
Fachada del MoMA en la actualidad. Imagen Brett Beyer.
El Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA, por sus siglas en inglés) es uno de los museos más influyentes del mundo, no sólo por su impresionante colección de arte moderno y contemporáneo, sino también por la evolución de su diseño. A lo largo de su historia, ha sido un reflejo de las corrientes arquitectónicas y museográficas de su tiempo, desde su fundación en 1929 hasta su última renovación en 2019.
ORÍGENES
El MoMA fue fundado en 1929 por Abby Aldrich Rockefeller y otros mecenas con el objetivo de crear un lugar dinámico para la exhibición de arte contemporáneo. Durante sus primeros años, ocupó varias locaciones temporales hasta que, en 1939, se inauguró su primera sede permanente en la Calle 53 de Manhattan. Este edificio, diseñado por Philip L. Goodwin y Edward Durell Stone, reflejaba las influencias del movimiento moderno en la arquitectura, con una fachada racionalista y espacios interiores funcionales adaptados a la exposición de obras.
Desde su concepción, el museo se alineó con la corriente funcionalista proveniente de Europa, caracterizada por priorizar la utilidad sobre la estética, dando como resultado diseños altamente eficientes. Alfred H. Barr, su primer director, jugó un papel crucial en la integración del MoMA con la modernidad arquitectónica, promoviendo muestras como Modern Architecture: International Exhibition (Arquitectura moderna: Exhibición internacional) en 1932, que ayudaron a consolidar el estilo internacional en la escena estadounidense.
EXPANSIÓN Y TRANSFORMACIONES (1950-1980)
Durante la segunda mitad del siglo XX, el MoMA experimentó varios cambios para adaptarse a su creciente colección y público. En 1951, Philip Johnson diseñó la ampliación del jardín de esculturas Abby Aldrich Rockefeller, que se convirtió en un elemento icónico del museo. Johnson, uno de los principales exponentes del modernismo en Estados Unidos, también participó en la remodelación del MoMA en 1964, cuando se añadieron nuevas galerías y se actualizaaron sus salas.
Uno de los hitos más significativos se produjo en 1984, cuando se encargó una expansión del edificio a César Pelli. Su diseño buscó optimizar la circulación interna y mejorar la experiencia del visitante, incorporando nuevas tecnologías. Esta renovación marcó la transición del recinto hacia un modelo museográfico más interactivo y accesible, adaptándose a las demandas del público contemporáneo.
LA GRAN RENOVACIÓN DE YOSHIO TANIGUCHI
A finales de la década de 1990, el MoMA emprendió una ambiciosa renovación que lo transformaría radicalmente. Tras un concurso internacional en 1997, el arquitecto japonés Yoshio Taniguchi fue elegido para diseñar la nueva sede del museo. Su propuesta se destacó por su sobriedad y armonía con el entorno urbano, siguiendo principios minimalistas que resaltaban la estructura como un sitio de contemplación para el arte.
El proyecto de Taniguchi, inaugurado en 2004, duplicó el área expositiva del MoMA y reorganizó sus galerías para ofrecer un recorrido más fluido. Uno de los aspectos más innovadores fue la integración de grandes ventanales y espacios abiertos, que permitieron la entrada de luz natural y una conexión visual con el jardín de esculturas y la ciudad de Nueva York. Su enfoque zen buscaba que la arquitectura se subordinara al arte, logrando una estructura flexible y funcional.
Entre los elementos más destacados de la propuesta de Taniguchi se encuentran:
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Un atrio central monumental, que actúa como punto de referencia y permite la interacción visual entre los diferentes niveles.
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Galerías modulares, diseñadas para adaptarse a exhibiciones de distintas escalas y de varios medios artísticos.
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Uso innovador de materiales, como el vidrio, el acero y la piedra, que refuerzan la estética minimalista y elegante del edificio.
En 2019, la firma Diller Scofidio + Renfro, en colaboración con Gensler, lideró una nueva expansión, enfatizando una distribución más dinámica. Esta ampliación respondió a la necesidad de un espacio más adaptable para el creciente número de visitantes y colecciones del museo. La reorganización del flujo de gente permitió una circulación más intuitiva, mientras que el aumento del 30 por ciento en el área expositiva dio cabida a nuevas galerías y mejoró la distribución de los espacios existentes.
Con un enfoque en la flexibilidad, los nuevos diseños reforzaron la relación entre el arte y el público, al facilitar un recorrido más interactivo y accesible.
LA ARQUITECTURA COMO PROYECCIÓN CULTURAL Y POLÍTICA
El MoMA no sólo ha sido pionero en la arquitectura moderna, sino que también ha utilizado sus exhibiciones para influir en la percepción global de la arquitectura como un símbolo de progreso y democracia.
Durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría, el museo promovió la arquitectura moderna como una herramienta de progreso, especialmente a través de muestras como Brazil Builds (1943) y Latin American Architecture since 1945 (1955). Sin embargo, estas exposiciones, aunque destacaron el desarrollo de la región sur de América, a menudo omitieron el contexto político autoritario en el que muchas de esas obras fueron concebidas. Brazil Builds, por ejemplo, celebró las construcciones brasileñas sin confrontar el régimen dictatorial de Getúlio Vargas.
Con el tiempo, el MoMA comenzó a explorar la relación entre arquitectura y política, pero fue con Latin America in Construction: Architecture 1955-1980 (2015) que la institución adoptó un enfoque más crítico. Aquí incluyó un cronograma de golpes de estado y dictaduras militares.
A pesar de estos avances, sigue existiendo un debate abierto en los estudios museográficos sobre si la arquitectura puede o debe ser entendida de manera aislada de los contextos sociopolíticos que la influyen.
IMPACTO EN LA EXPERIENCIA DEL VISITANTE
El MoMA no sólo ha sido un reflejo de las tendencias arquitectónicas, sino que también ha influenciado la manera en que los museos modernos presentan sus colecciones. Desde sus primeras renovaciones, este recinto fue pionero en la integración de la arquitectura con la experiencia del visitante, priorizando la accesibilidad y la interacción con el arte.
Uno de los cambios más significativos fue la eliminación de un recorrido lineal tradicional en favor de un diseño más dinámico, que permite al público explorar libremente las colecciones. Además, la renovación de Taniguchi enfatizó la relación entre el arte y el entorno urbano, incorporando terrazas y ventanas panorámicas que conectan al museo con la ciudad de Nueva York.
El MoMA ha evolucionado constantemente a lo largo de su historia, reflejando la transformación del museo moderno desde un simple espacio expositivo hasta un centro cultural de referencia mundial. Su arquitectura ha sido clave en este proceso, adoptando y adaptando los principios del modernismo, el minimalismo y la funcionalidad para crear un lugar en el que la experiencia del visitante y la exhibición del arte se complementan de manera excepcional.
Desde el racionalismo de Goodwin y Stone hasta el sofisticado diseño de Taniguchi, y más recientemente la expansión realizada por Diller Scofidio + Renfro en colaboración con Gensler, el MoMA sigue siendo un ejemplo de cómo la arquitectura puede potenciar el arte, la museología y la identidad de una ciudad. Su capacidad de reinventarse constantemente reafirma su posición como un líder en el mundo de la cultura contemporánea.