, lo que hace Svetlana Aleksiévich es justamente re-historizar a las mujeres que estuvieron en el ejército durante la Segunda Guerra Mundial. Ella no sólo habla de que hubo mujeres soldado que se ponían el uniforme e iban a la guerra, sino que habla de que iban y era más común que las violaran en los batallones, que cuando llegaban al campo las mandaban a la cocina a hacer comidas y en todo el libro justo lo que ella hace es explicar, a través de su literatura, que las mujeres no habitan el mundo sólo porque sí, sino que lo hacen en ciertas condiciones y bajo un sistema de opresión que las violenta y las mata”, indaga Greta.

FEMINICIDIOS

La documentación y autorreflexión han sido pilares para que en los proyectos de Greta esté presente la perspectiva feminista y cuenten historias alejadas del amarillismo y la perspectiva masculina que impera en muchas de las representaciones femeninas.

De la serie 'Madre sustituta'. Imagen: Cortesía
De la serie "Madre sustituta". Imagen: Cortesía

Esto se ve claramente en Madre sustituta, que inició a finales de 2017, luego del feminicidio de su prima Fernanda y de la responsabilidad que tomó su hermana mayor, Siomara, al hacerse cargo de la crianza de su sobrina de tres años de edad.

“Creo que muchas de las formas en que se aborda el feminicidio en los medios de comunicación siguen siendo muy grotescas y desagradables. Pero en ese momento, cuando empecé el proyecto, Siomara y yo nos dimos cuenta de que nadie habla de lo que pasa después, porque esto no se acaba con el asesinato de una mujer: ¿qué pasa con los niños y las niñas que se quedan huérfanos?”, plantea Rico.

La serie fotográfica la inició el día del funeral de su prima y a la fecha continúa activa. Para Greta es importante mostrar que el amarillismo, la violencia y la sangre no son la única manera en que se puede hablar de este tema.

MICROPOLÍTICA

Involucrarse desde el respeto, la sinceridad y el trabajo colaborativo es importante para Greta Rico. Otros proyectos como Cartografías del cuidado y Jardines del caos son el resultado de este interés particular en hacer micropolítica con sus series documentales.

En este último fue posible que Greta se involucrara a tiempo completo gracias a la beca que obtuvo en el Bertha Challenge 2023, con la cual pudo investigar a las familias campesinas que trabajan el ciclo agrícola en la Ciudad de México.

“La verdad es que lo que me motivó fue mi propia ignorancia. Pero por otro lado, también el reflexionar cómo informar y comunicar a la gente que puede tomar decisiones sobre lo que se está metiendo a la boca. Plantear que esas decisiones pueden hacer más rico al rico o apoyar a una familia campesina que está haciendo un esfuerzo extraordinario, nadando a contracorriente y padeciendo las peores de las peores para que las personas en este país […] tengamos acceso a alimentos nutritivos”.

La micropolítica de Greta implica usar la fotografía para plantear nuevos discursos y diálogos sobre un tema, e involucrar a las personas en historias trabajadas desde una comprensión profunda y colaborativa.

“Con mis proyectos documentales puedo hacer micropolítica y realizar una exposición donde yo eduque e informe a las personas sobre una problemática en particular. Y con una persona que regrese a su casa y cambie su perspectiva una vez que vio lo que yo expuse, me doy por bien servida. Yo de lo que estoy convencida es que el arte y la cultura pueden mover a la gente, y les pueden enseñar a mirar algo”, afirma la documentalista.

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