CONDUCTA ANIMAL
Muchas veces hemos visto como nuestro perro se comporta de una manera diferente a la normal, ha desafiado nuestra autoridad y desobedecido las órdenes que le hemos dado, su actitud ya no es la misma que antes pero no parece tener ningún problema físico visible, se aísla, ladra sin razón o se muestra inquieto constantemente, quizá sea hora de llevarle a un especialista en conducta porque puede que su actitud nos indique que padece ansiedad, nerviosismo o depresión, males que sólo puede descifrar un experto.
Aunque hoy en día podemos oír hablar de "Psicólogos Caninos", lo cierto que esta profesión no existe como tal, ni la facultad de veterinaria ni la de psicología, contemplan esta especialidad, en ambas podemos encontrar la disciplina de la "Etologia", que es una rama de la biología que estudia el comportamiento animal, por lo tanto aquellos que se denominen "Psicólogos Caninos" realmente dejan mucho en que pensar.
Uno de los errores más frecuentes es pensar que nuestro perro sólo puede tener dolencias físicas, sin embargo, no nos damos cuenta que también puede sufrir trastornos psíquicos. La conducta y el comportamiento son dos nociones que tienen que ver con el aspecto mental de nuestro amigo, y estas cuestiones requieren un tratamiento específico por parte de aquellos profesionales preparados para tal efecto, es el caso de etólogos y adiestradores. Un veterinario está capacitado para atender este tipo de problemas pero hoy en día ya existen personas que se han especializado en el ámbito del comportamiento canino.
Un perro puede ser víctima de un estado depresivo, padecer ansiedad o figurar y sentir un embarazo psicológico, todos estos puntos son competencia directa, cuando hablamos de seres humanos, del psicólogo, de ahí que, cuando nos remitimos al mundo canino, haya surgido esta nueva denominación. El perro como el gato, es un animal doméstico que se ha acostumbrado al hombre y a compartir su vida con él, tiene temperamento y carácter y demuestra su inteligencia en multitud de ocasiones, aunque hayamos adiestrado a nuestro perro de la mejor manera para convivir en sociedad, en determinadas circunstancias reaccionará de forma inusual, son estos casos, que solemos ignorar, los que debemos atender y corregir si vemos que se repiten con asiduidad. Por ejemplo cuando se comporta violentamente ante la presencia de una amistad a la que siempre había tratado con normalidad, se aísla cuando ve a alguien en particular o se muestra muy nervioso e inquieto por un objeto de la casa en cuya existencia no había reparado antes. Estas actitudes tendremos que comunicárselas a los especialistas, que son los que podrán explicarnos las causas de tales comportamientos e indicarnos las medidas a seguir para erradicarlas. No debemos obviar la conducta de nuestro perro, porque ella nos demuestra la salud de nuestra mascota, tanto física como psíquica. Por eso es normal que el veterinario, cuando acudimos a su consulta con un problema de esta naturaleza, nos oriente o en el último de los casos nos remita a un experto en conducta animal.
Del mismo modo que decimos que los perros pueden ser tratados por un psicólogo, hoy en día también ellos constituyen un estupendo instrumento en terapias humanas. Desde hace tiempo se vienen desarrollando en Estados Unidos la "Pet Therapy" (Terapia de mascotas) en hospitales y clínicas que acogen a perros conducidos por voluntarios, como compañía sanitaria de enfermos, son empleados con niños autistas o con problemas psicológicos graves, ancianos con Alzheimer o en pacientes con dolencias crónicas. Actualmente también se recurre a ellos como herramienta de terapia en prisiones, todos estos perros forman parte de los denominados "perros de utilidad", conjunto constituido también por aquellos canes que desempeñan los oficios de lazarillos para ciegos, ayudantes en labores de rescate en la nieve y en otro tipo de catástrofes, perros policías o militares encargados de la detección de drogas y estupefacientes y auxiliares de personas minusválidas o con problemas auditivos.