Nancy Cárdenas, la guerrillera que se disfrazó de artista
Murió un miércoles. Fue el 23 de marzo de 1994 cuando la dramaturga coahuilense Nancy Cárdenas no logró pasar la audición que el cáncer le había exigido en los últimos años. Partió en Ciudad de México, donde la velaron en la Agencia Gayosso de Sullivan y la cremaron en el Panteón Civil de Dolores. Convertida en cenizas, volvió a su natal Parras de la Fuente. Allí recibió un homenaje en el Teatro Juárez y luego parte de sus restos fueron esparcidos desde lo alto del Santo Madero hacia los cuatro puntos cardinales.
Aquel 23 de marzo también ocurrió el asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta, entonces candidato a la presidencia del país por el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Un tipo armado le disparó en la colonia Lomas Taurinas de Tijuana mientras terminaba un mitin. En las calles y en los medios de comunicación no se hablaba de otra cosa. Carlos Monsiváis escribe que incluso en el velorio de Nancy Cárdenas los asistentes se dividían “entre el dolor cercano y la perplejidad nacional”.
Para construir el escenario de la historia de Nancy Cárdenas hay que situarse entre los canales y viejas casonas de Parras de la Fuente, lugar donde nació el 29 de mayo de 1934, siendo la menor de ocho hermanos procreados por don Matías Cárdenas y doña Esperanza Martínez.
Los años cincuenta serían tiempos complicados en materia económica para esa localidad coahuilense. La fábrica La Estrella, dedicada a la industria textil, se modernizó y las máquinas suplieron la mano de obra humana. Se registró entonces un éxodo parrense, sobre todo hacia urbes como Monterrey, Torreón y la Ciudad de México.
En esa época, Nancy Cárdenas se trasladó a Celaya, donde vivía un hermano suyo. En tierra guanajuatense cursó el bachillerato a los 17 años, y dos años después partió a la capital del país para ingresar a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). A través del estudio y con el material emocional que habitaba en ella, logró convertirse en poeta, escritora, locutora, dramaturga, actriz, directora de teatro y cine, además de una férrea defensora de los derechos LGBTQ+.
Sí, Nancy Cárdenas era lesbiana y su activismo abarcó distintas áreas del arte y la academia. Tituló Aproximaciones al teatro de vanguardia (1965) a su tesis de maestría en Letras (Arte Dramático), donde fue asesorada por María del Carmen Millán. Se doctoró en Letras por la Universidad de Yale, en Connecticut, y también cursó estudios de Lengua y Literatura en Polonia, además de otros estudios en Inglaterra y Francia.
En la Facultad de Filosofía y Letras conoció a intelectuales como José Luis Ibáñez y Carlos Monsiváis (uno de sus mejores amigos). Como alumna también le aprendió a los grandes; entre sus maestros destacan Fernando Wagner, Rodolfo Usigli, Allan Lewis, Enrique Ruelas y Luisa Josefina Hernández.
En “Envío a Nancy Cárdenas: activista ejemplar”, carta incluida en el libro Que se abra esa puerta (Fondo de Cultura Económica, 2010), Carlos Monsiváis escribe sobre su primer encuentro con la coahuilense:
“Te vi por vez primera en 1955, en los pasillos de la Facultad de Filosofía, y me atrajo vivamente tu body language, tu modo de discutir y de conminar al esfuerzo heroico de ir a clases. División del trabajo de hace cuarenta años: yo era tímido y tú, sin poder evitarlo, protagónica. Luego el licenciado Luis Prieto Reyes, de la Universidad, me presentó contigo y lo supe todo media hora después: habías nacido en 1934 en Parras, Coahuila, de familia numerosa, de orígenes campesinos y comerciantes, estudiabas arte dramático y querías dirigir, escribir, actuar”.
Nancy Cárdenas hizo su primera incursión en el teatro gracias a Poesía en Voz Alta, un movimiento que se presentó en distintos espacios escénicos de la Ciudad de México entre 1956 y 1963, en el cual también participaron intelectuales de la talla de Octavio Paz, Juan José Arreola, Elena Garro, Carlos Fuentes, José Emilio Pacheco, entre otros. La coahuilense ya jugaba en ligas mayores.
TEATRO Y CONTEXTO POLÍTICO
El año de 1968 se caracterizó por una serie de movimientos políticos que marcaron agenda en el orbe. La Primavera de Praga abarcó un periodo de liberación y protesta en la entonces Checoslovaquia. El Mayo Francés mostró a miles de universitarios tomar las calles, especialmente las parisinas, para expresar su descontento ante las organizaciones políticas de la época. Mientras que en México, en la antesala de los Juegos Olímpicos, también miles de estudiantes, profesores e intelectuales tomaron la capital del país ante el autoritarismo del gobierno, lo que desencadenaría en la trágica Matanza del 2 de octubre.
En entrevista para Siglo Nuevo, el escritor e investigador Ernesto Reséndiz Oikión, indica que el movimiento estudiantil surgido en el México de 1968 marcó considerablemente a Nancy Cárdenas —incluso estuvo presente en el mitin de la Plaza de las Tres Culturas—. Durante esa época, ella militó en la célula Federico Engels del Partido Comunista Mexicano (PCM), del cual más tarde fue expulsada debido a prácticas patriarcales dentro del mismo. Nancy era una mujer de izquierda y el activismo social, aderezado con los sucesos que ocurrían en el mundo, inevitablemente permeó en su quehacer artístico.
“En 1969, un año después, va a ocurrir una redada a la comunidad (LGBTQ+) de Nueva York, en un bar que se llamaba Stonewall. Allí, la policía detuvo a muchos parroquianos la madrugada del 28 de junio de 1969. La reacción que tuvieron los hombres gays y mujeres trans que frecuentaban Stonewall fue un movimiento político y social de reivindicación. Formaron el Gay Liberation Front (GLF), que sirvió de inspiración para la organización de los movimientos de liberación homosexual”.
Reséndiz Oikión narra que Nancy Cardénas se enteró de lo ocurrido en el bar neoyorquino de Stonewall y del surgimiento de movimientos similares en otras latitudes como Londres. Con emoción, se reconoció en esa lucha y abogó por la creación del Frente de Liberación Homosexual (FLH), la primera organización por los derechos LGBTQ+ en México.
Además, en 1970, Cárdenas incursionó por vez primera como directora de teatro en un mundo dominado por varones. Tuvo su primer gran éxito gracias a la obra El efecto de los rayos gama sobre las caléndulas, la cual puso en escena junto a Carlos Monsiváis y fue protagonizada por la actriz cubanomexicana Carmen Montejo.
“Carmen Montejo también era lesbiana y con ella hizo una muy buena mancuerna de trabajo. Además, allí se dio cuenta de que el teatro comercial podía ser también un espacio para dar una batalla cultural a favor de la diversidad sexual”.
Al contrario de algunos de sus colegas hombres, Nancy Cárdenas no contaba con el apoyo económico del gobierno ni de la universidad. Por tal motivo, participó en el movimiento del teatro independiente, el cual pretendía visibilizar la diversidad ignorada en el teatro auspiciado por el Estado mexicano.
Reséndiz Oikión cita el nombre de Héctor Azar, un importante dramaturgo y figura institucional de esa época, jefe del Departamento de Teatro de la UNAM y del Departamento de Teatro del entonces Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA). Nancy Cárdenas, y otros teatreros motivados por el hambre de experimentación escénica, denunciaron a Azar como un tipo bastante autoritario que practicaba el amiguismo.
“Nancy Cárdenas lo denunció en la prensa mexicana y eso le valió que le cerraran todas las puertas del teatro institucional auspiciado por el Estado. Además de ser una mujer muy libre, decidió dedicarse al teatro comercial. Si estaban cerradas las puertas por parte del Estado, ella las tenía que abrir con los empresarios teatrales”.
Sus avances en la producción del teatro mexicano iban a la par de los pasos dados por el movimiento de liberación homosexual. La creación del FLH en 1971 se suscitó como una respuesta al despido injustificado de Fernando Vigorito, un trabajador homosexual de una tienda Sears ubicada sobre la avenida Insurgentes de la Ciudad de México.
“Él era amigo de Nancy Cárdenas. A él lo corren de su trabajo por ser homosexual y se forma un grupo de personas para apoyar y denunciar el despido ilegal de Fernando Vigorito. Se funda el Frente de Liberación Homosexual de México, cuyas primeras reuniones ocurrían en casa de Nancy Cárdenas”.
En esas reuniones del FLH participaban personalidades como Tina Galindo (productora, quien fue novia de Nancy Cárdenas), David Ramón (crítico de cine), Luis Prieto (secretario particular del expresidente Lázaro Cárdenas) o Jacobo Hernández (profesor de idiomas, literatura y teatro). Los encuentros se mantenían ignotos, pues había un temor latente para ejercer el libre pensamiento, sobre todo después de la Matanza del 2 de octubre de 1968 y el Halconazo de 1971, perpetrado por órdenes de Luis Echeverría.
El objetivo de estas reuniones era generar conciencia sobre qué significaba ser homosexual o lesbiana, y definir los pasos para organizar una lucha política. Es verdad que dentro del grupo existían personas conservadoras que diferían de la idea de tomar las calles, como el historiador Luis Prieto. No obstante, Nancy Cárdenas siempre actuó de acuerdo con su manera de pensar.
En 1971, Carlos Monsiváis se encontraba en Londres y acudió a algunas de las reuniones que el GLF sostenía en esa ciudad; Carlos compartía las ideas que ahí circulaban a su amiga Nancy, para que ella las incluyera y trabajara en México durante las sesiones del FHL.
“Nancy consideró que era un momento oportuno para que ella, junto con otros activistas homosexuales, fueran a hablar sobre el respeto a la homosexualidad que debía de haber en el ámbito laboral”.
En 1973, Nancy acudió a una entrevista en televisión nacional con el periodista Jacobo Zabludovsky, conductor de 24 Horas, el único noticiero que se transmitía en el país. Allí, sin tapujos, hizo público su lesbianismo ante la audiencia y defendió la homosexualidad. Lamentablemente, la cinta del programa se encuentra perdida, pero la anécdota ha logrado traspasar las décadas.
“En realidad, no es que Nancy saliera del clóset en ese noticiero de 24 Horas, pero su presencia la hizo muy visible. Los compañeros homosexuales que la acompañaron aparecieron de espaldas y ella fue la única que de frente a la cámara habló en defensa de la homosexualidad. Eso la hizo muy visible a nivel nacional”.
Una vez iniciada la lucha política del FLH, Cárdenas comprendió que el teatro sería esa trinchera donde daría su batalla. Fue el 22 de mayo de 1974 cuando estrenó Los chicos de la banda, una obra de teatro gay escrita por el dramaturgo estadounidense Mart Crowley. El montaje se realizó en el Teatro de los Insurgentes, pero Delfín Sánchez Juárez, quien era delegado en la delegación Cuauhtémoc, intentó censurarla.
Afortunadamente, ante la amenaza de boicot, Nancy consiguió firmas de intelectuales y logró hablar con Rodolfo Echeverría Álvarez, hermano del presidente Luis Echeverría y dirigente del Banco Nacional Cinematográfico. Además, se realizó una manifestación que partió del Hotel México con rumbo al Zócalo, donde participaron actores como Ignacio López Tarso, Carmen Salinas, Carlos Monsiváis, Tina Galindo, entre otros. Fue así como se le permitió montar la obra.
La dramaturgia de Los chicos de la banda muestra a un grupo de hombres homosexuales, quienes se reúnen en el departamento de uno de ellos para festejar un cumpleaños. No obstante, la fiesta se complica cuando aparece el compañero de cuarto universitario del anfitrión, pues este es heterosexual e ignora las preferencias de los presentes.
El elenco en México estuvo integrado por Guillermo Aguilar, Juan Allende, Alejandro Aura, Juan Claudio Báez, Sergio Bustamante, Carlos Cámara, Sergio Corona, Ricardo Cortés, Sergio Jiménez, Arsenio Nuñez y Miguel Ángel Turrent, mientras que en la producción ejecutiva se encontraba Tina Galindo.
“La Agrupación de Críticos y Periodistas de Teatro otorgó el Premio Roberto Soto a Sergio Corona y se le dio el Premio a Mejor Actuación Masculina a Sergio Jiménez, por sus papeles en la obra. Y fue un gran caso, un éxito en la taquilla, pues tuvieron la mejor publicidad”.
Los chicos de la banda ejemplificó cómo se podrían aprovechar los intentos de censura para obtener publicidad gratis y así atraer a público nuevo hacia el teatro. Si bien la obra no era innovadora y repetía estereotipos sobre la homosexualidad, su importancia radicó en que por primera vez se abordaba una temática LGBTQ+ en escena.
Otro año importante fue 1975, cuando se realizó la Conferencia Mundial sobre la Mujer en la Ciudad de México. En este encuentro, Nancy Cárdenas leyó el que es considerado como el primer manifiesto de las lesbianas mexicanas: Declaración de las lesbianas en México.
“Nancy Cárdenas se dio cuenta de que ya se estaba hablando mucho de los hombres gay, pero que faltaba también visibilizar a las mujeres lesbianas.
Entonces, el 26 de junio de 1975, en el Centro Médico Nacional, dando esa plática sobre lesbianismo, al salir de su conferencia es abordada por un grupo de mujeres priistas alborotadoras que le fueron a gritar: ‘¡Fuera Nancy Cárdenas de México! ¡Fuera las lesbianas de México! ¡Queremos un México libre de perversión!’. Y aunque había estas amenazas e intimidaciones, el grupo de choque de Nancy Cárdenas no se achicaba, sino que seguía adelante en su activismo cultural y político”.
La historia registra que el 26 de julio de 1978, durante la marcha en Ciudad de México por el aniversario de la Revolución cubana, participó un grupo de alrededor de una treintena de homosexuales que se identificaron como miembros del FHL. Y el 2 de octubre del mismo año, en el marco del décimo aniversario del movimiento estudiantil de 1968, el Frente Homosexual de Acción Revolucionaria (FHAR), el Grupo Lambda de Liberación Homosexual y el Grupo Autónomo de Lesbianas Oikabeth, participaron en el contingente. Nancy Cárdenas marchó con ellos.
Un año más tarde, el 13 de agosto de 1979, Cárdenas estrenó en el Teatro Julio Prieto su versión controvertida de la novela rulfiana Pedro Páramo. El 28 de noviembre del mismo año, en el Teatro Universitario Arcos Caracol, estrenó Claudine en la escuela, adaptación en comedia musical de una novela de Colette; la primera de sus obras con temática lésbica.
En 1981, en el Teatro El Granero del Centro Cultural del Bosque, Cárdenas presentó El día que pisamos la luna. Posteriormente, en 1984, en el Teatro Fru Fru y en codirección con Irma Serrano, montó El pozo de la soledad, a partir de la novela lésbica de la escritora inglesa Marguerite Radclyffe Hall.
“Aquí hay esta necesidad de Nancy Cárdenas de estar visibilizando el lesbianismo en la escena teatral. La cuarta obra que montó fue Las amargas lágrimas de Petra von Kant, basada en la obra (que también fue película) del dramaturgo alemán Rainer Werner Fassbinder. Es la historia de una mujer lesbiana que entra en decadencia. Nancy Cárdenas actuó en esa obra de teatro”.
Además, el 30 de julio de 1988, en el Teatro Julio Prieto, montó SIDA… Así es la vida, una adaptación de la obra teatral de William Hoffman. Aquí se desarrolla el caso de un homosexual enfermo del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) y las alternativas que existen en su vida al ser un artista de la pequeña burguesía, pero el personaje se percata de ello hasta poco antes de su muerte.
El montaje de esta obra también fue político, pues en 1981, los primeros casos de SIDA fueron detectados en Los Ángeles y Nueva York. Comenzó entonces un ataque contra la comunidad LGBTQ+ en Estados Unidos, debido a que resultó la población más afectada por el virus.
GRAN MAESTRA
Para Mabel Garza Blackaller, directora, actriz y dramaturga coahuilense, es un error abordar el trabajo artístico de Nancy Cárdenas sólo desde su preferencia sexual. La resonancia teatral de la maestra iba más lejos, pues su necesidad de experimentación le instó a tomar caminos arriesgados y poco transitados, haciendo que sus obras lograran un nivel que alcanzó estándares internacionales.
La historia entre estas dos mujeres se remonta a los años setenta. Oriunda de San Buenaventura, Coahuila, Mabel Garza estudiaba entonces Letras Hispánicas en la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL). En una ocasión, Carlos Monsiváis visitó la escuela, donde el autor de Días de guardar (1970) mencionó con orgullo el trabajo de Nancy Cárdenas.
“Y empieza a hablar de ella con mucho entusiasmo, con admiración y amistad, porque ellos eran muy amigos. Entonces, a mí, como coahuilense, me llamó la atención y desde esa primera mención la tuve en el radar y siempre quise investigar sobre ella”.
Mabel Garza comparte sus anécdotas a través de una entrevista telefónica. La voz se le llena de recuerdos tras terminar una reunión de trabajo en Saltillo. Se refiere a su maestra como una figura capaz de dirigir su luz a cualquier latitud. Por eso, durante su juventud, aprovechó sus viajes a Ciudad de México y ahí pudo descubrir sobre la obra de Nancy Cárdenas, pero aún no lograba conocerla en persona.
Tras casarse, Mabel Garza se fue a vivir a Saltillo. Era 1981 y durante la mudanza iba escuchando la radio en su automóvil. El vehículo avanzaba sobre la carretera Monterrey-Saltillo cuando la voz de una mujer captó su atención: “Pase un verano delicioso con Maeterlinck y Chéjov. Soy Nancy Cárdenas y estoy en la Casa de la Cultura”.
La frase dejó helada a Mabel Garza, al tiempo que se adentraba en el paisaje semidesértico. Al llegar a la capital coahuilense, se olvidó de la mudanza y se dirigió a la Casa de la Cultura con la esperanza de conocer a Nancy Cárdenas.
“Iba sólo a conocerla, ¡pero me dan un texto! Yo no sabía que esa tarde estaban haciendo la audición para El jardín de los cerezos”.
Mabel Garza se refiere a una adaptación de la obra teatral de Chéjov. La comedia original está escrita en cuatro actos y está ambientada en el declive económico de Rusia, a finales del siglo XIX. Mabel leyó el texto y la maestra Cárdenas le indicó que se quedara con el papel de Carlota Yvanovna, la hija del zar Iván V.
“Me dio pena decir que yo no iba a eso. Desde ese día me integré a la Compañía Estatal de Teatro. El gobernador, Óscar Flores Tapia, trajo a Nancy Cárdenas desde Ciudad de México para que fundara la Compañía Estatal de Teatro […] Y yo me quedé ahí, sin ninguna experiencia más que mi carrera. Por eso digo que, aunque al principio sólo fue mi directora, se forjó una amistad posteriormente por mi profesión, que también es letras. No con todos los miembros de la compañía siguió la amistad, y conmigo sí”.
Nancy Cárdenas daba instrucción con el método del teórico ruso Konstantín Stanislavski, que a grandes rasgos consiste en que el actor o actriz construye un personaje creíble a través de su psicología. A la vez, hacía un teatro muy político. Sus ensayos se convertían en una cátedra de varios temas y mostraba la capacidad que la directora teatral tenía para conectar diversos puntos.
“Ella era una mujer que iba muy adelante de su generación. En todo, no sólo en su activismo o en su preferencia sexual, sino en muchas cosas: en la poesía, en el cine. Era una mujer que te podía apabullar por su inteligencia. No era soberbia, tenía un carácter muy hermoso. Yo considero que Nancy Cárdenas representa lo que es la inteligencia”.
Para Cárdenas no había tema insignificante, desde el elemento más nimio —como en el caso de un postre en El jardín de los cerezos— podía hacer todo un análisis cultural. Aventurera, se sumergía en el subtexto de los libretos, siguiendo técnicas de teóricos como Chéjov: lo que no se dice importa más que lo que se dice.
“Nancy muere el mismo día que Colosio, entonces su muerte pasa un poco inadvertida. Pero considero que con los años, las nuevas generaciones cada vez han ido interesándose más por la figura de Nancy Cárdenas. ¿Qué no se ha dicho de ella? Algo que falta es poner sus obras. Yo ahora estoy dirigiendo una obra de ella (El día que pisamos la luna), que vi en la Ciudad de México hace cuarenta años, pero la obra nunca se volvió a poner”.
Mabel Garza llevará esta obra de Cárdenas el próximo 22 de noviembre al Centro Cultural La Besana, en Saltillo. El elenco de El día que pisamos la luna, una historia situada en 1969, estará integrado por actores del Grupo de Teatro Luz del Norte.
Sobre el paso de Nancy Cárdenas por el norte, la hemeroteca de El Siglo de Torreón registra una constante actividad en La Laguna. Por ejemplo, en 1975 montó La isla en el Auditorio de la Escuela de Medicina y en el Auditorio Municipal de San Pedro de las Colonias. Ese mismo año dirigió la comedia La terrible Carolina, de Miguel Frank; dos años después, en 1977, Y la maestra bebe un poco, de Paul Zindel, con la participación de las actrices Ofelia Guilmain y Marilú Elizaga; y en 1981, SIDA… así es la vida, con la participación del actor José Alonso, las tres en el Teatro Alberto M. Alvarado de Gómez Palacio.
Además, entre los años ochenta y noventa, la creadora presentó conferencias y talleres en el Teatro Mayrán y en el Teatro Isauro Martínez. También se registra que en 1984, el taller de Prácticas Escénicas de la Casa de la Cultura de Torreón, bajo la dirección de Jorge Méndez, montó la obra Misterio bufo, del italiano Darío Fo, traducida por Nancy Cárdenas.
“Además de sus obras de teatro, encontrarán a una mujer con un compromiso político. Ella era una mujer política. Antes que nada, era política. Ella tiene la frase muy famosa de que, mientras otros pescan una ametralladora, ella dispara obras de teatro en lugar de balas. Ella decía que uno iba al teatro a que le encajaran una espada en el corazón, porque ella creía mucho en esa labor del teatro cuando te sacude y haces una toma de conciencia sobre los problemas”, cerró Mabel Garza.
QUERIDA NANCY
Mientras realizaba sus estudios en la Facultad de Artes Visuales de la UANL, la regiomontana Olivia Peregrino inició el proyecto de un documental. En 2015 estaba por graduarse y deseaba profundizar en la historia de Nancy Cárdenas, más allá de su activismo y sus logros profesionales.
“Me di cuenta de que no sabía nada de ella. Sí la conocía como artista, como activista, pero ni en Internet, ni en las redes, ni en ningún lado hay información disponible sobre su vida personal, dónde había vivido, sobre sus parejas, qué le gustaba hacer a ella como persona en su tiempo libre”, indicó Peregrino.
Debido a su formato, el documental era el medio más adecuado para materializar la investigación de Peregrino. El proceso fue largo. Había que recopilar datos, crear carpetas, analizar y filtrar los videos y fotografías a utilizar. El filme titulado Querida Nancy, con duración de 68 minutos, por fin pudo estrenarse en 2021; luego se proyectó en festivales, en la Cineteca Nacional e incluso fue transmitido por Canal 22.
“La manera más adecuada de contar todo esto fue de manera cronológica, desde su nacimiento hasta su muerte, porque ahí vamos viendo su evolución como mujer, como persona, como artista, cómo llega a la cumbre, al éxito. Insisto, descubrir al humano detrás del artista”.
Antes de morir, Nancy Cárdenas donó todo su archivo personal al Centro Nacional de Investigación Teatral Rodolfo Usigli (CITRU); la mayoría de los archivos utilizados en el documental provienen de ese sitio. La producción también intentó acceder a los materiales de Fundación Televisa, pero lamentablemente no fue posible cubrir los derechos.
En la película, el rostro de Nancy Cárdenas se dibuja a través de los ojos de quienes la conocieron en persona. Entre amigos y familiares se muestran testimonios de Mabel Garza Blackaller, Juan Jacobo Hernández, José Luis Ibáñez, Isabel Minjares, Alma Aldana, Horacio Cárdenas, Lilia Cárdenas y Miguel Cárdenas. También se incluye una entrevista que Nancy otorgó a TV UNAM, pero no se pudo encontrar la que dio a Zabludovsky en 1973.
“El documental lo pudimos hacer, en gran parte, gracias a todo el material hemerográfico y virtual que tiene el CITRU. Todo lo que sale en la película lo tiene el CITRU. Y lo que me preguntabas sobre la famosa entrevista con Jacobo Zabludovsky... no la pudimos encontrar. Sí la buscamos y la solicitamos, pero Televisa ya no la tiene. Lo que nos dijeron, y creo que es totalmente cierto, es que en el sismo del ‘85 Televisa perdió gran parte de su archivo y ahí se debieron perder también los archivos de Nancy”.
No hay que olvidar que otra de las trincheras de Cárdenas fue el arte cinematográfico. En 1979 se estrenó México de mis amores, película documental que la maestra dirigió y que contó con textos de Carlos Monsiváis. En sus fotogramas incluyó fragmentos del cine nacional y entrevistas con actores como Ernesto Alonso, Manolo Fábregas, Fernando Soler, Adalberto Martínez “Resortes”, María Félix, Marga López, Sara García y Silvia Pinal.
HOMENAJE A NANCY CÁRDENAS
Ernesto Reséndiz Oikión, Mabel Garza Blackaller y Olivia Peregrino forman parte del comité que organiza el Homenaje a Nancy Cárdenas 2024, una serie de eventos que se realizarán en el marco del 30 aniversario luctuoso y los 90 años del natalicio de la dramaturga parrense. Al esfuerzo se suman otros nombres como Elena Madrigal (académica), Angélica García Gómez (investigadora de artes escénicas adscrita al CITRU-INBA) y Carlos Sáenz Peña (coordinador de programas de cine en el Museo Arocena de Torreón).
Durante todo el año, el homenaje —nutrido por obras de teatro, proyecciones cinematográficas, presentaciones de libros y mesas redondas— tendrá sedes en Ciudad de México como el Aula Magna del Centro Nacional de las Artes, el Foro Somos Voces y la Escuela Nacional de Arte Teatral (ENAT). Además de otras ciudades como Saltillo, Guadalajara y San Luis Potosí.
También se realizarán actividades en el Museo Arocena de Torreón, donde el 29 de mayo (día del natalicio de Nancy Cárdenas) y el 2 de junio se proyectará la película México de mis amores, mientras que el 1 de junio se hará lo propio con Querida Nancy. El mismo 29 de mayo, pero en el Centro Nacional de las Artes (CENART) de Ciudad de México, se develará un boleto de la Lotería Nacional dedicado a ella.
Por su parte, entre otras actividades a resaltar, el 30 de octubre se presentará en el Centro Cultural La Besana, en Saltillo, el libro A propósito de lunas… Textos dramáticos de Nancy Cárdenas: Yo amo la revolución y El día que pisamos la luna, el cual fue editado por la poeta saltillense Claudia Berrueto.
El lema elegido para el homenaje fue “Una guerrillera disfrazada de artista”, frase que alude al pensamiento de Nancy Cárdenas, inmortalizado por la propia artista en una entrevista de 1981:
“De estudiante, partí de una inquietud social fuerte, como miembro del Partido Comunista, y podría haber derivado en tomar un arma, pero incursioné en el arte. Sí, lo admito, yo estoy consciente de que se haga un teatro de provocación, sigo siendo una guerrillera urbana disfrazada de artista”.