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Reportaje

Recuento de un sexenio: los claroscuros de López Obrador

En el presente texto se someten a evaluación los seis años del tabasqueño en la silla presidencial. ¿Cuáles fueron los aciertos? ¿Cuáles fueron los errores? La continuación de Morena en el poder insta a un recorrido por el país de los otros datos.

Andrés Manuel López Obrador en conferencia de prensa.

Andrés Manuel López Obrador en conferencia de prensa.

WALFRÉ VIRGIL CASTRO

Tras el primer debate presidencial de 2024 entre los candidatos Jorge Álvarez Máynez, Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) expresó, durante una conferencia matutina desde Mazatlán, Sinaloa, sentirse nostálgico al no formar parte de un debate tras 18 años de su búsqueda por llegar al Ejecutivo. 

En su primera contienda, en 2006, el entonces candidato acusaría un complot electoral tras perder, por una minúscula franja del 0.58 por ciento (243 mil 934 votos), contra el panista Felipe Calderón Hinojosa, favorecido por una “caída” en el sistema electoral, muy semejante, se dice, a la orquestada por Manuel Bartlett en 1994, y que le daría una victoria aparentemente amañada al priísta Carlos Salinas de Gortari, la cual pudo haber pertenecido al perredista Cuauhtémoc Cárdenas. 

En un segundo intento, en 2012, el oriundo de Macuspana, Tabasco —ya como líder del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena)—, sería derrotado por el priista Enrique Peña Nieto por un porcentaje del 6.6 por ciento (tres millones 309 mil 765 votos), contienda señalada por López Obrador como una confabulación perpetuada por la compra de votos. 

No fue sino hasta 2018, en un tercer intento — porque la tercera es la vencida—, que Andrés Manuel se alzaría con una arrasadora victoria de más de 30 millones de sufragios, que no alcanzarían, ni juntando los votos, sus tres contrincantes presidenciales: Ricardo Anaya Cortés, José Antonio Meade y Jaime Rodríguez Calderón (24 millones 861 mil 705 votos entre todos). 

Esta victoria llevaría a AMLO a realizar su toma de protesta desde el Congreso de la Unión, en el Palacio de San Lázaro, el primero de diciembre del mismo año, enunciando así que “por mandato del pueblo iniciamos hoy la Cuarta Transformación política de México”. A partir de ese momento, el “Obradorato” se comandaría desde el Palacio Nacional, nueva sede de una presidencia que durante muchos sexenios se dirigió desde Los Pinos, ahora convertido en un complejo cultural. Desde Palacio, el ahora presidente, sin soltar su figura de candidato, utilizaría el ejercicio de las conferencias matutinas, mejor conocidas como “mañaneras”, el cual ejecutaba desde que era jefe de gobierno del extinto Distrito Federal, para hacer, desde su tribuna, de “juez, jurado y verdugo”. 

Ceremonia de toma de bastón de mando durante la toma de posesión de López Obrador como presidente, en 2018. Imagen: Daniel Aguilar
Ceremonia de toma de bastón de mando durante la toma de posesión de López Obrador como presidente, en 2018. Imagen: Daniel Aguilar

UN NUEVO GOBIERNO 

Tras la victoria de Obrador, Morena se convertiría en el tercer partido político en ostentar la dirigencia del México moderno. Si bien se vislumbraba un panorama político diferente para la nación, hubo una gran sorpresa al ver que el nuevo gobierno contaría con nombres del pasado como Napoleón Gómez Urrutia, Manuel Bartlett o Javier Jiménez Espriú. 

Dicho esto, daría inicio la autoproclamada Cuarta Transformación (4T), llamada así por el anhelo presidencial de posicionar su mandato junto a los tres momentos claves de la historia de México: la Independencia (1810-1821), la Reforma (1858-1861) y la Revolución (1910-1917). No obstante, durante el primer año de este gobierno, AMLO tuvo que lidiar con cifras históricas de violencia, el “huachicoleo”, una economía estancada, la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) e incluso la crisis de los aranceles. Pero, si bien había mucho trabajo que hacer, en 2020, apenas cumplido poco más de un año en el poder, el obradorato tuvo que atender una enorme crisis sanitaria. 

LA PANDEMIA 

En 2020 pasó lo inimaginable. Todo México esperaba con ansias el tiempo de recreación, o simplemente de ocio, del puente vacacional en conmemoración del natalicio de Benito Juárez; sin embargo, el fin de semana largo se agrandó a pasos descomunales. Pasaron los días, las semanas, los meses y, después, los años. Si bien esta enredada trama inició en diciembre de 2019 con un brote atípico de neumonía en la ciudad de Wuhan, China, no fue sino hasta marzo del veinte veinte que la Secretaría de Salud declararía una Jornada Nacional de Sana Distancia por el brote del virus SARSCoV-2 (covid-19) que sembró el pánico a nivel global al convertirse en pandemia. 

Entre mascarillas N95, el “milagroso” dióxido de cloro, las negativas de mandatarios como AMLO, Jair Bolsonaro (Brasil) o Donald Trump (Estados Unidos) al uso de protecciones, y la desinformación de las redes sociales, el mundo era un caos. 

Por un tiempo dejamos de tener presidente. Al brindar cada día actualizaciones sobre la pandemia y las medidas a tomar en el país, nuestro guía era el doctor Hugo López-Gatell, en ese entonces subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, a tal grado que hay quienes lo auguraban futuro presidente de México. Pero, dejando las fantasías de lado, vivíamos a ciegas, parecía que la muerte nos acechaba. 

De 2020 a 2022, se aplicaron 209.6 millones de vacunas contra covid-19 en México. Imagen: ONU México
De 2020 a 2022, se aplicaron 209.6 millones de vacunas contra covid-19 en México. Imagen: ONU México

Posteriormente llegarían las vacunas, y nuestro imaginario se rodeó de inyecciones como la AstraZeneca, Moderna o Pfizer, entre otras. Finalmente, en mayo de 2023, poco más de tres años después de los primeros casos de covid-19 en territorio nacional, México puso fin a la emergencia sanitaria y la pandemia transmutó en endemia, es decir, en un futuro esta enfermedad será tan estacional como una gripe. 

En México, el coronavirus nunca alcanzó cifras mortales tan altas como las de males cardiovasculares o diabetes, pero aún así el país reportó más de 334 mil decesos por covid-19, según el portal Statista, quedando en el quinto lugar de las naciones más afectadas por la pandemia, por debajo de Estados Unidos (1 millón 170 mil 784 de muertes), Brasil (704 mil 794), India (531 mil 918) y Rusia (399 mil 854). 

Según un reciente reporte de la Comisión Independiente de la Investigación sobre la Pandemia, cerca de 300 mil muertes de mexicanos pudieron haber sido evitadas de no haberse minimizado el riesgo. El estudio fue reprochado por AMLO: 

“Pues ese estudio, entre comillas, se hizo a modo para perjudicarnos, para demostrar ineficiencia en el gobierno en un caso tan triste, tan lamentable, como fue la pérdida de vida de miles de mexicanos”, dijo en una conferencia de prensa, el 6 de mayo de 2024. 

El covid-19 evidenció tres cuestiones: primero, que nuestro sistema de salud quedó al desnudo, demostrando el carente respaldo que llevaba tiempo arrastrando este sector tan vital; segundo, la desinformación, que generó grupos antivacunas e, incluso, hay quienes siguen asegurando que todo fue falso y formó parte de un plan del “gobierno mundial”, y tercero, que “el tiempo perdido, hasta los santos lo lloran” porque la durabilidad de la pandemia nos quitó años de vida. 

SEGURIDAD 

Para el corte de marzo del año en curso, el país sumaba un total de 180 mil 609 homicidios. Hay quienes prevén que el sexenio logre los 200 mil, esto significa un 15.72 por ciento más de homicidios en comparación con el sexenio de Peña Nieto (156 mil 66), 49.92 por ciento en comparación con el de Felipe Calderón (120 mil 463) y es casi tres veces superior al de Vicente Fox (60 mil 280). 

La violencia sigue siendo uno de los principales problemas de México, a pesar de que ciertos delitos disminuyeron en el último sexenio. Imagen: EFE/ David Guzmán
La violencia sigue siendo uno de los principales problemas de México, a pesar de que ciertos delitos disminuyeron en el último sexenio. Imagen: EFE/ David Guzmán

Sin embargo, habrá que empezar desde el principio, ya que esta tendencia al alza inició con la llamada “guerra contra el narcotráfico” comenzada por Calderón. Durante su mandato, la cifra de homicidios llegó a duplicarse respecto a la registrada en un sexenio anterior. Ya con esa violencia desatada, la cifra se intensificaría en más de 35 mil con Peña Nieto, y después habría otros tantos aumentos hasta llegar a las cantidades que tenemos hoy. 

Pero, si los homicidios han continuado, ¿a qué se refiere AMLO cuando dice que han disminuido los homicidios? ¿Dejan de ser muchos? La respuesta es no, pero sí indica que el número de asesinatos ha ido a la baja comparando 2019 (36 mil 661) con 2023 (30 mil 529); mientras que en el gobierno de Fox la tendencia se mantuvo a lo largo del sexenio, y con Calderón y Peña fue solamente en ascenso, debido principalmente a temas relacionados con el crimen organizado. 

Según el informe Presencia del Crimen Organizado en México, de AC Consultores, el crimen organizado abarca el 81 por ciento del territorio nacional, o sea, 1.59 millones de kilómetros cuadrados de los 1.96 que conforman el país. De un total de 175 organizaciones delincuenciales a nivel nacional, las más presentes son el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) con una presencia del 28 por ciento; el Cártel de Sinaloa, con 24; Cártel del Golfo, con 10, y el Cártel del Noreste, con ocho por ciento. 

El eslogan del líder del ejecutivo, respecto a su política de acción contra la delincuencia, ha sido “abrazos, no balazos”. Si bien pareciera que la frase significa no caer en actos reaccionarios ante los crímenes del país, responde más a una idea de que la violencia es producto de la profunda desigualdad y falta de oportunidades en México. 

Sin embargo, esta oración se puede volver burlesca si se llega a enunciar tras los cuestionamientos por parte de los periodistas al presidente, durante las “mañaneras”, acerca de la violencia en el país, o sobre el “Culiacanazo” del 17 de octubre de 2019, operativo que desató la violencia en la capital de Sinaloa para lograr la captura de Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín Guzmán Loera, alias ‘El Chapo’, mismo que posteriormente fue liberado por orden del ejecutivo. 

Ovidio Guzmán fue liberado por órdenes de López Obrador tras ser detenido en 2019, cuando era uno de los líderes del Cártel de Sinaloa. Imagen: Archivo
Ovidio Guzmán fue liberado por órdenes de López Obrador tras ser detenido en 2019, cuando era uno de los líderes del Cártel de Sinaloa. Imagen: Archivo

“...no hay más violencia, hay más homicidios que todo el sexenio…”, sentenció Andrés Manuel López Obrador en conferencia de prensa, también el 6 de mayo de 2024. 

Para AMLO, los homicidios son un caso aislado, “porque hay menos robos que en los sexenios anteriores, hay menos secuestros que en los sexenios anteriores, y (menos) delitos del orden federal”, señala. 

Durante un informe de seguridad, correspondiente al pasado mes de abril, la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Rosa Icela Rodríguez, informó que en materia de secuestro hubo 73.3 por ciento menos víctimas; en feminicidio la tendencia bajó 41.6 por ciento; el robo de vehículo automotor decreció 47.9 por ciento y el robo a combustible disminuyó 94.2 por ciento. Sin embargo, las cifras siguen siendo altas. 

Según datos oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), el actual sexenio suma cuatro mil 817 feminicidios al corte del 31 de enero del 2024, lo que equivale a 2.55 de estos crímenes por día. En materia de secuestro hay 3.3 incidentes al día, al corte de abril, según la asociación Alto al Secuestro. ¿Cómo responde el gobierno ante esto? Con un despliegue de fuerzas armadas. 

En mayo pasado, el secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, informó que México contaba con una fuerza total de 232 mil 336 integrantes del Ejército y Fuerza Aérea Mexicana de la Secretaría de Marina (SEMAR) y de la Guardia Nacional (GN). Esta última ha sido el emblema presidencial al sustituir la militarización del país, impuesta en los dos sexenios anteriores, por la creación de una fuerza civil. No obstante, el estudio Elementos para la evaluación de la Guardia Nacional, realizado por el Instituto Belisario Domínguez (IBD) y publicado a finales de 2023, señala a la GN como una institución militar, señalando que ocho de cada 10 de sus integrantes provienen de fuerzas armadas como la SEDENA o la SEMAR. 

Es posible asegurar dos cosas: si bien el actual gobierno ha encontrado cómo canalizar la problemática de seguridad, sigue siendo un tema que se le sale de las manos, así como también es cuestionable que el país siga estando bajo una militarización con fachada de institución civil.

La creación de la Guardia Nacional es una de las medidas más criticadas del gobierno de AMLO, pues se considera una militarización del país maquillada de seguridad civil. Imagen: Gobierno de México
La creación de la Guardia Nacional es una de las medidas más criticadas del gobierno de AMLO, pues se considera una militarización del país maquillada de seguridad civil. Imagen: Gobierno de México

POLÍTICA EXTERIOR

El listado en materia de política exterior es amplio, tanto que va desde roces con países y alianzas hasta temas de migración y de asilo político. 

Sería importante comenzar con las relaciones con nuestro país vecino, Estados Unidos. Cuando AMLO llegó al poder, el —en ese entonces— presidente republicano Donald Trump ya cursaba su segundo año de mandato. El abanderado estadounidense del Make America Great Again (Haz a los Estados Unidos grande otra vez) ya se había vuelto polémico desde su campaña enunciando discursos peyorativos en contra de la migración y, principalmente, contra México, siempre abogando por reforzar el muro fronterizo que nos divide. Un ejemplo de ello fue en 2019, cuando Trump anunció aranceles de un cinco por ciento para todas las importaciones desde nuestro país hasta que se resolviera la problemática de la inmigración. 

“Es una canallada que Trump y sus asesores se expresen de los mexicanos como Hitler y los nazis se referían a los judíos…”, fue lo que Andrés Manuel López Obrador respondió ante estas acciones. 

No obstante, tras su primera reunión de mandatarios en la Casa Blanca, en 2020, tanto Trump como Obrador demostraron una relación civilizada entre líderes de naciones que siempre han sido dependientes entre sí, hecho que llevó a una posterior reestructuración del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), ahora Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), donde se destacan temas laborales y de acceso a mercados. Esta relación comercial se ha mantenido estable, incluso con el actual presidente demócrata Joe Biden. 

No obstante, la migración seguía tomando relevancia, orillando a México a fortalecer su función como canalizador, o como espacio de retención, de los miles de centroamericanos que transitan por el país en su camino hacia la frontera norte. Si nosotros tenemos el muro fronterizo con Estados Unidos, México funge como el gran divisor entre el vecino del norte y el resto de América Latina. 

AMLO y Donald Trump durante su primera reunión en la Casa Blanca, en Washington. Imagen: AP/ Evan Vucci
AMLO y Donald Trump durante su primera reunión en la Casa Blanca, en Washington. Imagen: AP/ Evan Vucci

Tan sólo en 2023, mismo año en que sucedió un incendio en un centro de migrantes en Ciudad Juárez —dejando un saldo de 40 muertos—, el Instituto Nacional de Migración (INM) registró una cifra histórica de 782 mil 176 detenciones de migrantes irregulares en nuestro país, incluso con las leyes antiinmigrantes que se han intentado imponer en Estados Unidos, principalmente de tejido republicano, como la SB2340 (Iowa y Tennessee) y la SB4 (Texas), y que han generado debates sobre derechos humanos y discriminación. 

AMLO ha respondido a la problemática con programas sociales, tales como apoyos económicos para la reintegración de los migrantes a sus lugares de origen —un ejemplo es la propuesta de otorgar 110 dólares mensuales a venezolanos—, así como la inserción de los mismos en programas del Bienestar y oportunidades laborales. Si bien los trabajos en México han reducido este año los cruces migratorios, Estados Unidos reportó una cifra récord de 250 mil detenciones en diciembre pasado y de 137 mil 480 en marzo, del otro lado del río Bravo. Es un tema que sigue causando tensión y acalorando las discusiones entre la dicotómica política estadounidense —demócratas y republicanos—. 

Por otra parte, más allá del ideal obradorista de un México más autónomo, el presidente mantuvo al país bajo un perfil de lo que él llamó “buena vecindad”, al rechazar el anexo de la nación al bloque de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (BRICS), que tiene como propuesta principal desdolarizar el comercio global. 

“Nosotros vamos a seguir manteniendo, en nuestra relación económica, comercial, financiera, como moneda de referencia mundial al dólar, básicamente, por muchísimas razones, entre otras, por nuestra vecindad”, puntualizó AMLO un 13 de octubre de 2023. 

Si bien México mostró una relación estable con la región norte del continente, el sur pareciera otra historia. Pesan, por ejemplo, los recientes roces —por no usar una expresión tan catastrófica— con Ecuador. El pasado mes de abril, el presidente ecuatoriano Daniel Noboa ordenó un asalto a la embajada mexicana en dicho país, con el fin de extraer al exvicepresidente Jorge Glas Espinal, quien, acusado por delitos de corrupción, se encontraba refugiado ahí bajo solicitud de asilo político. La invasión no sólo atentó contra las convenciones de Viena y de Caracas en materia de derecho al asilo político, sino que terminó por fragmentar la relación entre México y Ecuador, además de que el caso escaló a la Corte Internacional de Justicia (CIJ). 

Intrusión forzada de agentes a la embajada de México en Ecuador para capturar al exvicepresidente Jorge Glas, quien se había refugiado ahí. Imagen: AFP
Intrusión forzada de agentes a la embajada de México en Ecuador para capturar al exvicepresidente Jorge Glas, quien se había refugiado ahí. Imagen: AFP

Este caso fue el único que alcanzó tal envergadura, pero no fue la primera vez que el actual gobierno había generado roces con un país latinoamericano por cuestiones de asilo. En 2019, un avión de las Fuerzas Armadas mexicanas voló de México a Bolivia, y viceversa, con el fin de traer a tierras nacionales al exmandatario boliviano Evo Morales, a quien se le había otorgado asilo político tras haber renunciado como presidente de su país, fruto de protestas y presiones militares. 

Posteriormente, en 2022, el acto se repitió con Pedro Castillo, ahora expresidente de Perú, quien había sido destituido de su puesto por el Congreso peruano, solicitando así el asilo a nuestro país, hecho que no pudo concretarse porque quedó preso, pero sí aseguró un salvoconducto para su esposa e hijos. 

Desde el inicio de su gobierno, AMLO aseguró que respetaría el principio de no intervención, algo que con el paso del tiempo se le fue olvidando, ya que, desde Palacio Nacional, ha llegado a desconocer la presidencia de Dina Boluarte en Perú, así como criticar a Javier Milei tras ser elegido en Argentina e, incluso, descalificar procesos electorales como en el caso de Ecuador. De igual manera, ha tenido choques con jefes de estado de Colombia, España, Austria y Panamá. 

PROGRAMAS SOCIALES 

Actualmente, 25 millones de familias mexicanas reciben algún tipo de beneficio social. Tan sólo en 2024, el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) planteó asignar tres billones 756 mil millones de pesos, que representan 41 por ciento del presupuesto total, para el desarrollo social en el país. 

Esos recursos parten de los impuestos pagados por todos los mexicanos, pero también se han captado ingresos de otras fuentes. Un ejemplo de ello fue cuando, en octubre de 2020, el Pleno del Senado aprobó un dictamen, impulsado por Obrador, que extinguiría 109 fideicomisos. Al cierre de marzo pasado, el gobierno federal había concretado la eliminación de 102 de ellos. 

Dichos fondos se encontraban destinados para la investigación científica, el deporte, la producción de cine, la búsqueda de alternativas para mitigar el cambio climático e, incluso, para la protección de activistas y periodistas. No obstante, la justificación para suprimirlos fue eliminar la opacidad y discrecionalidad en el uso de recursos públicos, que, según señalamientos oficiales, incluyen una serie de saqueos por 3.8 billones de pesos que se registró entre los años 2000 y 2018. Además de garantizar la continuidad de los programas de bienestar, el propósito de retirar los fideicomisos era destinar una bolsa superior a los 68 mil millones de pesos a temas de salud y economía. 

Varios de los más de 100 fideicomisos que se eliminaron durante el gobierno de AMLO, estaban dedicados a la investigación científica. Imagen: Unsplash/ This is Engineering
Varios de los más de 100 fideicomisos que se eliminaron durante el gobierno de AMLO, estaban dedicados a la investigación científica. Imagen: Unsplash/ This is Engineering

¿Estas acciones han beneficiado? Según cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), más de cinco millones de mexicanos, casi el cuatro por ciento de la población, salieron de la condición de pobreza entre los años 2018 y 2022. 

Para el presidente, los programas de apoyo al campo, de empleo y becas a jóvenes aseguran la autosuficiencia del país. Sin embargo, según el organismo México ¿cómo vamos?, entre 2018 y 2022 las transferencias de los programas sociales no ayudaron en la progresividad, sino que más bien fueron regresivas, al beneficiar a los sectores socioeconómicos de mayores ingresos. En el primer decil, estos ingresos aumentaron en 24 por ciento, pero de ahí el beneficio crece sostenidamente hacia los deciles superiores. Los resultados, entonces, indican que los más favorecidos no son quienes más lo necesitan. 

Otra reestructuración fue la que se hizo al ahora extinto Seguro Popular. Iniciado como un proyecto piloto, el presidente estableció el Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI) como un plan para sustituir al Seguro Popular, excusado en corregir ineficiencias y actos de corrupción. En 2020, el INSABI se instauró con el fin de ofrecer atención a las personas sin seguridad social. Durante el mismo año, se reportó un incremento en el gasto de este, así como del Fondo de Aportaciones para los Servicios de Salud (FASSA), de 210 mil 289.7 millones de pesos, mismo que superó los 171 mil 94.6 millones del Seguro Popular y FASSA en 2019. 

No obstante, tras la pandemia de covid-19 se observó una disminución en la cobertura de salud para personas sin seguro en todo el país. Así mismo, los estados que no cedieron completamente sus servicios al INSABI experimentaron menores reducciones en la cobertura, en comparación con aquellos que optaron por la centralización. Por ello, dos años después (2022), el INSABI fue absorbido y sustituido por el IMSS-Bienestar, que actualmente opera en 23 entidades con una red de 635 hospitales, 11 mil 913 centros de salud y 131 mil trabajadores para atender a 53.2 millones de mexicanos. 

Si bien no se puede quitar mérito a que los apoyos han sido sustanciales para muchos mexicanos, la verdadera meta debería ser ofrecer un piso parejo de oportunidades donde el progreso de la ciudadanía se mida en el hecho de que cada vez menos personas necesiten de estos programas. 

En más de tres años que tuvo de vida el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), organizaciones civiles aseguran que con esa estrategia millones de pacientes sin seguridad social se enfrentaron al desabasto de medicamentos. Imagen: El Universal
En más de tres años que tuvo de vida el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), organizaciones civiles aseguran que con esa estrategia millones de pacientes sin seguridad social se enfrentaron al desabasto de medicamentos. Imagen: El Universal

¿SEGUNDO PISO O CONTINUIDAD? 

No basta el espacio dedicado a este artículo para abarcar todos los pormenores de los seis años del actual gobierno. Sin embargo, vale la pena preguntarse qué pasó con el país de “los otros datos”. La figura “incorruptible” de López Obrador no puede eximirse de señalamientos relacionados con su mandato, como en el caso del video de Pío López Obrador, la cesión de contratos para la realización del Tren Maya, la corrupción en SEGALMEX, así como los polémicos juicios a Rosario Robles, Emilio Lozoya, Alfonso Ancira o Salvador Cienfuegos. 

El actual sexenio dejará muchos temas pendientes. No obstante, en las pasadas elecciones, 33 millones de mexicanos votaron por la continuidad de un gobierno morenista, en un hecho histórico que posicionará a una mujer como la próxima líder del ejecutivo. Sin embargo, nunca se podrá dejar de lado la figura sui géneris que representó AMLO, quedando en el imaginario colectivo como el presidente del bienestar, el populista, el de las otras cifras, el vendedor del avión presidencial, el de la fuerza moral contra la pandemia, el enjuiciador de los expresidentes, el del superpeso, el que convertiría a México en Venezuela, el del sistema de salud mejor que Dinamarca, el de más abrazos y menos balazos, y el de la última palabra ante cualquier discusión. Andrés Manuel López Obrador es el pilar de una hegemonía partidista que actualmente consolida 24 gubernaturas, 243 diputaciones en el Congreso, así como 60 senadurías y un segundo mandato presidencial.

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