Imagen: Freepik
En la actualidad, el tema de ser mujer y la igualdad de género, a la par de cobrar fuerza, ha obtenido una propaganda negativa que no favorece su avance en lo absoluto. A pesar de que existen iniciativas a nivel nacional como la política de igualdad entre mujeres y hombres, la cual establece acciones gubernamentales que deberían ayudar a lograr equidad en ámbitos básicos —político, económico, social, laboral, cultural e institucional—, aún quedan algunos obstáculos que sortear debido a la complejidad de la situación.
Entre los programas a nivel global que apoyan este tema, es importante hacer énfasis en la Agenda 2030, ya que es una de las estrategias más importantes para atender las necesidades socioambientales actuales y futuras. Este plan pertenece a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la cual debido a su carácter internacional único, puede tomar acción ante los posibles problemas a los que nos enfrentamos como humanidad en el siglo XXI.
Por otro lado, ONU Mujeres, que es la parte de esta organización que se dedica a promover la igualdad de género y el empoderamiento femenino, en su informe anual de 2023 menciona que el panorama es preocupante cuando se está a mitad de camino de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible.
LA INICIATIVA
La Agenda 2030, creada el 25 de septiembre de 2015, es un plan de acción que favorece a las personas y promueve la prosperidad y a la sostenibilidad del planeta, pues tiene como finalidad fortalecer la paz mundial y el acceso universal a la justicia. Está conformada por 17 objetivos principales que contienen 169 metas integrales a desarrollar y cumplir, que abarcan esferas en lo económico, social y ambiental, tópicos que van indiscutiblemente de la mano.
Los mencionados puntos determinarán las estrategias de desarrollo a nivel mundial en los próximos años. Es por esto que tienen alta relevancia. Los países comprometidos con lo anterior deben movilizar los medios necesarios para cubrir las necesidades de los más vulnerables.
El quinto objetivo de la agenda es lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y niñas. Recalca que esto no sólo es un derecho humano, sino que también es punto clave para construir un mundo pacífico, próspero y que a la vez sea y se mantenga sostenible.
En el informe más reciente de avances hacia la Agenda 2030, emitido en 2023, se menciona que sólo el 15.4 por ciento de los indicadores de los cuales se tienen datos, se encuentra correctamente encaminado hacia ese objetivo. Lamentablemente, el 61.5 por ciento se considera que está moderadamente orientado y el 23.1 por ciento se encuentra lejos o inclusive muy lejos de llegar a la meta.
VIOLENCIA CONTRA LA MUJER
Basándose en los resultados arrojados por este informe, se sabe que el panorama es preocupante. Al actual ritmo de avance se necesitarían 300 años para terminar con el matrimonio infantil, uno de los temas más delicados. En 2019 se presentaron datos donde una de cada cinco mujeres, con edades entre los 20 y 24 años, se casaron antes de cumplir la mayoría de edad (18 años).
Este mismo documento recolectó información de 68 países en el período 2007-2022, donde solamente el 56 por ciento de las mujeres entre los 15 y 49 años que están casadas o en pareja, se encuentra en posición de tomar decisiones sobre su salud y derechos sexuales reproductivos. Sin embargo, como es de esperarse, por factores socioeconómicos y geográficos, los porcentajes presentan diferencias entre regiones, que van desde el 37 por ciento en África subsahariana, hasta más del 80 por ciento en naciones de Europa, Latinoamérica y el Caribe.
Si bien el 89 por ciento de las mujeres pueden decidir sobre el uso de anticonceptivos, una de cada cuatro no tiene la autonomía de tomar decisiones acerca de su salud ni para negarse a mantener relaciones sexuales. Para combatir esto es necesario garantizar leyes en materia de salud, derechos sexuales y reproductivos a través de factores como la designación de presupuesto, la capacitación técnica en conjunto con la formación de personal sanitario y la sensibilización de la población en general.
La información recopilada de 119 naciones en 2022, revela que las mujeres continúan enfrentándose a obstáculos para acceder a los derechos humanos básicos. Por increíble que parezca, aún existen leyes discriminatorias y vacíos en cuanto a protección jurídica.
El 55 por ciento de los países carece de leyes que prohíban la discriminación directa o indirecta contra la mujer, resaltando la falta de regulación de las redes sociales, las cuales actualmente se han convertido en un arma fuera de control. Para atender la problemática, se ha dispuesto a personas que carecen completamente de preparación de cualquier tipo, sin capacitación para tratar temas tan delicados y sensibles como la violencia de género, que comparten y promueven mensajes machistas bajo el autonombramiento de “coach de vida”, agrediendo, desacreditando el feminismo y promoviendo actitudes de discriminación. Por tal motivo, es urgente que se propague la regulación que ya existe en algunos territorios de Asia para los creadores de contenido.
En el año 2000, el 35 por ciento de las mujeres del mundo, de entre 15 y 49 años de edad, habían estado en relaciones conflictivas, siendo víctimas de violencia física o sexual por parte de su compañero o excompañero. Las cifras continúan alarmantes: en el último año, el 16 por ciento ha sufrido de estas formas de agresión.
La pandemia de covid-19 fue un punto de quiebre; la evidencia sugiere que la violencia se vio exacerbada. Es indispensable planear inversiones para mejorar y ampliar aquellos programas de prevención de la violencia contra las mujeres, crear políticas que sean verdaderamente eficaces y brindar apoyo para enfrentar el problema. Si estos puntos no se trabajan, la meta de eliminarla no se cumplirá para el año 2030.
Respecto al tema de matrimonio y familia, aproximadamente la cuarta parte de estos países no reconocen la igualdad de derechos en el matrimonio y el divorcio, como tampoco tienen establecido que la edad mínima para casarse sea la mayoría de edad.
Haciendo una proyección del alarmante panorama, llevaría 286 años llenar aquellos vacíos en protección jurídica y acabar con las leyes que son discriminatorias, 140 años para que las mujeres representen de manera igualitaria cargos de poder y liderazgo en sitios de trabajo, así como otros 47 años para tener paridad en parlamentos nacionales.
Sobre el tema de calidad de vida, más de 340 millones de mujeres y niñas —el ocho por ciento de la población femenina mundial— tendrán condiciones de vida de pobreza extrema para el año 2030. Es desgarrador pensar que una de cada cuatro tendrá falta de seguridad alimentaria, de moderada a grave. Los datos oficiales son contundentes y señalan que aún queda mucho trabajo por hacer.
BRECHA LABORAL DE GÉNERO
Las discusiones sobre la existencia de la brecha laboral de género son causa de interminable controversia. Prevalece la desacreditación de su existencia, incluso cuando la doctora Claudia Goldin, investigadora de la Universidad de Harvard, ganó el Premio Nobel de Economía 2023 por sus aportaciones sobre el tema y su línea de investigación. Este premio es un logro para todas las mujeres, ya que es un parteaguas que demuestra que los estudios de género tienen una importancia fundamental para cerrar esta brecha. La doctora Goldin señala que, a lo largo de 200 años, la participación femenina en el mercado laboral no tuvo una tendencia ascendente; por el contrario, generó una curva en forma de U.
A pesar de esto, personas de ambos sexos —predominando el masculino—, desestiman la evidencia o simplemente la ignoran: desde su espacio de desinformación o privilegio, aseguran que estas situaciones son falsas o inexistentes al no percibirlas en su entorno cercano. Pero hay que aterrizar el contexto. El panorama debe ser analizado a mayor escala, fuera de las experiencias personales. El hecho de que una mujer tenga un empleo y este cuente con un sueldo “digno”, no significa que todas las mujeres del mundo puedan acceder a la misma oportunidad.
Otra problemática es que el 45 por ciento de los países analizados no tiene remuneración igualitaria por trabajo de igual valor entre mujeres y hombres. A su vez, más de la tercera parte de estos territorios no otorga licencia por maternidad según lo establecido por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Globalmente, las mujeres tienen una representación de casi el 40 por ciento del empleo total, pero aquí viene un dato muy importante para su desarrollo profesional: únicamente el 28.2 por ciento de cargos directivos son ocupados por ellas. Las medidas para cambiar esta situación han sido insuficientes y como resultado los avances son lentos, pues únicamente se logró un aumento del uno por ciento desde 2015. Al ritmo actual, llevaría alrededor de 140 años garantizar la paridad de género en cuanto a ocupación femenina en puestos directivos.
El desarrollo sostenible debe alcanzarse satisfaciendo las necesidades del presente, sin comprometer las de futuras generaciones. Bajo este panorama, si no conseguimos un cambio en el ritmo de avance, la siguiente generación de mujeres seguirá dedicando una media de dos a tres horas diarias más que los hombres al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, lo cual seguiría siendo un obstáculo para su crecimiento profesional y personal.
LA MUJER EN LA CIENCIA
Otra digna mención es el Premio Nobel de Medicina de 2023, otorgado a la doctora Katalin Karikó en conjunto con su colega Drew Weissman. Ambos fueron galardonados por ser pioneros en la creación de la vacuna ARNm para covid-19. Sus descubrimientos son realmente revolucionarios e impactan profundamente a la sociedad, especialmente a las mujeres.
El tópico de las mujeres en la ciencia es siempre complicado y contradictorio, pero no debe dejarse de discutir. Podemos nombrar sin problema una lista de célebres científicas que han hecho aportaciones increíbles al mundo que conocemos hoy en día, pero dolorosamente existen otras historias de plagio, violencia y desacreditación para aquellas que dedicaron su vida a sus proyectos de investigación.
La igualdad de género en la ciencia todavía es un proyecto, aunque existen buenas iniciativas para incluirnos en el sistema y darnos el espacio que nos corresponde dentro de la academia. Sin embargo, una clara exposición de la realidad se presentó en la mesa de Derechos de las mujeres Trabajadoras de la Ciencia y Acciones Afirmativas en Materia de Humanidades, Ciencia, Tecnología e Innovación (HCTI), realizada en 2021, donde la doctora Rosa Isabel Medina Parra, investigadora del Colegio Frontera Norte, explicó que en el sector se mantienen y reproducen estereotipos y prejuicios que promueven la discriminación y desigualdad.
Es indiscutible que el papel femenino en la ciencia ha cobrado fuerza y que el trabajo y colaboración conjunta de instituciones, gobierno, asociaciones y la población en general, son clave para lograr avances en cualquier tema social. Empoderar a las mujeres es fundamental para una sociedad justa y no debería ser una tarea exclusiva de ellas; le corresponde a todos los actores de la sociedad. No sólo hay que empoderarlas, sino también darles la apertura, el espacio y la oportunidad de desarrollarse bajo ese empoderamiento.
Promover la efectiva y libre participación de las mujeres y niñas en todos los aspectos de la sociedad, defendiendo la libertad intelectual y la reflexión, no es sólo un tributo a quienes estuvieron antes que nosotras; es alentar el talento, la valentía y la capacidad que tenemos para resolver problemas actuales y así preparar el terreno para las futuras generaciones.
La problemática alrededor del tema probablemente va a perdurar algún tiempo por cuestiones multifactoriales. Por mencionar alguna, la percepción distorsionada del feminismo en el país, que dolorosamente perdura en nuestra sociedad, forma una parte importante de los obstáculos a vencer.
Para encontrar soluciones es indispensable basarse en la situación actual y detectar a dónde se puede llegar con los avances logrados, pero sin dejar de lado los retos futuros. Por muy evidente que suene, las decisiones y análisis se deben tomar con base en datos reales y trabajo en conjunto.
Alrededor de todos estos datos y de experiencias personales, se decidió iniciar un proyecto donde las laguneras pudieran aportar a la causa socioambiental: Mujeres en la Ciencia de La Laguna A.C., cuya meta es brindar un espacio participativo para la mujer, empoderar a las niñas para que desarrollen una carrera profesional científica y realizar tareas de difusión de la ciencia. Sus integrantes se desenvuelven en el ámbito académico-científico de la Comarca Lagunera y sus actividades son variadas y abiertas al público en general para así llegar a más niñas y mujeres, principalmente.
El panorama actual presenta la oportunidad de aprovechar un potencial que aún no ha sido completamente explotado. La proyección es que esto dará como resultado el añorado progreso y prosperidad, de forma que se alcance una mejor calidad de vida que vaya acompañada de un crecimiento económico y social. Los beneficios que traiga la Agenda 2030 están interrelacionados, por lo que las metas de género no son solamente provechosas para la mujer, si no para todo el sistema social en que vivimos.