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Señora Influencer, ¿víctima o victimaria?

Esta película aborda las consecuencias de la búsqueda extrema de validación a través de las redes sociales, mostrando el quiebre psicológico que puede causar en una persona que carga con problemas de salud mental desde la infancia.

Señora Influencer, ¿víctima o victimaria?

Señora Influencer, ¿víctima o victimaria?

JULIANA BRISEÑO

A simple vista, podríamos pensar que Señora Influencer (2023), el más reciente largometraje escrito y dirigido por Carlos Campos Santos, se trata sólo de una comedia más de tantas en el catálogo del cine mexicano; sin embargo, estamos frente a una sátira un tanto perturbadora sobre las consecuencias psicológicas de las redes sociales. 

La película sigue la historia de Fátima Ferry (Mónica Huarte), una mujer de cuarenta años con problemas de salud mental que, de la noche a la mañana, se hace famosa por el contenido que publica en sus redes sociales, el cual se vuelve viral, convirtiéndola en la influencer del momento y ocasionando opiniones encontradas de la sociedad. 

Unas personas muestran su aceptación hacia ella, pero otras la toman como objeto de burla y la convierten en un meme. Incluso hay un par de chicas que se hacen pasar por sus amigas, pero que se burlan de ella a sus espaldas. 

A la par que la carrera de Fati va en ascenso, vemos cómo van incrementando sus seguidores. Muchos la aman y le dan palabras de aliento y admiración, pero también surgen los llamados haters que detrás de un celular le hacen comentarios hirientes y amenazas violentas que una persona con la ingenuidad y mentalidad de ella, simplemente no sabe manejar. 

PLANTEAMIENTO 

Antes de hacerse popular, Fati conoce a Jackie Lombardo (Bárbara Lombardo), una coach que la apoya para que poco a poco tenga autoconfianza y pueda independizarse de su padre, quien es un reconocido director de cine que la sigue tratando como si fuera una niña, la sobreprotege, es impositivo y le da unos medicamentos que la ayudan pero también la perjudican. 

Fati le revela a su coach la inquietud que tiene de convertirse en influencer y esta la motiva a realizar ese sueño. Es así que mientras su fama comienza a crecer, la protagonista plagia contenido de Jackie, haciendo pasar por suyos los consejos y frases que contribuyen a aumentar su notoriedad. 

Esto puede despertar en el espectador una reflexión sobre el uso de las redes sociales, el secreto de sus aciertos si de popularidad se trata o bien, su aspecto positivo al permitir el acceso a información de forma inmediata, saber de lugares desconocidos, aprender cosas nuevas, etcétera; pero todo dependiendo del uso que les demos. Es algo en lo que todos somos partícipes. 

BUSCAR VALIDACIÓN 

Señora Influencer es un claro ejemplo de la búsqueda de aceptación en la actualidad, donde hacemos valer nuestra existencia a través de la retroalimentación de seguidores en redes sociales, de sus comentarios —la mayoría de desconocidos—. Lo curioso es cómo puede afectarnos sobremanera una opinión no favorecedora o halagadora, así sea de alguien completamente ajeno a nuestra vida. 

Esto último es precisamente lo que pasa con la protagonista, que bien puede ser un reflejo de cualquier persona, aunque sólo hasta cierto punto, ya que la película da un giro de 180 grados cuando Fati se quiebra emocionalmente. 

La brecha generacional —cuando una persona no empata con la ideología de otra debido principalmente a la diferencia de edades— juega un papel fundamental en el derrumbe psicológico de la mujer. 

Para empezar, ella y su padre no se entienden entre sí, y luego tampoco logra conectar con sus amigas influencers más jóvenes que ella. Para estas últimas, Sofi Fojo (Macarena García) y Cami (Diana Carreiro), las redes sociales son una parte esencial de sus vidas y todo lo que rodea a Fati les parece anticuado o absurdo. Es por eso que la orientan en cómo manejarse para que no se vea “ridícula” en su perfil y en la realidad. 

QUIEBRE PSICOLÓGICO 

Un tema central de esta película es la salud mental. ¿Cómo ver a Fati? ¿Fue víctima o victimaria? Indudablemente, su inestabilidad es el primer signo de que no anda bien y, si no se hace algo al respecto, las cosas empeorarán. Es precisamente esto lo que sucede; las circunstancias se entrelazan para llevarla a actuar inusual y vengativamente. 

También podemos reflexionar si perjudicó a sus cercanos seguidores, familia y amigos, o bien, les dio una lección sobre la manera correcta de tratar a quienes comparten su condición. Fati es una muestra del cambio casi repentino que puede ocasionar la interrelación con personas o el sometimiento a condiciones que no han sido la constante en la vida de uno. 

¿Ser empáticos con la protagonista y justificar un poco sus acciones? Al menos es una posibilidad que deja entrever la cinta, pero es que una cosa es darse a respetar con un exabrupto y otra planear una revancha contra los que le hicieron la vida de cuadritos, los que se burlaron de ella en línea y para beneplácito de los amantes del chisme y el escarnio. 

Es a través de la escena de un sueño de Fati que entendemos hasta cierto punto el porqué de su condición mental, en una mezcla de inocencia, ingenuidad y tontez; todo gira en torno al trato prodigado a ella de niña. 

Llega un momento en que se hace un fade a una de sus jóvenes amigas influencer comiendo palomitas de maíz, mientras pronuncia: “Pensé que esto era comedia, pero está muy creepy”, lo que nos prepara para ver lo que le deparará a Fati, sucesos que se presentan con un tono propio del terror psicológico. 

RECIBIMIENTO DEL PÚBLICO 

Señora Influencer obtuvo críticas muy variadas. La promoción que se le realizó no le hizo justicia y pasó como una comedia más al no centrarse en el trasfondo de la historia. 

Sin embargo, hubo elogios porque superó expectativas, su trama encantó por ser impredecible y, claro, el carisma de la actriz fue la cereza del pastel. Por cierto, la historia fue pensada y escrita para que le quedara como anillo al dedo a la actriz Mónica Huarte.

Señora Influencer fue comparada con Pearl (2022) —película de terror que también aborda los alcances del deseo desmesurado de fama— e incluso le han llamado “la Joker mexicana”, por ser un viaje que nos lleva en una montaña rusa de emociones. Sin duda marca la pauta para realizar cine comercial alejado de estereotipos y lugares comunes. Es una buena propuesta a la que no hay que juzgar por su portada —en este caso, el póster promocional tampoco le hace justicia—. 

Ahí queda para la posteridad una producción que ofrece la oportunidad de reflexionar sobre el uso y abuso de las redes sociales, que se han vuelto adictivas hasta la médula, por así decirlo, así como sobre el trato hacia los que no son tan duchos en estos menesteres.

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Escrito en: Juliana Briseño Señora Influencer cine mexicano cine contemporáneo mexicano comedia comedia terror

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