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El camino a Teuchitlán

El hallazgo de este sitio macabro fue realizado no gracias a la acción de gobierno alguno, sino por los esfuerzos del Colectivo Guerreros Buscadores.

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SAÚL RODRÍGUEZ

Las primeras escenas mostradas ante el mundo hace todavía unas semanas eran conmovedoras. Hacinados entre varias habitaciones y partes de terreno descombrado se veían cientos de pares de zapatos, accesorios y prendas de hombres, mujeres y hasta niños, que nos remitían inmediatamente a una de las peores tragedias humanas del siglo XX.

Sin embargo, las imágenes no provenían de ningún museo ubicado en Treblinka, Auschwitz, Dachau o Bergen-Belsen, sino de México; seguidas de manera inmediata por pedacería de huesos y osamentas que estaban bajo el suelo del Rancho Izaguirre en Teuchitlán, Jalisco.

El hallazgo de este sitio macabro fue realizado no gracias a la acción de gobierno alguno, sino por los esfuerzos del Colectivo Guerreros Buscadores, uno de los tantos grupos de madres buscadoras de familiares desaparecidos, quienes descubrieron que era un campo de exterminio, registrando más de 400 pares de zapatos, una docena de prendas de ropa, pertenencias y restos humanos.

Según refiere la activista Indira Navarro, una de las buscadoras destacadas, el sitio era ocupado por miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación, quienes lo usaban para reclutar, torturar, ejecutar y cremar a sus víctimas; algo que hasta las autoridades corroboraron por los impactos de bala sobre las paredes. Sin embargo, tal parece que lo anterior se vincula de manera muy reciente y directa con los gobiernos municipales de Chilpancingo e Iguala, Guerrero.

El 15 de febrero de 2023, el gobierno de Chilpancingo, encabezado por la alcaldesa Norma Otilia Hernández Martínez, dio banderazo de salida a 50 jornaleros guerrerenses que fueron engañados con la promesa de que irían a trabajar en los campos naranjeros de Orlando, Florida, en Estados Unidos. Los campesinos creían haber iniciado su viaje a la academia de capacitación agrícola Big Force, como parte del programa “Raíces Mexicanas Floreciendo en Estados Unidos”, que los llevaría a trabajar en el vecino país del norte.

De hecho, la Coordinación de Atención y Participación Social de Migrantes del ayuntamiento capitalino se encargó de marcar la salida del primer grupo que se supone viajaría para una primera escala de capacitación al estado de Jalisco, donde pasarían siete meses de aprendizaje en materia de producción del campo. Una vez concluidos sus estudios, serían enviados a los Estados Unidos para trabajar según lo acordado.

El titular del área de migrantes era Julio César Sandoval Felipe, quien aseguró se les pagarían entre mil 650 y ocho mil pesos por semana durante su capacitación, a partir de un convenio entre la Universidad Autónoma de Guerrero con autoridades de Chilpancingo y la empresa Big Force.

La reunión con los jornaleros seleccionados fue en las instalaciones del comedor de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro), según confirmó una fuente a la periodista Azucena Uresti, quien aseguró que fue reclutado por el Ayuntamiento de Chilpancingo para una supuesta jornada de capacitación y trámites de visa hacia Estados Unidos, que terminó en su traslado al Rancho Izaguirre, señalado como campo de exterminio. “Fuimos alrededor de 70 personas. Nos habían dicho una cosa y estando allá las cosas cambiaron”, y agregó que las condiciones del rancho eran difíciles y completamente distintas a lo que les prometieron.

El sobreviviente corroboró que el reclutamiento se llevó a cabo en la Coordinación de Atención y Participación Social de Migrantes del ayuntamiento de Chilpancingo, durante la administración de Norma Otilia, y que incluso hubo coordinación con autoridades de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro) para la convocatoria: “Entregamos nuestros documentos, nos dieron cita para salir de Chilpancingo. El destino inicial que nos habían informado era Guanajuato, pero todo cambió al llegar al Rancho Izaguirre. Se vivieron situaciones que no eran de una jornada laboral o de capacitación”.

En cuanto a la exalcaldesa Norma Otilia Hernández, recordemos que esta se hizo famosa luego que se difundieran imágenes y grabaciones suyas en reunión con el líder del grupo criminal denominado “Los Ardillos” en un restaurante en las afueras de la capital. Esto confirma no el destino real y la suerte de las víctimas a las que se les engañó con la promesa de la autoridad de buscar un mejor futuro para los suyos en un lugar en donde sólo hallaron la muerte.

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