
¿Por qué en México a los Francisco se les dice Pancho? Una lingüista explica los hipocorísticos
¿Alguna vez te has preguntado de dónde salió que se les diga Pancho a los que se llaman Francisco, Chucho a los Jesús, o Chava a los Salvador? Estos apodos, que en realidad son hipocorísticos, son un complejo fenómeno lingüístico de México.

VER MÁS ¿Cuál es el apellido más común que existe en México?
El INEGI reveló cuáles son los apellidos más comunes en México y también los más 'extraños'¿Qué son los hipocorísticos?
Lo primero que debes saber es que un hipocorístico no es igual a un apodo o un diminutivo. Gabriela Galmos, lingüista e influencer explica a través de un video de Tik Tok que hay una diferencia entre referirse a una persona por el hipocorístico, el apodo o el diminutivo.
Un apodo es cuando le adjudican a alguien un sobrenombre por una cualidad, condición o anécdota suya, mientras que un diminutivo es cuando al nombre se le agrega el sufijo --ito o -ita.
Mientras que un hipocorístico es un nombre que ha sido alterado en varios aspectos para crear un nuevo nombre. Y aunque estas alteraciones pudieran parecer aleatorias y sin sentido, en realidad no lo son. La lingüista explica que estas alteraciones se sistematizan en cuatro mecanismos; prosódico, silábico, segmental y morfológico.

VER MÁS ¿Cuál es el nombre más común que existe en México?
Existen más de 400 mil nombres registrados en México, de acuerdo a datos del INEGI¿Pancho, Chucho o Chava, por qué se les dice así?
Gabriela explica que por ejemplo, Salvador, para convertirse en Chava atraviesa un proceso de truncamiento silábico (quitar silabas), elisión de coda compleja (omisión de ciertos sonidos, en este caso, el de la l) y palatalización (en el que el sonido Sa, pasa al sonido palatal Cha). Otros nombres que pasan por un proceso similar son Rocío, que se convierte a Chío, Rosario que pasa a Charo, o Mercedes que pasa a Meche.
Otro ejemplo hipocorístico es el nombre de Alfonso, el que también pasa por un proceso de truncamiento silábico, palatalización y oclusivización, dando como resultado Poncho. Francisco atraviesa por un proceso similar, pero como segundo paso se le añade una elisión de coda completa y una alteración de adición de género, que deriva en Pancho. Algo similar ocurre con Josefina que se vuelve Chepina.
Por otro lado, Eduardo para convertirse en Lalo, además del truncamiento silábico y de la elisión de coda compleja, añade una lateralización. Al igual que Isidro, que se vuelve Chilo y Lorenzo, que es Lencho.
El nombre de Jesús, por su parte, pasa por un truncamiento silábico, una elisión de coda compleja, la palatalización, e incluye una reduplicación y una adición de género para transformarse en Chucho. Igual que en el caso de Enrique a Kike, de Federico a Kiko, de Margarita a Tita o de Socorro o Coco.
Aunque los hipocorísticos sigan estas reglas, debido a su proceso complejo, la mayoría de los que hablan el español en México tienden a simplemente memorizarlos. El origen, según la lingüista, está en la imitación que los adultos hacen de la pronunciación de los niños pequeños.
¿Tu nombre tiene algún hipocorístico?