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Déficit de atención en adultos

Condición difícil de detectar en la mayoría de edad

Déficit de atención en adultos

Déficit de atención en adultos

PRISCILA CASTAÑEDA

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es conocido principalmente por afectar a niños y adolescentes, pero también se presenta en mayores de edad. A menudo subestimado y mal diagnosticado, el TDAH en adultos puede tener un impacto significativo en la calidad de vida, las relaciones y el rendimiento laboral. 

Se trata de una condición neuropsiquiátrica que afecta el funcionamiento de los circuitos cerebrales responsables de la atención, el control de impulsos y la regulación de emociones.

CARACTERÍSTICAS DEL TDAH EN ADULTOS

Se manifiesta de manera diferente que en niños. Mientras que los menores suelen mostrar hiperactividad física evidente, los síntomas principales en adultos incluyen:

  • Dificultad para concentrarse. Olvidos frecuentes, incapacidad para mantener la atención en tareas específicas y distracción fácil.

  • Desorganización. Problemas para planificar, priorizar actividades y cumplir con plazos.

  • Impulsividad. Decisiones precipitadas, interrupciones en conversaciones o dificultad para controlar emociones.

  • Inquietud. Una necesidad constante de estar en movimiento o dificultades para relajarse.

Según un estudio publicado en The American Journal of Psychiatry, aproximadamente el 2.8 por ciento de los adultos a nivel mundial cumplen con los criterios diagnósticos del TDAH, aunque muchos no reciben un diagnóstico formal.

ALTERACIONES A NIVEL CEREBRAL

Desde una perspectiva neurológica, este trastorno está asociado con alteraciones en varias áreas y redes del cerebro que controlan funciones ejecutivas y emocionales, tales como la corteza prefrontal encargada de la atención sostenida, la planificación, la toma de decisiones y el autocontrol. El sistema límbico —conformado por la amígdala y el hipocampo—, que es el que procesa las emociones, también se ve afectado. Esto explica los problemas de regulación emocional frecuentes en el TDAH.

Los ganglios basales y el cerebelo participan en la coordinación motora, la regulación del movimiento y la respuesta al refuerzo. Los déficits en estas estructuras pueden manifestarse como hiperactividad o impulsividad.

Además, hay evidencia de alteraciones en neurotransmisores, tales como la dopamina, esencial para la motivación, la atención y el aprendizaje por recompensa. Las personas con este padecimiento tienen una regulación ineficaz de dopamina, lo que dificulta la capacidad de enfocarse en tareas a largo plazo y promueve la búsqueda de recompensas inmediatas. También es el caso de la norepinefrina, que es crucial para la atención sostenida y la respuesta al estrés. Los niveles alterados de esta sustancia pueden contribuir a los problemas para concentrarse y organizarse.

Es importante considerar los factores genéticos y ambientales, pues el TDAH tiene una herencia alta, con variaciones en genes relacionados con los receptores y transportadores de dopamina., así como tomar en cuenta factores como el estrés prenatal, la exposición a toxinas y la prematuridad también influyen en la expresión de los síntomas.

Los criterios diagnósticos del TDAH, según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM–5), se centran en la presencia de síntomas persistentes que interfieren con el funcionamiento diario.

DIAGNÓSTICO

Cuando se trata de adultos, el diagnóstico puede ser desafiante debido a la superposición de síntomas con otros trastornos, como la ansiedad o la depresión. Según el DSM-5, el diagnóstico de TDAH requiere:

  1. Historial de síntomas desde la niñez; es decir, estos deben haberse manifestado antes de los 12 años.

  2. Persistencia de los síntomas, los cuales deben estar presentes en múltiples contextos (trabajo, hogar, vida social) y causar una disfunción significativa.

  3. Exclusión de otras causas, por lo que es necesario descartar otras condiciones médicas o psiquiátricas.

Herramientas como el Adult ADHD Self-Report Scale (ASRS) pueden ser útiles para la detección inicial.

IMPACTO Y TRATAMIENTO

El TDAH no tratado puede conducir a dificultades significativas en áreas clave de la vida. En el aspecto laboral suele causar baja productividad, conflictos interpersonales y la incapacidad para mantener empleos por tiempo prolongado. En las relaciones personales ocasiona problemas de comunicación y conflictos frecuentes que incluso pueden terminar en divorcios o riñas. Asimismo aumenta considerablemente el riesgo de depresión, ansiedad y abuso de sustancias. Un estudio de Biederman (2020) sugiere que, además, los adultos con este trastorno tienen un 50 por ciento más de probabilidades de experimentar dificultades financieras y legales.

Su tratamiento en adultos suele ser multimodal e incluye medicación, psicoterapia e intervenciones psicoeducativas.

Los estimulantes como el metilfenidato y las anfetaminas son efectivos para reducir los síntomas, aunque también se utilizan no estimulantes como la atomoxetina. En cuanto a la terapia, la de tipo cognitivo-conductual (TCC) es la que más favorece las habilidades de organización, manejo del tiempo y control emocional. Finalmente, la educación sobre el trastorno ayuda a los pacientes a comprender su condición y adoptar estrategias de afrontamiento.

El TDAH en adultos es una condición compleja y a menudo malinterpretada. El estado emocional de muchas personas está fuertemente influenciado por su autoconcepto y la retroalimentación que recibe de su entorno, en especial cuando alberga una visión idealizada acerca de la productividad y la estabilidad que, incluso en condiciones neurotípicas, rara vez se cristaliza.

En muchas ocasiones existen diagnósticos poco certeros, en los cuales este padecimiento no se considera como subyacente, pues puede estar enmascarado con alguna otra comorbilidad. Esto no exenta al afectado de estar sufriendo de otra condición. Es por ello que la psicoeducación es crucial para que las personas comprendan el trastorno y se comprendan a sí mismas, de modo que tengan un acercamiento a las herramientas y los profesionales que puedan apoyarlos para que sus condiciones mejoren y alcancen un nivel de bienestar satisfactorio.

A pesar de los desafíos, con un diagnóstico adecuado y un tratamiento integral los adultos con TDAH pueden alcanzar una vida plena y productiva. La investigación continua y la concienciación son esenciales para mejorar la comprensión y la gestión de esta condición.

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