
(FOTO: EL SIGLO)
Los beisbolistas, al igual que otros deportistas, deben enfrentarse a diversas condiciones en el campo que pueden afectar su desempeño. Entre estas, una de las más comunes es el deslumbramiento provocado por el sol o las luces artificiales del estadio. Para contrarrestar este efecto, muchos jugadores optan por usar pintura negra debajo de los ojos.
Esta práctica, aparentemente simple, tiene un propósito fundamental: reducir el resplandor de la luz. Al absorber la luz en lugar de reflejarla, la pintura negra minimiza los brillos que pueden dificultar la visión de la pelota. Esto permite a los jugadores seguir el vuelo de la pelota con mayor claridad, tanto al batear como al hacer jugadas en el campo.
Aunque originalmente se pensaba que era un truco de algunos jugadores, con el paso de los años la pintura negra ha sido adoptada de manera generalizada en el béisbol profesional. Más allá de su funcionalidad práctica, ha llegado a convertirse en un símbolo de la cultura del béisbol, a veces asociado con la concentración y la preparación mental del jugador.
Además, su uso no se limita solo a los jugadores de campo. Muchos bateadores también aplican la pintura para protegerse de los reflejos de las luces del estadio al mirar la pelota en el aire. Es, en resumen, una herramienta simple pero poderosa que sigue demostrando su efectividad en los niveles más altos del deporte.