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Adquirir un seguro de gastos médicos mayores es un asunto que conviene considerar con total seriedad. ¿Por qué? Porque el ser humano es frágil y por dos razones relacionadas con esa fragilidad: primero, los accidentes ocurren, es decir, se pueden presentar en cualquier momento y en cualquier lugar; segundo, enfermar de gravedad siempre es una posibilidad.
Accidentes fuertes y males tan súbitos como serios no sólo causan inconvenientes físicos y anímicos severos, también pueden echar a pique las finanzas personales. De ahí la importancia de estar preparados. Dicho de otro modo, hay que tomar medidas que nos ayuden a mitigar el impacto de ese tipo de imprevistos.
Ahí entra en escena el seguro de gastos médicos mayores (SGMM), una compra que nos protege cuando estos percances y padecimientos atacan los bolsillos familiares. Su objetivo es sencillo de enunciar: pagar las cuentas de hospitales y profesionales de la salud que nos asistan.
CONCEPTOS CLAVE
¿Qué debemos tener presente a la hora de contratar un SGMM? En primer lugar, la suma asegurada, ya que hablamos de la cantidad máxima que la empresa de pólizas pagará en caso de accidente o enfermedad.
El segundo elemento a observar con atención es el deducible. Aquí se trata de la participación del asegurado a la hora de costear un evento como los ya mencionados. ¿Qué debes saber? La aseguradora no pagará por padecimientos cuya atención, o tratamiento, reclama un monto menor al estipulado en el deducible.
En tercer lugar, algo que maneja la mayoría de los productos de este tipo: el coaseguro. Mediante este concepto, el usuario se compromete a pagar una parte de los gastos derivados del siniestro sufrido. Lo más común es que se exprese como un porcentaje.
Enseguida vienen aspectos como el periodo de espera, es decir, el lapso de tiempo establecido en el contrato (a partir de que se adquiere el SGMM) durante el cual la aseguradora no cubre los gastos derivados de ciertos males y percances; o la preexistencia, la negativa a absorber los gastos porque la enfermedad o el padecimiento inició antes de la contratación del seguro.
También conviene echar un ojo a las exclusiones, que son males o tratamientos que no se cubren. En esa categoría suelen hallarse cirugías estéticas, estudios psiquiátricos, males congénitos o condiciones derivadas del consumo de drogas.
COMPRA INTELIGENTE
Para hacer una buena compra, hay que conducirnos como haríamos para realizar cualquier adquisición importante, como hacernos con la casa que vamos a habitar. Hay que informarse, tomar nota de algunos datos, comparar ofertas y, especialmente, analizar nuestras necesidades particulares.
Podemos echar mano, por ejemplo, de los informes que cada cierto tiempo elabora la Condusef (Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros), que es el órgano encargado de regular a las empresas que ofrecen estas pólizas.
¿Qué más hay que tener presente? Identificar el deducible que más nos convenga. Un deducible bajo, por lo general, implica un pago mensual alto, y a la inversa.
No debemos olvidar que los SGMM no son un acto de caridad. Los periodos de espera que manejan para dejarnos emplear el seguro tienen como fin proteger a esos negocios ante posibles fraudes. Por eso también dejan claro que su propósito es ayudar al cliente con enfermedades o accidentes futuros, no con condiciones preexistentes, es decir, con los males que están presentes antes de la firma del contrato.
BENEFICIOS
Entre los beneficios que ofrecen está el de cubrir los costos hospitalarios, honorarios de los doctores, pago de consultas médicas, exámenes, estudios y, en algunos casos, los medicamentos indispensables para tratar padecimientos.
Cubren los servicios médicos, es decir, gastos de ambulancia, administración de oxígeno, aplicación de sueros y derivados sanguíneos, así como la renta de equipos necesarios para recuperarse de cirugías o siniestros.
Nos dan acceso a redes de servicios clínicos, lo que incluye tanto hospitales como especialistas, con lo que eso conlleva, como el uso de quirófano y cirugía.
También está la posibilidad de recibir asistencia en caso de crisis en cualquier momento, mediante llamada telefónica o a través de una aplicación digital. Hay seguros que manejan cobertura en el extranjero.
Conviene reiterar que el principal beneficio es evitar que un imprevisto se coma los ahorros, y hasta el patrimonio, de la familia.
Cuando uno ve el panorama completo, los costos que puede tener la atención de un infarto y su posterior tratamiento, o el costo de lidiar con algún cáncer, contratar un SGMM adquiere el aspecto de una necesidad que debe satisfacerse antes de que sea demasiado tarde.
UN BUEN NEGOCIO
Evitar accidentes o enfermedades muchas veces no está en nuestras manos. Por eso, estar preparados es poco menos que un acto de responsabilidad elemental y hasta puede verse como un buen negocio.
Prevenir es más que una buena postura ante los imprevistos de la vida, es hacer cuanto podamos por enfrentar las crisis de la mejor manera posible.
Los seguros de gastos médicos son instrumentos diseñados para cubrir servicios relacionados con la atención de la salud, pero también podemos verlos como un plan preventivo para cuidarnos. Un SGMM da la tranquilidad de recibir atención especializada cuando se necesita sin ver afectada nuestra salud financiera.
Muchas empresas ofrecen estas pólizas, algunas incluso manejan cotizadores en línea, en sus páginas de internet.
¿Qué factores influyen en el costo? La edad del interesado, su estilo de vida, enfermedades previas, la genética familiar.
Si bien hay una frase que dice “el mejor seguro es el que no se usa”, conviene pensar en el seguro de gastos médicos mayores como una necesidad básica; es mejor tenerlo y no necesitarlo que necesitarlo y no tenerlo. Su utilidad es tal que incluso podemos verlo no como un gasto, sino como una inversión que está allí para contribuir a nuestra recuperación y que evita desprendernos de parte de nuestro patrimonio.