Normal Superior de La Laguna: comprender el servicio docente
Con más de 50 años de formar docentes con verdadera vocación, la Escuela Normal Superior de La Laguna Cursos Regulares, se ha distinguido por inculcar en sus estudiantes valores que los lleven a entender el papel que representan para la sociedad.
Inicios
En entrevista, su director, Rodolfo Silva Rosales, mencionó que el origen de la institución se remonta a 1974, cuando existía la inquietud de los docentes por no existir en la región una institución que formara maestros, por lo que era necesario emigrar para formarse. De ahí que a principios de año iniciaran operaciones, tanto con cursos regulares como con intensivos, que se ofrecían en verano. Poco después, en esa misma década, la institución pasó por una división para dar clases solo de cursos regulares, como han quedado hasta hoy.
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Bajo el lema de “Enseñar la verdad y educar para la libertad”, la institución a cimentado sus valores. Silva Rosales explica esto en que la verdad hace que el hombre tenga aspiraciones, se supere y se quiera ser una persona con satisfacciones.
“Para lograr la calidad educativa, es necesario no adoctrinar en el aula. Desafortunadamente, hay pocas normales que tienen un proyecto de verdadera superación académica, de valores y buenos hábitos, y su proyecto es solo ideológico”, dice.
Ante esto, la institución no ha menguado en su compromiso con los estudiantes y los padres de familia, a fin de lograr una formación de calidad, con orden, organización y responsabilidad. Por esa razón, también, ven a la normal como un templo de la educación, en la que se deben guardar valores de respeto por la profesión.
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El verdadero maestro, aquel que forman en la Escuela Normal Superior de La Laguna Cursos Regulares, es definido por el director, es aquel que sabe en dónde se encuentran. Este profesional en la docencia lo es en todo momento, y no solamente cuando está frente al aula, por lo que sus valores y actitudes deben dejarlo patente.
En palabras de Silva Rosales, sus estudiantes comprenden que tienen un deber muy importante con los niños y jóvenes, al esculpirlos para hacer de ellos buenos ciudadanos y darles todo lo necesario para que continúen con su formación.
“No se es maestro solo en el ratito que se va a la escuela. Cuando el estudiante entra a la carrera de docencia, debe entender que su vida se ha trasladado a una actividad profesional. Para eso es necesario voluntad y amor para enseñar”.
Esto les ha permitido que sus estudiantes puedan colocarse en diversas instituciones para ejercer su profesión, y distinguirse por la calidad educativa que otorgan a los más pequeños.
