Las personas con alta inteligencia emocional manejan los conflictos de esta forma
Los conflictos son una parte natural e inevitable de la vida, sin embargo, su mal manejo puede ocasionar que afecten la vida personal, familiar, laboral o de pareja. Tomar acción desde la inteligencia emocional puede ayudar a evitar que escalen y puedas afrontarlos desde la raíz. Aquí te decimos cómo lograrlo.
Rompe con los patrones
El conflicto es la confrontación de dos o más partes debido a desacuerdos, que, generalmente, es ocasionado cuando cada parte posee necesidades distintas que no embonan con las de los otros o cuando una parte intenta que la otra comprenda su perspectiva sin tomar en cuenta que es posible que los demás lo perciban de otra manera debido a su realidad.
Las acciones incompatibles y las sensaciones diferentes no llegan a un acuerdo ni punto de entendimiento y producen un estado emocional que da lugar a frustración, enojo e incluso hasta ira, detalla el artículo de Los conflictos y las formas alternativas de resolución.
Sin embargo, aunque así lo parezca, el problema no es el conflicto, sino la forma en la que se asume y las alternativas de solución. Éste forma y formará parte del ser humano y estará presente en todas sus relaciones, sin embargo, si se abordan desde un lugar de empatía, la escucha activa y el diálogo, podrás lograr resultados positivos y además contribuirá al enriquecimiento personal.
La manera incorrecta de resolver los conflictos
Tradicionalmente, los conflictos suelen resolverse a través de las siguientes maneras:
- Enfrentamiento. Se descarga la frustración a través de la confrontación y el enojo dicta las acciones. Esto sólo causa que el problema evoque a la violencia y migre a otras áreas causando daños colaterales y más problemas. Se suele buscar a un culpable y atacar a las otras partes.
- Evitación. Negar o evadir el conflicto para que 'se resuelva solo' u olvidarlo ocasiona que el problema quede en pausa. No obstante, es similar a una bola de nieve, este tipo de 'resolución' provoca que siga creciendo conforme aparecen más conflictos, lo que genera toxicidad.
En dichos intentos de solución, el problema radica en la falta de gestión emocional, fallas en la comunicación, falta de empatía y otros rasgos de personalidad conflictivos, principalmente, indica el artículo mencionado anteriormente. Aprender a manejar tus emociones es un buen punto de partida para canalizar el conflicto de la manera más adecuada, sin caer en comportamientos tóxicos que puedan dañar tu relación con cualquiera de las partes del conflicto.
¿Cómo resolver los conflictos desde la Inteligencia Emocional?
Afrontar el conflicto es la mejor forma de resolverlo, y el primer paso para realizarlo desde la Inteligencia Emocional es identificar su origen.
1. Autoconocimiento y autoregulación
Con calma, piensa qué es lo que lo genera y cuáles sensaciones te provoca. Antes de afrontar el conflicto con los demás, ubica lo que sucede internamente. El autoanálisis es un parteaguas al momento de dialogar y negociar una solución, ya que evita respuestas impulsivas y te permite abordar el conflicto con claridad.
2. Busca el espacio adecuado
Es sumamente importante que esperen el momento en que las partes se encuentren receptivas para lograr una negociación y diálogo fructífero. Sin embargo, no confundas esperar con evadir. No se trata de dejar pasar días, sino horas, detalla un artículo de D'arte Human And Business School.
Si es un conflicto en pareja designen un día para dialogar, por ejemplo, en un café. En conflictos laborales, los espacios de reunión son funcionales. En conflictos familiares, las reuniones en algún hogar pueden funcionar. Busca un espacio que incite a la conversación.
3. Acercamiento desde la empatía
Una vez que identificas el origen y lo que te causa malestar, es hora de acercarse a las demás partes de una forma neutral y receptiva, sin actuar desde la emoción intensa. Mantener la calma mejora en gran medida la comunicación. No partas desde un lugar listo para atacar, exprésate con respeto y a su vez escucha activamente sin interrumpir ni juzgar. Esto ayuda a reducir tensiones y genera confianza.
"Los efectos y repercusiones de un conflicto están relacionados con la forma como se desarrolle una negociación, así como con la actitud y los comportamientos que asumen las partes", detalla un artículo publicado en la revista Hekademos.
4. Prueba cambiar tu discurso
En el diálogo, parte desde frases que dejen en claro lo que ocasiona en ti el conflicto. Por ejemplo, en el caso de un conflicto de pareja, en lugar de utilizar "Tú siempre..." prueba externando "Lo que sucedió me hizo sentir de tal forma porque...". Siempre evita el tono agresivo o defensivo, sé claro con lo que necesitas.
De igual forma, durante el feedback, si existen dudas o buscas entender si interpretaste de forma correcta el mensaje de la otra u otras partes puedes repetir o parafrasear su punto de vista, de esta forma se evitarán malentendidos a través del respeto. Un ejemplo para lograrlo es: "Entendí que lo que te preocupa/ lo que te hizo sentir así fue...".
5. Búsqueda de soluciones
Recuerda que la resolución del conflicto implica acuerdos, donde es posible de cada parte deba ceder para que la necesidad de todos sea satisfecha. La resolución no termina en la negociación, sino que continúa con el compromiso y el cumplimiento de lo acordado.
En caso de ser necesario, sean flexibles para revisar la solución y ajustarla si no funciona. De esta forma se fortalecerán las relaciones, a través de un espacio de respeto, colaboración y empatía, sin acrecentar frustraciones.