Parque de Investigación e Innovación Tecnológica de Nuevo León. Foto: Wikimedia
En términos industriales, Nuevo León es la entidad más desarrollada de la región norte del país, según datos del Banco de México. Cuenta con ocho clústeres en manufactura y servicios. Uno de ellos es el Csoftmty (Clúster de Tecnologías de la Información y Comunicaciones), quizás el de más reciente creación, habiendo iniciado actividades en 2015. En su primer año estaba integrado por alrededor de dos mil ingenieros; hoy lo conforman más de 14 mil, lo que representa un aumento promedio del 30 por ciento por año.
Este es un ejemplo de los esfuerzos que se han hecho en el estado para pasar de una economía manufacturera a una del conocimiento. Uno de los cuatro fundamentos de este tipo de economía, de acuerdo al Banco Mundial, es precisamente el acceso a infraestructura tecnológica de información y comunicación, crucial en un mundo donde el manejo de datos es una de las herramientas más poderosas para resolver los problemas de cualquier organización —desde una empresa hasta un país— y adaptarse al cambiante panorama global.
Los otros tres pilares son: programas institucionales que incentiven el emprendimiento y el uso del conocimiento; disponibilidad de mano de obra calificada y un buen sistema educativo; un panorama dinámico de innovación que incluya al sector académico, al privado y a la sociedad civil.
Antes de continuar, es importante señalar que la economía del conocimiento se define como aquella en que el sistema de producción y consumo se basa en el capital intelectual; es decir, en las investigaciones y descubrimientos científicos que impactan directamente en la creación y optimización de bienes y servicios. Esto no sólo permite a las diversas industrias generar mayores ganancias, sino que, idealmente, también abona a un mayor bienestar para la población.
Actualmente, las naciones más desarrolladas son aquellas que capitalizan su conocimiento —por ejemplo, personal especializado o propiedad intelectual—. Según el índice utilizado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), las potencias intelectuales en 2023 fueron Suiza, Suecia y Estados Unidos.
Los países menos desarrollados, en cambio, corren el riesgo de rezagarse aún más si insisten en mantenerse a flote en el mercado global a través de la industria manufacturera, porque esta tiende cada vez más a la automatización, es decir, a no necesitar de mano de obra humana aunque esta sea “barata”.
La manufactura sigue siendo una de las mayores bases de la economía mexicana, pero lentamente han surgido cambios para promover la innovación y posicionar al país en un lugar favorecedor en el mercado mundial. Nuevo León es una de las puntas de lanza en este aspecto, y uno de sus mayores proyectos es el Parque de Investigación e Innovación Tecnológica (PIIT), fundado en 2009.
NÚCLEO I+D+I
El PIIT es un espacio donde convergen 30 instituciones públicas y privadas, dedicadas al campo de la investigación, el desarrollo y la innovación, mejor conocido como I+D+I. Su propósito no solo es la generación de conocimiento, sino su aplicación para favorecer a la sociedad con proyectos sostenibles y mejores empleos.
Para ello, el PIIT funciona como un punto donde convergen el sector académico con el productivo. Es decir, aquí las empresas pueden encontrar a los profesionistas que necesitan para desarrollar nuevos sistemas, procesos, productos, tecnologías, etcétera. Aquí, esos profesionistas tienen acceso a todas las herramientas que necesitan para ello. Asimismo, pueden llevar a cabo investigaciones y diseñar nuevas tecnologías, las cuales, gracias a la vinculación disponible en el PIIT, podrán ofrecer al sector privado.
Como consecuencia, esta dinámica deriva en trabajos de alto valor, mucho mejor remunerados que las ofertas actuales y ocupados por personal especializado, competitivo a nivel internacional.
No hay nación manufacturera con un ingreso per cápita que supere los 20 mil dólares, destacó Salvador Alva, expresidente del Tecnológico de Monterrey, en el Foro Forbes Economía y Negocios Monterrey 2023, donde comparó a México con Corea del Sur para ilustrar el potencial de nuestro país si apostara por la investigación y el desarrollo tecnológico: en el año 2000, el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita de Nuevo León y Surcorea era de 14 mil dólares; hoy, el del estado norteño es de 17 mil dólares, mientras que el del territorio oriental es de 34 mil dólares, es decir, el doble. Lo que hace la diferencia es que Corea se enfocó mucho antes en la innovación.
El PIIT forma parte de la Association of University Research Parks (AURP) y la International Association of Science Parks (IASP), organizaciones que incorporan a los parques científico-tecnológicos más reconocidos en el mundo, permitiendo así un intercambio global de conocimientos y experiencias, así como el nacimiento de negocios enfocados en la innovación.
Actualmente, este espacio ocupa una superficie de 110 hectáreas y cuenta con infraestructura de vanguardia, adecuada para convertirse en una tecnópolis. En 2025, la meta es que haya 50 centros de innovación y desarrollo operando.
Los sectores que abarca el PIIT se alinean con varios de los objetivos de desarrollo sostenible que marca la Agenda 2030 de la ONU. Los principales son: materiales avanzados, energías limpias, salud, vivienda sustentable, tecnologías de la información, mecatrónica y manufactura avanzada, biotecnología y nanotecnología. En esta última área, en particular, Nuevo León es líder nacional.
NANOTECNOLOGÍA
De acuerdo a un reporte de Fortune Business Insights, el mercado global de la nanotecnología superó los 79 mil millones de dólares en 2023, y se proyecta que para el año 2032 alcance un valor de al menos 332 mil millones, lo que indica la creciente importancia de esta rama industrial que se basa en la manipulación de la materia a escala atómica y molecular. Su aplicación en la creación de nuevos materiales tiene un sinfín de posibilidades.
Nuevo León posee el único clúster de nanotecnología de todo Latinoamérica, fundado en 2008 y conformado por 28 empresas, 10 de las cuales son grandes compañías. Asimismo, participan instituciones de educación superior, centros de investigación y organismos gubernamentales.
De este clúster emanó la compañía Nanomateriales que, según indica un documento de la Academia de Ingeniería de México, abarca numerosos sectores, como el del papel, plásticos, pinturas y recubrimientos, catálisis, alimentos e industria química, calzado y textiles, entre otros.
Pero las aplicaciones de la nanotecnología van mucho más allá; incluso, puede salvar vidas y ecosistemas enteros. En medicina, por ejemplo, se han desarrollado productos que atacan las células cancerígenas sin dañar a las sanas que las rodean, lo cual brinda una esperanza más a los pacientes de cáncer. En cuanto a medidas ambientales, se han logrado fabricar métodos de filtración capaces de retirar metales pesados del agua.
De este modo, tanto la nanotecnología como cualquier otra área I+D+I, son un camino hacia una economía más sólida, pero no sólo eso, sino también una poderosa herramienta para el bienestar social.